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Aliados de la salud

El descubrimiento del calzado permitió protegerse de los peligros de los caminos y de las inclemencias del tiempo, pero fue la génesis de patologías derivadas del mal uso de ese invento.TEXTOS. FRANCISCO GALINDO. FOTO. EFE REPORTAJES.

No han cambiado mucho desde que se fabricaron las primeras sandalias con el fin de proteger los pies de los hombres y de las mujeres contra los peligros de los caminos y de las enfermedades derivadas de la exposición de las extremidades a la nieve, el agua y el frío.

Los podólogos recomiendan como calzado ideal aquel que se adapta a la morfología y la fisiología del pie, aportando protección y sujeción, y permitiendo una correcta marcha. “Los zapatos -añaden los especialistas- deben respetar por otro lado la anatomía del pie, su longitud y anchura en todos los niveles (tobillo, empeine, dedos). La longitud debe ser la suficiente como para que permita a los dedos mantenerse estirados y tener espacio para moverse durante la marcha”.

CALZADO DE DESCARGA

Un representante de una empresa especializada en zapatos ergonómicos sostuvo, sin embargo, que el calzado que habitualmente usamos es el llamado “de descarga”, que incide tanto en el talón como en la planta del pie en detrimento del arco central de la extremidad. “Por desgracia, los zapatos y las superficies duras y planas nos estabilizan de forma artificial, y ello puede determinar que algunos músculos importantes no trabajen -explica-. Eso genera algunos de los problemas de salud más habituales hoy en día: dolor de espalda y de las articulaciones”.

Los podólogos, por su parte, advierten de que el calzado debe ser flexible a nivel de las articulaciones metatarsofalángicas, en cuanto al corte y la suela se refiere, y que un calzado sujeto al pie y con un contrafuerte resistente, es imprescindible para aportar seguridad y estabilidad a la marcha.

El calzado debe estar bien equilibrado de forma que, al posarlo sobre una superficie plana, la suela se apoye sobre el tacón y la zona metatarsal. Al ejercer una presión de arriba a abajo, a la altura del tacón, la puntera del calzado no debe elevarse hacia arriba, pues de esta forma se logrará una buena estabilidad anteroposterior, indican los podólogos.

El podólogo Martin Rueda recuerda que “las metatarsalgias constituyen un problema muy frecuente que puede aparecer, incluso en ausencia de alteraciones del pie, como correr por superficies duras o usar zapatos con tacones altos o con suelas poco almohadilladas. No obstante -añade-, lo más habitual es que estén producidas por trastornos del pie como los pies cavos, planos o con juanete, junto al uso de un calzado incorrecto”.

OTROS RIESGOS

Al margen de la calidad del diseño, hay que tener muy presentes los componentes químicos que se emplean en la fabricación de los zapatos y que pueden dañar nuestra salud.

La Asociación Española de Defensa de los Consumidores alertó sobre modelos de 48 marcas de calzado, la gran mayoría procedentes de China, tras detectarse que algunos de sus productos estaban contaminados con dimetilfumarato, una sustancia que puede suponer “un riesgo grave para la salud”, según reconoció el Ministerio de Sanidad y Consumo de España, ya que es un derivado químico irritante para la piel, que puede causar “lesiones oculares graves” e incluso lesiones alérgicas a concentraciones muy bajas.

Una paciente manifestó que notó picazón, hinchazón, pies enrojecidos y pústulas como reacción alérgica al componente químico del calzado, que tardó en desaparecer a pesar de un tratamiento de urgencia con corticoides, antihistamínicos y antibióticos.

 

ENTRELÍNEAS

“Las metatarsalgias pueden aparecer, incluso, en ausencia de alteraciones del pie, como correr por superficies duras o usar zapatos con tacones altos o con suelas poco almohadilladas”.

Martin Rueda, podólogo.


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El taco aguja

El tacón ha sido también objeto de debate entre los especialistas en calzado. Para cualquier podólogo es muy importante este añadido en el zapato para la estabilidad del caminante. Las medidas homologadas indican que el tacón debe tener una altura intermedia de unos dos a cuatro centímetros, y no debe ser totalmente plano, para no sobrecargar el talón, ni demasiado alto, para no sobrecargar el empeine. El tacón desmesurado, principalmente el de aguja, suele obedecer a dictados de la moda aunque ello suponga alteraciones para la salud.

Un informe de enero de 2007 publicado en la revista Salute Nature reveló que el 80% de las mujeres italianas sufre dolores o se enferma por culpa de la moda, que las anima a ponerse altísimos tacones, ropa ajustada o vestidos ligeros tanto en verano como en invierno.

Las principales causas de estos problemas son, según la publicación, los vestidos demasiado cortos o ajustados, los zapatos de tacón de aguja y los tejidos sintéticos. En el informe se resaltó que los zapatos de tacón alto producen además de callos, heridas, problemas de circulación y los juanetes, que “sufre una de cada tres mujeres”.