Descubrimiento de técnicos del Senasa

Los animales pueden lograr la inmunidad a la rabia paresiante

Los veterinarios Horacio Delpietro y Gabriel Russo revelan que los animales que son mordidos por el vampiro común (Desmodus rotundus) pueden llegar a volverse inmunes a la enfermedad.

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Para alimentarse. El vampiro hiere al animal con sus afilados dientes y luego lame la sangre, que fluye libremente gracias a una sustancia anticoagulante que contiene su saliva.

Foto: archivo

Campolitoral/Senasa

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Tras ocho años de estudios, científicos del Servicio Nacional de Sanidad y Calidad Agroalimentaria (Senasa) determinaron que los animales que son frecuentemente mordidos por el vampiro común (Desmodus rotundus) pueden volverse inmunes a la rabia paresiante, lo que constituye un importante hallazgo, pues hasta la fecha no se había observado una relación de tipo inmunológico entre mamíferos.

La metodología utilizada en este estudio y los resultados obtenidos serán publicados en octubre próximo en el Journal of Mammalogy bajo el título: Acquired resistance to saliva anticoagulants by prey previously fed upon by vampire bats (Desmodus rotundus): evidence for immune response.

La enfermedad

La rabia paresiante, también denominada rabia paralítica, es una enfermedad infecciosa que afecta a todos los animales de sangre caliente y es transmitida por mordeduras de murciélagos. Es endémica en zonas tropicales y en la Argentina está presente en las provincias del Norte. Los signos clínicos aparecen después de un período promedio de incubación de tres semanas y comienzan con debilidad de los miembros posteriores, combamiento y balanceo de los cuartos traseros al caminar, sigue con incoordinación de movimientos y salivación. Luego el animal se echa, comienza la parálisis progresiva y la incapacidad para levantarse. La muerte llega después de cinco o seis días de manifestarse los síntomas clínicos.

Tratamiento

Hasta el momento, no hay tratamiento eficaz, solo el aislamiento de los animales sospechados y confirmación post mortem a partir de la necropsia que debe ser realizada por un profesional veterinario con la posterior remisión de muestras de tejido nervioso y la denuncia del caso a la entidad sanitaria correspondiente. La prevención se realiza vacunando a los animales en las zonas endémicas con vacunas a virus muerto neutralizadas.

En su investigación, Del Pietro y Russo demuestran que los bovinos, equinos, porcinos, ovinos y caprinos, frecuentemente mordidos por el vampiro común, incrementan su resistencia a los anticoagulantes de la saliva de esta especie de murciélago, razón por la cual sugieren la existencia de una respuesta inmune eficaz.

“Estas observaciones se efectuaron en la naturaleza y experimentalmente en el laboratorio, para lo que hubo que desarrollar y poner a punto nuevas metodologías, actividad que implicó más de ocho años de intenso trabajo”, explicó Delpietro.

“En el laboratorio Regional Posadas —amplía Russo— hemos logrado, por medio de inoculaciones de saliva de vampiros, incrementar experimentalmente la resistencia de ovinos a los anticoagulantes de la saliva del murciélago.”

El valor científico de esta investigación —retoma Delpietro— es que los resultados obtenidos permiten vislumbrar la posibilidad de lograr en el futuro una alternativa inmunológica para el control del vampiro, para lo cual este trabajo constituye el primer paso.”

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EL DATO

Un murciélago chupasangre

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De las más de 1000 especies de murciélagos que se conocen hasta el momento, únicamente tres de ellas se alimentan de sangre, por lo que se les conoce como murciélagos vampiro. Estas tres especies son originarias del continente americano. (Desmodus rotundus, Diaemuys youngi y Diphylla eucaudata). De éstas, únicamente Desmondus rotundus, conocido como vampiro común, se alimenta de sangre de mamíferos. Las otras dos se alimentan de la sangre de aves.

Para alimentarse, el vampiro común Desmondus no necesita matar a su presa: le basta hacer pequeñas incisiones con sus afilados dientes y lamer la sangre que escurre libremente sin coagularse, gracias a que su saliva contiene un anticoagulante.

Fuente: Dirección General de Divulgación de la Ciencia de la Universidad Autónoma de México.

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EN RELACIÓN

El perfil de dos investigadores

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Horacio Aníbal Delpietro es médico veterinario y actualmente se desempeña en el Programa de Lucha contra la Rabia del Senasa. Se graduó en 1961, en la Facultad de Agronomía y Veterinaria de la Universidad Nacional de Buenos Aires. Lleva publicados 46 artículos científicos.

Por su labor ha recibido premios otorgados por la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria de la Argentina, Fundación Vida Silvestre Argentina y por la Fundación SOS Vida.

Roberto Gabriel Russo es médico veterinario graduado en 1984 en la Facultad de Ciencias Veterinarias de la Universidad Nacional del Nordeste, provincia de Corrientes. Actualmente es Jefe del Programa de Lucha contra la Rabia del Senasa.

Recibió el premio “Vilfrid Baron”, por el trabajo “Plan de vigilancia epidemiológica para rabia paralítica”, otorgado por la Academia Nacional de Agronomía y Veterinaria de la República Argentina.