Cuando la luz se apaga

Soledad Vernetti y Andrea Bertolino se dieron cita en el Teatro 3 de Febrero de Paraná para disfrutar de “Tres”, lo nuevo de Fluxus. La compañía de Danza Jazz Contemporánea que reúne a bailarines santafesinos y entrerrianos, presentó su nueva puesta.

A veces la danza escribe una huella en nosotros, nos deja puntos suspensivos... tres.

Uno... la luz se apaga. Dos... el murmullo de voces cesa. Tres... el telón se corre. Uno... dos... y tres.

Primeros acordes. Haces de luces que abren las retinas. El alma empieza a danzar en los cuerpos de los bailarines que aguardan tras bambalinas. Ya los nervios se aquietan y la pasión gana el escenario.

Tres. Los jóvenes que bailan ponen en movimiento una conjunción de trilogías que inspiraron su danzar. “Piedra, papel y tijera” para jugar al “ta-te-ti”. Movimiento, quietud y locura. “Principio, nudo y desenlace”... ¡todo comienza otra vez!

Crear, danzar, trascender. ¿Dónde está el “nacer, el vivir y el morir”?

Tres. Los cuerpos, fronteras de esas almas que impulsan, los cuerpos se alzan, se abren, se esconden. Dibujan, intentan. Lo logran, sí, logran expresar el infinito placer de explorar, de pensar que tal vez no todo sea tres... “ayer, hoy y mañana”.

Proponen en cada compás danzado la inquietante idea de querer más... cuatro, cinco, seis... “unión, conexión, contacto”. Tal vez permanecer.

Los ojos devoran contorneos, miradas y gestos enredados con colores y ritmos que se adueñan de los latidos.

Siete, ocho, nueve... “calma, realidad, emoción”. Se acerca el final. Aplaudo cuando el telón vuelve a cerrarse y en mi cuerpo corretea un cosquilleo: el de desear que el conteo no se detenga.

Tres, análisis estético

Conjunción armónica de luces, música y movimientos, dieron vida a la danza jugando desde motivaciones del concepto de “tres”. Las caderas acompasadas, ondulantes los cuerpos, cargaban el escenario de ritmo que se desprendía de los miembros.

Los pies señalaban al cielo, subían y bajaban haciendo diseños. También las manos dibujaban el aire, la cabeza, el torso, y todo el cuerpo.

Solos, dúos, tríos, todos, con el “uno, el dos y el tres”, saltando y girando, subiendo y bajando combinados. Diferentes calidades del movimiento, diferentes intenciones, crearon el todo de la composición. Jugando con y desde opuestos y similitudes llevados al movimiento, conjugados en tiempo y espacio formaron la danza que reencarnaba el “tres”.

CONTALOVOS /// POR: “COQUI” VERNETTI Y ANDREA BERTOLINO. [email protected]

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