Al margen de la crónica

Sorpresas te da la vida

El resultado cantando en cualquier ámbito de la vida deja muy pocos comentarios. El triunfo del equipo fuerte sobre el débil en fútbol, básquetbol, rugby o cualquier deporte se da por descontado. La derrota del grande (Boca o River, en el caso del fútbol) genera siempre una serie de comentarios y tiene cimbronazos en las estructuras directivas de los perdedores. En tenis, la sorpresa es la derrota de Nadal o de Federer, y así en cada área...

En política, las sorpresas en números electorales son menores. La precisión de las encuestas -las realizadas sobre bases científicas serias - deja poco margen de dudas. Habrá que aclarar que una cosa es lo que dicen las encuestas y otra diferente lo que se difunde de ellas, la mayoría de las veces a pedido de quien encargó el muestreo.

Sorpresivo fue el voto del vicepresidente Julio Cobos sobre la famosa resolución 125. “Mi voto no es positivo”, dijo el mendocino y desató un tembladeral en el kirchnerismo de consecuencias todavía impredecibles.

Algo de esto pasó el último jueves en la Cámara de Diputados. Sectores justicialistas ya descontaban que el Presupuesto 2009 iba a terminar con la postura de los senadores partidarios y obligaría al gobernador Hermes Binner a aplicar un veto correctivo, tal cual lo prevé la Constitución provincial. Los diseñadores del plan dieron por descontado el apoyo de todos los sectores del justicialismo, a quienes ni siquiera notificaron de la decisión. La sorpresa fue mayúscula cuando el rosismo o el kirchnerismo explicaron que pasaban de la abstención al voto positivo para darle al Ejecutivo la herramienta necesaria para gobernar.

Los desairados pasaron de la indiferencia hacia un sector a acusarlos de desleales, acuerdistas y algunos, hasta de haber recibido prebendas a cambio. Fue entonces como, por el efecto sorpresa, el debate anodino que se repite cada año sobre el presupuesto cobró color y fue visible para la sociedad.