Ganados y carnes
Ganados y carnes
Los precios suben por la caída en la oferta de hacienda
Para que el aumento de las cotizaciones se mantenga, la Secretaría de Comercio Interior no debería intervenir en el mercado. Los consumidores, además, tendrían que estar dispuestos a pagar la carne entre un 25 y un 30 por ciento más.

Para el autor, el aumento de precio se basa en una fuerte retracción de la oferta.
Foto:Archivo
Ignacio Iriarte
El notable aumento del precio de la hacienda, que supera a todos los registrados entre noviembre y marzo de los cuatro años anteriores, obedece mucho más a una fuerte retracción de la oferta que a un aumento de la demanda. Para que se convalide este fuerte aumento de precios del ganado deben pasar dos cosas: la primera, que la Secretaría de Comercio y la Oncca no intervengan; y la segunda, que los consumidores acepten pagar valores al mostrador 25 ó 30 por ciento más altos que hace unas semanas. Con respecto a un año atrás, hubo 20/25 por ciento de inflación, cayó el recupero bruto entre 60/65 por ciento (el cuero bajó 75 por ciento), los precios FOB han bajado 35/40 por ciento; subieron los costos salariales y energéticos en la industria, y los menores volúmenes de faena determinan costos operativos por kilo faenado muy superiores. La demanda del consumo interno, además, ya no es la misma que en los primeros meses de 2008, como lo prueba la caída experimentada en la venta de muchos otros alimentos en el primer bimestre del año. Así y todo, el mercado se mantendrá probablemente firme mientras se mantenga esta reducida oferta de hacienda.
Engorde a corral
Empieza este ciclo con buenos precios para el gordo, una razonable diferencia de compra-venta y con los subsidios en alza, como consecuencia del efecto de la devaluación sobre el valor interno de la soja y el maíz. Pero los feedlots se han llenado este año muy temprano, y algunos temen que la oferta de invernada que este año ya es menor a los anteriores se agote en forma adelantada. Preocupa mucho el valor que puede tomar el maíz, como consecuencia del fracaso general en la confección de reservas, como consecuencia de la devaluación, y por la mucho menor oferta de este grano que se espera para esta cosecha; además de la dura competencia de los criadores de pollos o cerdos.
Problemas de caja
Temen también que en un año electoral y con problemas serios de caja el Gobierno atrase aún más el pago de los subsidios. Frente a toda esta incertidumbre ven que la oferta de gordo de los corrales será más decisiva que nunca, porque piensan que la oferta de tipo pastoril no se recuperará. Hay entre 30 y 40 mil toneladas de carne menos al mes en la faena, por la reducción en la matanza y por la caída de la participación de las categorías que más kilos aportan. Todos los años la oferta pastoril declina a fines del verano; este año fue peor aún que en años anteriores. En cuanto al feedlot, en noviembre-diciembre dejó de reponer porque el precio del gordo había caído tanto que ni cobrando el subsidio (seis meses tarde) se le sacaba plata al corral. Además, se temía que se dejaran de pagar las compensaciones que, como consecuencia de la baja del maíz y de la soja, también se habían reducido.
Hotelería
El año también se presenta bien: ya está cubierta su capacidad, y los frigoríficos de exportación, ante la posibilidad casi segura de que será un año de oferta de novillos muy reducida, han vuelto masivamente a encerrar novillos, aún con la perspectiva de perder un buen dinero en los corrales. Más de una empresa exportadora está alquilando campos o haciendo contratos para hacer recría.
Si el invierno viene mal, con campos que no se recuperarán lo suficiente antes de las primeras heladas, y con reservas que no llegan al 30 por ciento de lo normal, la demanda por hotelería mantendrá llenos los corrales.
EN RELACIÓN
Los feedlots
Si el año pasado el feedlot terminó a corral unos 6 millones de cabezas, este año, a causa del drástico deterioro de la receptividad de los campos, a los corrales les cabrían uno o dos millones de cabezas más que en 2008. Pero la incertidumbre generada por el Gobierno lleva a que la construcción de nuevos feedlots, o la ampliación de los ya instalados, venga creciendo en los últimos años pese a los subsidios a una tasa inferior a la tasa de caída de la invernada pastoril.