Una alternativa para enfrentar la inseguridad

Avanzan acciones para incorporar

alarmas comunitarias en Sunchales

Es un sistema que demanda un fuerte compromiso de los vecinos. Desde el municipio confirmaron que sólo resta establecer el valor de los insumos y realizar pruebas piloto para ponerlas en marcha.

De la Redacción de El Litoral

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Bajo la premisa de que la inseguridad es una problemática que debe ser enfrentada con el compromiso y participación de toda la comunidad, la Municipalidad de Sunchales está avanzando en las acciones necesarias para la puesta en funcionamiento de un sistema de alarmas comunitarias.

El secretario de Gobierno de esa ciudad, Héctor Madoery, realizó una reciente presentación sobre esta propuesta ante el Consejo de Seguridad Comunitaria que funciona en esa ciudad. Adelantó que ya están definidos “los vecinos interesados y los barrios donde se harán las pruebas piloto”, aunque aclaró que falta establecer los valores que tendrá la implementación.

Si bien se trata de un instrumento que existe desde hace tiempo, con experiencias ya comprobadas en distintas ciudades y localidades, un aspecto significativo de las alarmas comunitarias tiene que ver con el nivel de involucramiento que demanda de parte de la población. “Es un sistema de prevención que se instrumenta con un compromiso muy importante por parte de los vecinos” recalcó Madoery, al tiempo añadió que “son alternativas que tenemos que ir sumando en la comunidad, el delito cero no lo vamos a lograr nunca, pero esto es una herramienta más de prevención”.

Tomando en cuenta que hay algunos barrios de la ciudad que ya tienen sus propios sistemas de alarma, la proyección -según señaló el funcionario municipal- es instalar este tipo de dispositivos en aquellos otros entramados urbanos que no los tienen, pero donde sí pueda existir la demanda.

Funcionamiento

El sistema de alarmas previsto en Sunchales es inalámbrico. Esto permitirá activar la alarma desde cualquier lugar (tanto en el interior como en el exterior del domicilio) en un radio de alrededor de 50 metros a través de un dispositivo a control remoto. Tras oprimir un botón, se activan una sirena y una baliza alertando a los vecinos. Además, a través de una batería de respaldo el sistema podrá funcionar incluso en aquellos momentos en que quede interrumpida la provisión de energía eléctrica.

Cada kit -señaló Madoery- consiste en una base con diez controles, o sea que cada uno de éstos, puede ser compartido por una decena de vecinos de una misma cuadra. “Ante una sospecha, se activa la alarma y se pone en funcionamiento, y habrá una capacitación a la gente para ver cómo tiene que proceder en caso de que se active la sirena” explicó el funcionario sunchalense.

Para la fabricación de estos dispositivos, se establecieron contactos con una firma local dedicada al desarrollo de software y elementos informáticos, lo que permitirá resolver cualquier inconveniente técnico en la misma ciudad. Si bien todavía no están establecidos los costos, Madoery apuntó que no se tratará de un insumo caro para los vecinos, y recordó que una vez instalado, “el único mantenimiento necesario es cambiar las pilas al control remoto”.

El objetivo, indicó el secretario de Gobierno, es ponerlo en marcha a la brevedad. “Ni bien lo tengamos, se harán las pruebas piloto en dos barrios que ya están comprometidos” adelantó.

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análisis

Problemática que

involucra a todos

Juan Ignacio Novak

Cada vez que se produce una seguidilla de hechos de inseguridad, la reacción más frecuente de la comunidad es dirigir los reclamos y exigencias al gobierno de turno y a la Policía. Generalmente las exigencias se orientan a la mayor presencia de agentes en las calles, a las mejoras en los sistemas de iluminación y a un accionar mucho más ágil de parte del Poder Judicial. Y todas estas prerrogativas son perfectamente válidas, ya que ésos son precisamente los estamentos encargados de garantizar la seguridad de los ciudadanos.

Sin embargo, y apelando a la siempre necesaria autocrítica, muchas veces en este tema existe una falencia de parte de cada uno de los integrantes de la comunidad: una falta de compromiso respecto de las mínimas acciones que, a diario, se pueden llevar adelante para al menos prevenir el flagelo de la inseguridad. Desde verificar a quién se le permite acceso en los edificios, hasta la mínima denuncia policial en caso de que se verifique la presencia de individuos o movimientos sospechosos, son cuestiones que, por mínimas que puedan parecer en la práctica, sirven como medida para precaver un potencial hecho delictivo.

Este es uno de los aspectos, a priori, positivos de la implementación de los sistemas de alarmas comunitarias: exige el compromiso de cada uno de los vecinos que decidan plegarse a la propuesta. Y ésta es una característica ciertamente positiva, porque el drama de la inseguridad involucra a todos.

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EL DATO

Beneficios

De acuerdo a la presentación realizada por Héctor Madoery ante el Consejo de Seguridad Comunitaria, el uso de las alarmas comunitarias conlleva una serie de beneficios. En primer lugar, porque garantizaría que siempre haya alguien que esté alerta. A su vez, serviría para mejorar las relaciones y confianza entre los vecinos. Y finalmente, porque el sistema a control remoto brinda una mayor versatilidad y comodidad que un botón colocado en la pared.