TRAS 15 AÑOS DE ESPERA

Mañana llega Hilda Molina al país

La autorización del gobierno cubano tomó por sorpresa a la familia de Hilda, la médica disidente que desde 1994 espera poder viajar a la Argentina para conocer a sus nietos.

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Durante todos estos años, Hilda Molina mantuvo una fe inquebrantable en que podría abandonar la isla.

Foto: EFE

De la Redacción de El Litoral

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EFE/AFP

Pasaron 15 años de una lucha que por momentos pareció interminable. Pero ayer, finalmente, el régimen cubano autorizó a la neuróloga Hilda Molina a viajar a Argentina para reunirse con su familia como resultado de las gestiones realizadas durante los últimos años por el gobierno argentino.

El anuncio fue realizado por la presidenta Cristina Fernández en Buenos Aires y tomó por sorpresa a los familiares de Molina, que agradecieron el trabajo “callado e inteligente” del gobierno argentino para lograr el permiso que durante 15 años le venía siendo negado a la médica.

Molina, de 66 años, intentaba desde 1994 conseguir el permiso para abandonar la isla y viajar a Argentina, donde vive su hijo, Roberto Quiñones, nacionalizado en 1996, para conocer a sus nietos, de 13 y 7 años.

“La verdad que nos sorprendió a toda la familia con mucha alegría, porque era algo deseado desde hace muchos años”, dijo el hijo de la médica cubana a la emisora bonaerense Radio 10.

Quiñones también agradeció al gobierno y al canciller argentino, Jorge Taiana, porque “no dejaron de trabajar de manera callada, de forma muy inteligente”.

“Ninguno de mis hijos vio nunca a su abuela Hilda, así que imagínense lo que va a ser cuando ella llegue y la puedan abrazar”, manifestó a su vez Verónica Quiñones, nuera de Molina.

Para esta tarde se esperaba que Cristina Fernández recibiera en Olivos a Roberto Quiñones y su familia, antes de viajar a Ginebra para asistir a una cumbre de la Organización Internacional del Trabajo (OIT).

La negativa de Cuba a permitir la salida de la médica llegó a provocar un incidente diplomático entre Buenos Aires y La Habana en 2006, cuando el entonces mandatario argentino, Néstor Kirchner, antecesor y esposo de Fernández, abogó públicamente a favor de que se autorizara a Molina a visitar a sus familiares.

“Estoy muy contento como ciudadano argentino, cuando una familia se puede reencontrar todos nos ponemos muy contentos”, comentó hoy Kirchner tras conocer la decisión de Raúl Castro.

La última visita oficial

A mediados de enero pasado, la presidenta argentina realizó una visita oficial de cuatro días a Cuba en la que se entrevistó con Raúl Castro y su hermano y antecesor, Fidel Castro, y evitó reunirse con disidentes de la isla.

Desde entonces, fuentes oficiales argentinas se han negado reiteradamente a confirmar si Fernández aprovechó el viaje para reactivar las gestiones en favor de la salida de Molina de Cuba.

En mayo de 2008, el gobierno cubano permitió que la madre de Molina, Hilda Morejón, de 90 años, viajara a Argentina para conocer a sus bisnietos tras una gestión personal de Fernández.

Hilda Molina, que dirigió el Centro Internacional de Restauración Neurológica de Cuba, rompió con el régimen cubano en 1994 y comenzó a pedir autorización para abandonar el país y reunirse con su hijo, nacionalizado argentino en 1996.

En abril pasado, un diputado opositor argentino propuso una ley para que su país concediera la ciudadanía a la disidente cubana con el argumento de que la legislación local “garantiza el ejercicio del derecho a la reunificación familiar” de los inmigrantes. “Me parece excelente, una muy buena noticia. La mejor solución para la familia sería que a Molina le den la ciudadanía argentina”, indicó hoy Julián Obiglio, autor de la iniciativa legal y legislador de la conservadora Propuesta Republicana.

/// EL DATO

Regresará a Cuba

Hilda Molina negó que pretenda aprovechar el permiso para radicarse en Argentina. “No quiero vivir en Argentina, de veras lo digo. Quiero vivir en Cuba y poder viajar libremente para visitar a mi familia”, aseguró. “Todo fue tan rápido que no tuve tiempo de comprar nada típico de Cuba para llevarle a mis nietos”, comentó la médica.

De confiable

a condenada

La neuróloga cubana Hilda Molina pasó de ser una influyente figura en la isla, en los años 80, a convertirse en un personaje polémico y molesto para el régimen comunista cubano por sus revelaciones sobre cuestionables prácticas médicas y sus reclamos para salir del país.

Molina, de 66 años, la más prestigiosa neuróloga cubana durante la década de los 80 y principios de los 90, fue la primera mujer que realizó intervenciones para curar el Mal de Parkinson en Cuba.

Eran los tiempos en que Molina, militante del Partido Comunista, diputada de la Asamblea Nacional y miembro de la directiva de la Federación de Mujeres Cubanas, gozaba de la confianza gubernamental y divulgaba los logros de la medicina cubana como directora del Centro Internacional de Restauración Neurológica.

Su relación con Fidel Castro era tan estrecha que, a principios de los años 90, la opositora Unión Liberal Cubana (ULC), con sede en Madrid, implicó a Molina en el encarcelamiento del neurólogo Julio Bientz Saap, que había trabajado para la seguridad cubana y terminó denunciando el uso de sustancias extraídas de fetos humanos para trasplantes neurológicos realizados a extranjeros.

En 1994, tras la salida de la isla de su hijo, Roberto Quiñones, Molina renunció a la dirección del centro, rompió con el régimen y pasó a ser considerada una “traidora” por el gobierno de La Habana.

A partir de entonces, la neuróloga comenzó a revelar polémicas prácticas médicas que se habían realizado en la isla y declaró que su ruptura con el gobierno de Castro se debía a que había recuperado la fe católica.