Henning Mankell en la Feria del Libro

“Mi responsabilidad es hablar de los tiempos que vivimos”

1.jpg

La figura principal de esta edición de la feria es la de este autor de una saga que a partir de los ‘90 cautivó a los argentinos.

Foto: Agencia EFE

Mora Cordeu

Télam

El escritor sueco Henning Mankell, la figura principal de la 35ª edición de la Feria del Libro, subraya la impronta social de su escritura, que desborda la saga del inspector Wallender e indaga de manera constante en los signos de los tiempos, “sobre todo en una época de cambios tan acelerados”.

Autor de una saga que a partir de los 90 cautivó a los argentinos (“Asesinos sin rostro”, “Los perros de Riga”, “La Leona Blanca”, “El hombre sonriente”, “La falsa pista”, “La quinta mujer”, “Antes de que hiele”, “Pisando los talones”, “Cortafuegos” y “La pirámide”, publicados por Tusquets), Mankell mantuvo una entrevista con Télam.

“Wallender fue creado hace veinte años, quería escribir una novela sobre un crimen ocurrido en Suecia, donde todos pensaron que los autores habían sido inmigrantes. Y para eso necesitaba un policía y busqué su nombre en una guía de teléfonos”, dispara el sueco, cálido a pesar de su fama de hombre serio.

Con 25 millones de ejemplares vendidos en todo el mundo, el escritor nacido en Estocolmo en 1948 dirige el Teatro Avenida en Maputo, la capital de Mozambique, donde se instala cada año durante seis meses.

—La novela negra, más que una impronta policial, tiene una impronta social. Desde esa perspectiva ¿usted se considera un escritor político, un testigo de su tiempo...?

—Mankell: Yo soy simplemente un escritor, no puedo fijar una categoría, como una parte de algo. Escribo de muchas cosas diferentes, el 25 por ciento son novelas, pero el otro 75 se divide en obras de teatro, literatura infantil, ensayos. Considero que mi responsabilidad como escritor es hablar de los tiempos en que vivimos.

—En sus novelas, a veces el pasado irrumpe en el presente, actúa como un disparador, ya sea para cerrar una historia que lo deje atrás o para subrayar incertidumbres del futuro ¿resulta una manera de rastrear cómo se origina el mal en una sociedad?

—Cuando conduces un coche siempre tienes que mirar por el espejo retrovisor, muchas de las cosas que vemos hoy tienen sus raíces en otros tiempos, y hay que mirar para atrás para entender el presente y el futuro. Por eso vuelvo mucho sobre el tiempo, allí se encuentra la explicación de muchas cosas. Tomando el ejemplo de la Argentina pienso que muchos problemas no resueltos se originaron en la época de la dictadura militar.

—La vida de Wallender va cambiando de caso en caso, pero en sus libros también se reflejan los cambios de la sociedad sueca, considerada modélica...

—Suecia es una sociedad decente, un país con muchos problemas pero decente, el mito de Suecia como algo perfecto es creado por otros, nunca lo fue. Y por eso tengo personajes en mis libros, que cambian como lo hacen las sociedades. Eso es lo que ha provocado el éxito de las historias.

—También escribe sobre el cambio de fisonomía de Europa con las inmigraciones masivas, algo que aparece en su novela “El chino”. ¿Tiene la percepción de que todo se acelera de una manera imparable?

—Sí, tienes razón, vivimos un tiempo marcado por los cambios permanentes. Se puede ver en la Europa de hoy, una región marcada por la búsqueda febril de una nueva identidad. Muchas cosas han pasado en poco tiempo. Nuevos países se han creado, viejos países han desaparecido, las fronteras se esfuman... Y esa revolución es la que quiero mostrar en mis libros.

Identidades culturales

-En un libro suyo (“Comedia infantil”) un chico de la calle, Nelio, reflexiona: “Nuestra última esperanza está en no olvidar quiénes somos”. ¿No hay peligro de perder nuestra identidad?

-No, las identidades culturales cambian todo el tiempo pero lo que vemos hoy en día es que estos cambios van muy rápido, es como que todos estamos corriendo detrás de un bus... Nada nos detiene.

—¿Cuál será la función de un detective como Wallender en una sociedad donde el Estado no cumple su función y la gente tiende a hacer justicia por mano propia?

-Es muy difícil describir el mundo hoy, cuando las cosas van tan rápido pero la única manera que yo entiendo de poder hacerlo es utilizar a un personaje como Wallender, sólo así se pueden explicar los cambios. Son cuestiones globales. Preguntarnos por quiénes somos ¿quién soy? una pregunta que se repite en cualquier lugar.

—Entonces, Wallender se jubiló antes de tiempo...

—Te voy a contar una cosa, tanto Wallender como yo tenemos la misma edad y mientras pueda interpretar la sociedad, él será también un instrumento para hacerlo. Pero cuando un día yo deje el lápiz, él tendrá que dejar su vida y su trabajo.

Hace diez años pensé que había escrito el último libro protagonizado por ese personaje. Me equivoqué. Hace un par de semanas acabé otra novela de Wallender, que en castellano se titulará “El hombre inquieto” y saldrá el 18 de agosto en Suecia.

La mirada africana

—La mirada africana, luego de tantos años de vivir entre dos mundos ¿Qué le aportó?

-M: Todo. Llegué a ese continente cuando era muy joven y África me ha dado más distancia para ver las cosas. Sí puedes ver a África entrelíneas en mi obra, me siento honrado.

Al mismo tiempo es importante ver que uno de los caracteres más importantes en mis libros es el clima y el paisaje. Cada paisaje está relacionado, así es como puedes encontrar África en la Argentina o en Suecia. Está todo interconectado, algo muy presente en mi escritura.

Pienso que cada persona es su propia raza. Y eso significa que todos pertenecemos a la misma raza. Odio todo tipo de racismo, he viajado mucho y lo único que encontré fueron similitudes. Encontré que somos de la misma familia, originariamente de África. Es algo que repito a los racistas, no te olvides que tus antepasados fueron negros.