Un desafío para todos
El consumo eléctrico podría bajar un 20% con políticas de eficiencia energética
Un desafío para todos
El consumo eléctrico podría bajar un 20% con políticas de eficiencia energética
Los especialistas advierten que para lograr esta meta, el gobierno debe profundizar sus programas de ahorro y sostenerlos en el largo plazo. Las claves son educar a los consumidores, alentar la reconversión tecnológica de las industrias y ordenar el sistema de transporte.
Gastón Neffen
La Argentina hace 20 años que no tiene un plan energético de largo plazo. Pero esto no puede ser una coartada para seguir despilfarrando energía. Se estima que se podría ahorrar un 20 por ciento del consumo si la gente y las empresas usaran con eficiencia este recurso. Es una enorme cantidad de electricidad. Más del doble de lo que generan las dos centrales nucleares que hoy tiene la Argentina (Atucha I y Embalse).
“La energía más rentable y más económica es la que se ahorra”, plantea Julio Doyharzabal, secretario de Ciencia y Tecnología de la Universidad Tecnológica Nacional (UTN, regional Santa Fe). No se refiere sólo a que la factura de electricidad sea más barata. “Hay que comprender que las políticas de eficiencia energética implican una compensación directa: son fondos que sino hay que invertir en centrales eléctricas”, agrega Jorge Caminos, secretario general de la UTN.
Hay un muy buen ejemplo en el Parque Industrial de Sauce Viejo. La central térmica Brigadier López (270 megavatios) va a costar más de 1.000 millones de pesos. Una central nuclear puede costar el doble. Atucha II se empezó a construir en 1980 y la inversión total va a superar los 2.000 millones de dólares.
Es mucha plata. Sobre todo si se considera que hay medidas de eficiencia energética que son de sentido común. Las más básicas son conocidas: comprar lámparas de bajo consumo, ajustar el termostato del aire acondicionado a 24 ºC y cambiar el uso horario en verano. Las impulsó el gobierno nacional en el 2007 para mitigar el impacto de la crisis energética (el programa Pronuree).
Pero el problema es más complejo. Para ahorrar una cantidad significativa de energía el primer paso es formalizar una estrategia de eficiencia energética para cada sector (residencial, industrial y transporte) y sostenerla en el tiempo. No es necesario ser original. En Europa, la mayoría de los países tiene una agencia nacional de uso racional de la energía y cuenta con planes y metas concretas de ahorro. Lo mismo pasa en Estados Unidos, Canadá y Filipinas.
Los españoles colocaron sus objetivos de eficiencia on-line. Cualquiera los puede leer ingresando a la página web de Idae (Instituto para la Diversificación y Ahorro de la Energía). En su plan de acción 2008-12 cuentan cómo van a hacer para reducir su consumo energético en un 9% para el 2016 y en un 20% para el 2020. No es la primera vez que lo hacen. En el 2004 ya habían lanzado su “Estrategia de Ahorro y Eficiencia Energética”.
Los costos de cada vatio
Los países más desarrollados establecen políticas de Estado para ser más eficientes porque son conscientes de los costos económicos y ambientales que son necesarios para generar cada vatio.
Las centrales térmicas usan derivados del petróleo y del gas. Un recurso energético de precio sensible a las coyunturas políticas y que se augura escaso en el mediano plazo. Además generan gases que agravan el calentamiento global. En la Argentina, la mitad de las emisiones de gases efecto invernadero proviene del sector energético.
Las represas hidroeléctricas requieren fuertes inversiones económicas, son vulnerables a los ciclos de sequía (en su capacidad de generación eléctrica) y provocan desplazamientos de población y anegamiento permanente de las tierras que ocupa el embalse. Las centrales nucleares son cuestionadas por la radioactividad de sus residuos. Y las energías renovables también enfrentan desafíos complejos para producir la cantidad de energía que se necesita a precios competitivos.
El mercado energético global también suma varios problemas. “La seguridad en el suministro de energía es la principal razón para impulsar las políticas de eficiencia energética”, advierte Norberto de Franco Medeiros (vicepresidente del Consejo Mundial de la Energía) en un estudio mundial sobre uso racional de la energía (1).
Los expertos están previendo un fuerte incremento en la demanda de petróleo por el crecimiento de los dos nuevos grandes jugadores globales: China e India. Esto puede complicar la disponibilidad del recurso y ser “una fuerza motriz hacia precios más elevados”, dice el informe del Consejo Mundial de Energía. Además insisten en que la dependencia de la oferta de Medio Oriente refuerza la inestabilidad de los mercados petroleros. Y avisan que “el asunto del cambio climático ” podría encarecer los combustibles fósiles por su estrecha relación con el cambio climático.
“Hay que capacitar constantemente”
En la Universidad Tecnológica, Caminos y Doyharzabal insisten en que para planificar una estrategia de uso eficiente de la energía hay que diseñar medidas específicas para cada sector. En el país, el consumo residencial representa algo más del 20% de la demanda energética. Las industrias usan el porcentaje mayoritario (30%), el sistema de transporte se queda con otra porción importante de la torta (26%) y los comercios y el sector público utilizan el 6% de la energía; según los datos de la Secretaria de Energía.
La educación es la prioridad en los hogares y en las escuelas. “Hay que capacitar a la gente constantemente, no sólo en los picos de la crisis energética; y este tema debe estar en la currícula escolar desde la primaria, de la misma forma que se educa a los chicos para que cuiden el medio ambiente”, dice Caminos.
Hay muchas más cosas para hacer en casa (ver infografía). Las puertas y ventanas tienen que estar bien aisladas (con burletes y vidrios opacos) para hacer más fácil el trabajo del aire acondicionado. En verano, este aparato consume más del 60% de la electricidad que necesita una vivienda. Lo mismo sucede con la calefacción en invierno. También son importantes la ubicación de los árboles y el diseño del jardín para aislar térmicamente la casa, la temperatura de la heladera (el refrigerador puede consumir más de un 10% de la energía), la calidad de los electrodomésticos que se compran (hay etiquetas que precisan su consumo energético) y su uso responsable.
Doyharzabal apunta la mira a un consumo que suele ser subestimado: el “stand by”. Este especialista cuenta que el Departamento de Energía de Estados Unidos determinó que el 10% del consumo total de los hogares de California se debe a los DVD, televisores, microondas y equipos de audio que se dejan “en espera”, sin apagarlos completamente.
En el caso de las industrias, hay dos medidas muy importantes. La primera es hacer auditorías energéticas para estudiar con precisión cómo se usa este insumo estratégico. La segunda debe ser impulsada por el gobierno. “Hay que incentivar con líneas de crédito blandas y beneficios fiscales el recambio tecnológico en las empresas, porque los nuevos equipos son más eficientes en el uso de la energía”, destaca Doyharzabal.
Es lo que viene haciendo una buena parte de los gobiernos europeos. Que reducen los impuestos, establecen préstamos de bajo interés y crean fondos innovadores de eficiencia energética para las empresas, las personas y hasta los edificios que invierten para consumir menos energía.
El sistema de transporte es un área delicada. “Necesita un cambio de paradigma”, opina Caminos. “El uso de camiones es excesivo; los ferrocarriles y la hidrovía son más eficientes energéticamente para las grandes cargas y las largas distancias”, sostiene. También cuenta que hay países —y empresas— que capacitan a los choferes de camiones para que sepan ahorrar gasoil cuando conducen.
Dar el ejemplo
El sector público no “gasta” una porción mayoritaria del consumo total, pero cada watt que desperdicia tiene una fuerte carga simbólica. “La mala utilización del alumbrado público genera desaliento, la gente ve que se dejan las luces prendidas todo el día mientras a ellos les piden que ahorren energía”, señala Caminos.
La misma sensación queda en las personas que van a hacer un trámite a una oficina del Estado municipal o provincial, y ven que los empleados no se preocupan por apagar las computadoras que están desocupadas y trabajan con el aire acondicionado a temperatura de freezer. “En la crisis energética de finales de los 80’, Alfonsín no usaba el aire, decía que era el primero que debía dar el ejemplo”, recuerda Caminos.
Hasta ahora, el punto débil de los programas de eficiencia energética que lidera el gobierno nacional “es que se quedan a medio camino y no se sostienen en el mediano plazo”, coinciden los dos especialistas de la UTN. Lo mismo sucedió con otras administraciones.
Es cierto que hay avances. Las recomendaciones del Programa Nacional de Uso Racional y Eficiente de la Energía (Pronuree) están en la página web de la Secretaría de Energía (en el website de la Empresa Provincial de la Energía en Santa Fe también se proponen criterios similares).
Pero el problema es que sin una sólida campaña educativa, que debe formar parte de una estrategia nacional de eficiencia energética (con metas, plazos y políticas de ahorro) y que además incluya incentivos para quienes inviertan para más eficientes, todo queda enmarcado en un deseable voluntarismo que hasta ahora no parece dar demasiados resultados. Es que es un tema demasiado relevante como para apostar a que el último apague la luz.
Notas: 1) Eficiencia Energética: Estudio Mundial. Indicadores, políticas y evaluación. Informe del Consejo Mundial de la Energía y la Agencia de Medio Ambiente y Control de la Energía de Francia (Ademe).

“Hay que incentivar el recambio tecnológico en las empresas, porque los nuevos equipos son más eficientes en el uso de la energía”.
Ing. Julio Doyharzabal
Universidad Tecnológica Nacional

“Hay que comprender que las políticas de eficiencia energética implican una compensación directa: son fondos que si no hay que invertir en centrales eléctricas”.
Ing. Jorge Caminos
Universidad Tecnológica Nacional
/// EL DATO
Una semana a pura energía
El 7, 8 y 9 de octubre se van a reunir en Santa Fe algunos de los referentes latinoamericanos más importantes en políticas de uso eficiente de la energía. Es en el marco del Programa de Eficiencia Energética para la Seguridad y la Sostenibilidad (Efesos) que está desarrollando la Cyted (Programa de Ciencia y Tecnología para el Desarrollo en Iberoamérica). Este encuentro es organizado por la Universidad Nacional Tecnológica Regional Santa Fe y van a concurrir prestigiosos representantes de universidades de Brasil, Venezuela, México, Colombia, Cuba y Ecuador. Es la primera reunión de este tipo que se realiza en nuestra región y representa una muy buena oportunidad para intercambiar experiencias y actualizar conceptos. Esta semana también se va a aprovechar para que los estudiantes, docentes e investigadores debatan sobre el actual escenario energético.
