EDITORIAL

Libro, cultura y sociedad

La Feria del Libro es siempre una buena noticia, sobre todo en un país y en un tiempo histórico donde la lectura pareciera estar devaluada o silenciada por otros fenómenos subalternos. La posibilidad de que las empresas editoriales y las grandes cadenas de librerías puedan exhibir su producción cultural al gran público implica un gran acontecimiento cultural que, como tal, debe ser reconocido.

La noticia auspiciosa en este caso incluye la presencia de miles de hombres y mujeres que visitan la Feria del Libro con el exclusivo propósito de enterarse de las novedades literarias, científicas o culturales, o con el afán de recuperar antiguos textos que en estas circunstancias suelen ofrecerse. El acontecimiento se amplía con mesas redondas, paneles, debates y conferencias donde participan destacados escritores e intelectuales argentinos y del mundo. Por último la presencia de niños y adolescentes acompañados por sus profesores completa esta puesta en escena a favor del saber y la cultura.

La Feria del Libro es un gran emprendimiento empresario y cultural. Las multitudes que se vuelcan por sus pasillos, ávidas de novedades, demuestran que la lectura sigue siendo un “vicio” difícil de suplantar. Es más, si bien las estadísticas dicen que el promedio de libros leídos por año es de entre una y cinco unidades, lo cierto es que a pesar de los problemas educativos, sociales y políticos, y las nuevas técnicas de distracción colectiva, leer sigue siendo una actividad importante, una formidable e insustituible gimnasia para la memoria, la imaginación y la fantasía.

Se podrá discutir acerca de la calidad de la lectura, un tema de difícil tratamiento porque tampoco es sencillo determinar los cánones de esa calidad; pero en principio, lo que está fuera de discusión es que la oferta de libros en los últimos años se ha incrementado y esto sólo es posible porque ha crecido en proporción significativa la demanda de los lectores.

Más allá de las cifras y las encuestas, conviene detenerse en el tema de la calidad de los libros que se editan y en la calidad de la lectura. El debate no es nuevo y está lejos de agotarse. Expertos en el tema deploran la producción en masas de best sellers y de literatura vulgar o de mero entretenimiento. El diagnóstico para ellos es que la alienación de las sociedades de consumo es la responsable de este atosigamiento de “literatura basura”. Algo parecido se dice de la música y la pintura. En todos los casos, las sociedades de masas conspirarían contra el buen gusto y el saber.

Sin embargo, en su momento, Merton descalificó estas apreciaciones demostrando que quienes accedían a esta literatura “liviana” eran contingentes sociales que antes nunca habían leído. En consecuencia, los nuevos lectores eran un producto de los procesos de alfabetización e integración urbana y no de la supuesta alienación colectiva. Merton concluía diciendo que, por lo tanto, la lectura era también un proceso de aprendizaje evolutivo que sólo se podía resolver con más lectura.