OPINIÓN


 

Cuando la organización se hace esencial

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Dr. Santiago Paviotti. Director médico del hospital de Niños Dr. Orlando Alassia

En el Día Mundial de la Salud el lema es “hospitales seguros frente a los desastres”. Es difícil interpretar su significado. Resulta entonces laborioso comprender cómo transformar algo seguro frente a la vulnerabilidad física, producto de la improvisación, de la falta de planificación, de la reticencia a la escucha de experimentados y conocedores, entre otros factores confluyentes.

Una vez que un azote se abate sobre un hospital, la organización es lo único que permite sortear ordenadamente y en forma certera los efectos devastadores del fenómeno. Mucho se escribe luego, y son demasiadas las “conclusiones” a las que se arriba, acompañadas de las “recomendaciones” a tener en cuenta y de los “principios básicos” frente a los “desastres naturales”.

La conjunción de voluntades, la ayuda solidaria, el apoyo externo y otros tantos asuntos que se mueven en torno de estos hechos tienen muy poco valor si no hay un orden que los guíe.

La eficiencia en nuestra tarea no sólo está relacionada con un mejoramiento de los índices de la calidad en la atención, que surgen de los resultados que se producen, sino también de cuidarnos de todos aquellos que nos cuidan.

Deberíamos entonces dejar algún mensaje auténtico, luego de todas las vicisitudes por las que tuvimos que pasar cuando “sorpresivamente” un “suceso inesperado y extraordinario de la naturaleza” nos obligó a pensar y actuar en una dirección distinta a la de la cotidiana tarea.

Hay que estar preparado para situaciones posibles locales (incendios) y externas (demanda súbita de atención por cualquier incidente), mediante el diseño de un orden a cumplir, una difusión clara y personalizada al personal, y finalmente una ejercitación posible a las características de la institución hospitalaria, lo que los consultores llamarían el “plan estratégico”.

“La organización vence al tiempo” decía en el año 1973 el presidente de los argentinos. Somos nosotros los responsables de crear las condiciones necesarias de organización para que todo lo imprevisto tenga un nivel bajo de secuelas, sobre todo para nuestro primer y último objetivo: el paciente.