A 6 años de la peor tragedia hídrica de la ciudad obras y mantenimiento

Recuerdos de la inundación 2003

Varias actividades estaban previstas para hoy, al cumplirse un aniversario más del ingreso del Salado a la ciudad. Después de seis años, el recuerdo sigue intacto y los rostros de la gente igual de tristes.

Lía Masjoan/Mónica Ritacca

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Hace 6 años, un tramo abierto en el terraplén que protege al borde oeste de la crecida del río Salado, propició uno de los peores desastres hídricos que recuerde Santa Fe. El río recuperó terreno; avanzó por calles completamente urbanizadas; cubrió viviendas, espacios verdes, centros recreativos y hasta hospitales. Revolvió y enterró fotos, libros, escrituras, documentos de identidad, muebles, juguetes, cuadernos de clase.

El 29 de abril de 2003, el Salado invadió la vida cotidiana de más de 120 mil santafesinos, que como hormigas al ver desmoronado su nido, huyeron con lo puesto, desesperados en la búsqueda de un lugar seco. Los refugios no estaban preparados -nunca se había imaginado que podían ser útiles-, nadie sabía qué hacer ni a dónde dirigirse. Durante las primeras horas, cualquier esquina seca pero cercana a la nueva orilla, fue el cobijo de familias enteras, de bultos improvisados al partir. La gente caminaba desorientada por las calles. Después se abrieron los centros de evacuados y algunas familias se refugiaron en casas que estaban deshabitadas.

Aquel 29 de abril, un tercio de la ciudad quedó bajo agua, alcanzando en algunos barrios más de cinco metros de altura. Las obras de defensas se convirtieron en el peor escollo: el río permaneció dentro de la ciudad durante muchas semanas, encerrado entre paredes de tierra maciza, sin poder escapar, sin poder retornar a su cauce.

Una familia, 6 años después

Florinda tiene 69 años. Vive en Gaboto al 4300, jurisdicción de Barranquitas Oeste. La inundación le duele y no puede ocultarlo. Su rostro, seis años después, se asemeja a los registrados en las fotografías de entonces: muy triste.

“Me hace muy mal recordar. Discúlpeme”, fueron sus primeras palabras. Y seguidamente, tal vez como desahogo, agregó: “Todavía no pude recuperarme en lo material y supongo que nunca lo lograré en lo afectivo”.

La familia de Florinda vive en Barranquitas Oeste hace 30 años. Es creyente, y cree que eso y la unión familiar es lo que le da fuerzas para mantenerse en pie y seguir “luchándola”.

Clara y César, hija y yerno, recordaron que fue el 28 de abril cuando la mayoría de los integrantes de la familia debió irse de Barranquitas, tras el fallido intento de colocar bolsas de arena por doquier que no resistieron la velocidad del agua ni el caudal.

“El 29 volvimos a buscarlo a mi esposo, que se había quedado adentro porque no quería salir, no quería dejar las cosas. Primero habíamos ido a la Estación Belgrano pero como ahí rebasaba de gente nos fuimos al Predio Ferial, donde la cantidad era aún mayor e impresionaba. Estuvimos allí hasta que nos encontró un hermano de él que nos llevó a Recreo. Cuando se inundó Recreo, nos fuimos a Las Flores II. Éramos 8 personas en total en uno de los departamentos”, manifestó Clara, aclarando que el recuerdo sigue intacto en su memoria y con todos los detalles.

César, por su parte, señaló que estuvieron más de dos meses afuera de su casa y el retorno fue lo peor. “Habíamos salido con lo puesto y encontrar todo destruido fue terrible”, dijo.

En la despedida de Florinda con El Litoral no mediaron palabras. Su mirada y las lágrimas que le recorrían las mejillas hasta terminar en un pañuelo blanco lo decían todo.

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Profundización de reservorios

Con fondos provinciales, el año pasado se inició la readecuación y profundización de los reservorios de la zona oeste. Hasta el momento se removieron 380 mil metros cúbicos de tierra. De este modo, se obtiene una mayor capacidad para acumular agua antes de ser bombeada fuera del terraplén de defensa.

Foto: Luis Cetraro

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Para mejorar el drenaje

Se iniciaron tareas de limpieza de desagües y bocas de tormenta en forma manual que estaban completamente tapados con tierra mezclada con basura que a diario arrojan los vecinos en la vía pública. Se han limpiado unos 60 kilómetros de canales troncales de la zona oeste y norte de la ciudad.

Foto: Amancio Alem

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Maquinaria especial

Se ejecutan tareas de desobstrucción de desagües. Consiste en aplicar agua a alta presión para ablandar la tierra y su posterior remoción a través de un tubo que succiona el material y lo deposita en un camión atmosférico.

Foto: Néstor Gallegos