Llegan cartas

Democracia

Señores directores: Democracia supuestamente se define como la complementación de tres poderes independientes, que funcionando al unísono lograrían la justa armonía de este sistema político. Ellos son el Poder Ejecutivo, el Legislativo y el Judicial. Estos veinticinco años de democracia argentina nos demuestran que es muy difícil su implementación.

Nuestra Constitución determina la división territorial en veinticuatro provincias, en las que debemos elegir diputados y senadores provinciales para completar el Poder Legislativo Nacional que representan a dichos territorios.

A su vez, dentro de la democracia, está el federalismo, por lo cual en cada provincia se elige un gobernador, lo que nos daría una supuesta autonomía. Cuando hablamos de democracia y federalismo y hacemos un análisis de estos veinticinco años de democracia, nunca un presidente se reunió con los gobernadores para hablar del país, ni los gobernadores con los legisladores nacionales que representan a las provincias para ponerse de acuerdo en los aspectos legislativos e impositivos para administrar de acuerdo a las responsabilidades que les competen a cada uno en lo suyo.

Vaya un ejemplo: el presidente de Bolivia, ante una crisis sin precedentes, resolvió reunirse con todos los prefectos (gobernadores), debiéndose acotar que casi el cincuenta por ciento eran opositores acérrimos, y estuvieron once horas discutiendo sus temas. Más allá de su resultado, el hecho resulta un ejemplo.

Para abundar, los gobernadores de Santa Fe nunca se reunieron con los trescientos sesenta y cinco intendentes y presidentes comunales, para discutir las diferentes situaciones de cada región.

Eso sí, los presidentes o gobernadores organizan encuentros para que los aplaudan y movilizan colectivos, camiones y suman cientos de personas para escucharlos en sus vacíos discursos, pero no son capaces de organizar una reunión de veinticuatro gobernadores elegidos por el pueblo de cada provincia para lograr acuerdos nacionales y regionales, y lo mismo ocurre con los gobernadores que no se reúnen con los intendentes.

Lamentablemente en estos veinticinco años de democracia, no podemos demostrar un ejercicio aceitado de nuestros poderes públicos.

La egolatría, la falta de espiritualidad, determinan actitudes que son negativas. Dice el Martín Fierro que cuando entre hermanos se pelean, los devoran los de afuera. En nuestro caso sería, cuando entre hermanos no nos hablamos, los de afuera aplauden. Que sirva de reflexión.

Juan José Sagardía.

DNI. 6.554.695.