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Televisión en su justa medida

Televisión en su justa medida

El desarrollo del sedentarismo, el descenso de la actividad al aire libre y de la estimulación de la lectura son apuntados como riesgos de permanecer mucho tiempo frente a la “caja boba”. FUENTE. PRO-SALUD NEWS. FOTO. EL LITORAL

Para los padres que trabajan y cuentan con poco tiempo para pasar junto a sus hijos, la televisión resulta a veces un aliado indispensable. Esto es así porque el dispositivo no sólo entretiene a los más chicos sino que además, en algunos casos y siempre haciendo foco en la importancia de que algún adulto supervise los contenidos, puede actuar como disparador de temas de conversación que sirven para fomentar el vínculo familiar y, en definitiva, la educación.

Pero el problema surge cuando los chicos pasan mucho tiempo frente a “la tele” y se olvidan o dejan de lado otras actividades como la lectura, el dibujo, las manualidades y por supuesto los deportes y la actividad física, para pasarse horas y horas mirando programas.

De hecho, es por eso que numerosos especialistas estadounidenses, basándose en resultados de diversos estudios, sugieren que “la exposición diaria de los chicos a la televisión no debe superar las dos horas”. Sin embargo, para muchos ese tiempo también califica como excesivo.

“Encontramos que el riesgo de sobrepeso y obesidad no es el único que se dispara o está íntimamente relacionado con el hábito de los chicos de mirar mucha televisión, porque si ahondamos un poco la situación es mucho más compleja. Esto implica que un gran porcentaje de los niños que ‘se crían’ frente al televisor presentan mayor riesgo de desarrollar en la adolescencia y en la juventud problemas de actitud y conducta, así como también depresiones”, detallaron en declaraciones publicadas por los journals Pediatrics y Media + Child and Adolescent Health: A Systematic Review, los científicos, entre ellos el Dr. Christopher Lucas, director del servicio de la Infancia del Centro para el Estudio de la Niñez de la Universidad de Nueva York, y la Dra. Carla Weidman, psicóloga infantil del Hospital de Pittsburg, ambos en EE.UU.

“El problema es que al estar mucho tiempo solos frente a un aparato, los chicos pierden o directamente no desarrollan sus actividades sociales y se aíslan. Con el paso del tiempo se vuelven incapaces de dialogar o solucionar sus propios problemas”, enfatizó la Dra.Weidman. El Dr. Lucas agregó: “mientras esté autorizado por los padres -que preferentemente tienen que sentarse con los niños y explicarles lo que están viendo-, mirar televisión no es malo. Lo que ocurre es que, como todo, debe tener su medida justa. Por eso creemos que dos horas diarias, en momentos del día que no condicionen ni el equilibrio sueño-vigilia ni la realización de otro tipo de tareas, es más que prudencial”.

DATOS CONCRETOS

La investigación publicada en Pediatrics, en la cual se da cuenta de los resultados obtenidos en una encuesta realizada a 2.702 familias, arrojaron que el 20 por ciento de los niños mira más de dos horas diarias de televisión, mientras el 40 por ciento posee un aparato en su propio dormitorio. Además, un informe realizado por la consultora Common Sense Media a pedido de los profesionales de la Universidad de Yale, el Instituto Nacional de Salud, y el California Pacific Medical Center, señala que los chicos pasan aproximadamente 30 horas por semana en la escuela, y más de 45 frente a la “caja boba”.

OTROS ASPECTOS

Si bien hay una clara relación entre la cantidad de horas de TV y el desarrollo de diversas conductas tanto violentas como sedentarias, la televisión puede servir también para educar y reunir a la familia, así como para calmar a los más chiquitos ante determinadas situaciones muy puntuales como ir al consultorio del pediatra, tener que esperar ratos largos en determinado lugar e incluso dejar de llorar cuando se despiertan con pesadillas.

Para poder hacer un equilibrio y prevenir los riesgos usufructuando los beneficios, la Dra. Stella Maris Diamante, jefa del servicio de Psiquiatría del Hospital Español recomendó: ”la clave es simple y se compone de dos aristas. Por un lado la compañía de los padres. El hecho de estar presentes con los chicos ayuda mucho a que ellos se den cuenta qué debe ser visto y qué no; y por el otro lado la eliminación total de cualquier programa en el que haya imágenes violentas”.

Más información: Pediatrics: http://pediatrics.aappublications.org

Un gran porcentaje de los niños que “se crían” frente al televisor presentan mayor riesgo de desarrollar en la adolescencia y en la juventud problemas de conducta y depresiones.