Ciento cinco años de presencia antártica

Ciento cinco años de presencia antártica

La Base General Belgrano II, la más extrema y aislada del Sistema Antártico Argentino.

Foto: DyN

Juan Carlos Zabalza

Senador Provincial

El pasado 22 de febrero se cumplieron 105 años de presencia argentina ininterrumpida en el continente antártico, siendo nuestro país el único en tener una permanencia tan extensa en los confines australes.

La celebración del Día de la Antártida Argentina no es un tema menor y, dada la coyuntura que nos plantean los tiempos actuales, evocar aquellos hechos correctos en la construcción de nuestro pasado debe servirnos de ayuda a la hora de mirar nuestro difícil presente desde una perspectiva positiva.

En esta idea hemos aprobado por unanimidad, en la Cámara de Senadores de la provincia de Santa Fe, un proyecto de declaración mediante el cual el cuerpo legislativo expresa su reconocimiento a quienes protagonizaron 105 años de presencia argentina ininterrumpida en el continente antártico.

En tal sentido, recordamos que el 22 de febrero de 1904 fue inaugurada la actual base Orcadas, ubicada en la isla Laurie, 1501 kilómetros al sureste de Ushuaia. En ese entonces, un joven de 18 años, Hugo Acuña, fue el encargado de izar por primera vez la bandera argentina en aquellas latitudes.

Desde ese momento, y durante los primeros cuarenta años, la Argentina fue el único país con ocupantes permanentes, miembros de nuestras Fuerzas Armadas y civiles, quienes explorando la región a pie, con pico y pala dieron los primeros pasos, creando bases, observatorios, laboratorios, y demás hitos que permitieron el asentamiento argentino en la región.

Soberanía y cooperación científica

El 22 de febrero de 1904 no sólo significó el primer izamiento de la enseña patria en los confines australes, sino también el establecimiento del Observatorio Meteorológico y Magnético y la primera Oficina de Correos de la Antártida. A partir de entonces, la Argentina dejó en claro la voluntad de reafirmar su soberanía, así como de comprometerse con sus legítimos derechos en el territorio antártico. Dicho compromiso también abarcó desde sus inicios una constante vocación por la ciencia, con un permanente despliegue de actividades de exploración, investigación y apertura de nuevas bases. Este compromiso por la ciencia se inscribe en el marco del Sistema del Tratado Antártico, que promueve el uso de la Antártida exclusivamente para fines pacíficos, la protección de su medio ambiente y la cooperación internacional.

En el marco de dicha cooperación, nuestro país ha prestado ayuda a numerosas expediciones extranjeras e internacionales, tales como la de Nordenskjöld, Gerlache y Charcot, quienes, como agradecimiento, dejaron toda una serie de nombres argentinos para designar la geografía antártica: Islas Argentinas, Roca, Quintana, entre otras. En las últimas décadas, son múltiples las misiones argentinas destinadas al auxilio de barcos varados en el hielo. Ya en estos tiempos, la estación científica Jubany aloja un laboratorio germano-argentino, único de cooperación científica entre dos países en el continente blanco.

Proeza argentina

En la década del ‘60 se dieron, además, dos hechos fundamentales. En primer lugar, la expedición encabezada por el general Jorge Leal, en 1965, quien junto a nueve hombres, entre los cuales se contaba un venadense, el suboficial Ricardo Ceppi, llegaban por tierra al Polo Sur por primera vez para un contingente argentino, verdadera proeza coronada en la mañana del 10 de diciembre de ese año.

En segundo lugar, a partir de octubre de 1969, con la fundación de la Base Aérea Vicecomodoro Marambio, hecho de trascendencia nacional, histórica y geopolítica, se terminó con el aislamiento del continente antártico, al cual ahora es posible llegar en cualquier época del año. Se hizo posible de este modo mantener la comunicación con otras bases antárticas, mediante el uso de aviones de transporte livianos; se pudo ofrecer un mejor y mayor apoyo a las actividades científicas, así como mantener un servicio de correo aéreo regular y abastecimiento de víveres frescos durante todo el año, además de mejorar la atención médica y disponer de un medio rápido de evacuación sanitaria.

El Día de la Antártida Argentina resulta entonces un justo homenaje a los pioneros de la exploración y población de una inhóspita región de nuestro país, y a quienes actualmente continúan su labor, defendiendo la soberanía y tendiendo puentes de cooperación con otras naciones.