Granos

En la búsqueda de un nuevo equilibrio

La caída interanual del precio del petróleo de 150 a 70 dólares el barril hizo retroceder en tres años los costos internacionales de la urea y del fósforo. Pero los valores absolutos del pasado no necesariamente llevan a la decisión correcta.

Flavia Rossi

Junio había permitido que los fondos especulativos de soja y maíz recuperaran las posiciones de julio pasado, inyectando liquidez y optimismo en los mercados. Sin embargo, las recientes proyecciones del Banco Mundial quebraron el flamante equilibrio, advirtiendo que la crisis sería más larga de lo que se pensaba.

El dólar se fortaleció y las materias primas corrigieron, mostrando que la inflación todavía no volvió a ser un problema. En este contexto, los mercados no tuvieron otra alternativa que operar por las pocas novedades que hubo en los fundamentos.

Por un lado, los stocks de soja siguen siendo muy ajustados y a las fábricas estadounidenses les cuesta conseguir la materia prima. Sin embargo, los inventarios de aceite y harina se van acumulando a medida que la demanda raciona por los precios. Mientras tanto, China sigue activa pero acomoda sus entregas para aprovechar la disponibilidad que habrá desde setiembre, con el ingreso de la nueva cosecha.

Por otro lado, los cultivos estadounidenses vienen en condiciones óptimas. A pesar de que la siembra de maíz y de soja fue muy demorada, el clima ahora está ayudando. Casi el 70 por ciento de los cultivos está en estado bueno o excelente, lo que implica una mejoría en torno al 10 por ciento respecto a otros años.

No sólo la calidad está prometiendo sorpresas en los rindes, sino que también se esperan ajustes en el área. La semana próxima el Usda dará a conocer cuánto se sembró con cada cultivo, anticipando que habrá sido mayor la cobertura de soja y menor la de maíz, lo que prometerá más oxígeno para la oleaginosa que falló en el sur del continente.

Nuestro impacto

La magra producción argentina es un hecho y generará problemas en el segundo semestre. Sin embargo, habrá que estar atento a cómo se reparten esas sorpresas.

Aunque la soja local sigue siendo cara en el mundo, el valor interno en dólares se despegó de la pizarra. La oferta se siente cómoda entre los 1.000 pesos y 1.050 pesos, haciendo que las subas sean acotadas y perdiendo poder adquisitivo a medida de que sube el dólar.

Mientras tanto, los mercados locales de cereales siguen confundidos. Pese a que los acuerdos de la semana pasada fueron reglamentados, no se logra reactivar el interés genuino de negocios. Poder exportar dos millones de toneladas de trigo en un año en que se sembrarán menos de 2,9 millones de hectáreas parece demasiado bueno como para ser cierto, por lo que los negocios avanzan muy lentamente.

Maíz

Sucede algo parecido y se plantea la necesidad de que sean los exportadores quienes abastezcan a los consumos durante los próximos meses. Esto se deriva de la condición impuesta de comprar hasta tres millones de toneladas del maíz disponible a precio pleno para asegurarse la cuota exportable del año próximo.

Claro que para utilizar esa mercadería deberán esperar hasta la próxima campaña para confirmar que no se use internamente, debiendo revenderla también al valor pleno si se necesitara.

 

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Equilibrio

Para tomar precio en estos mercados, puede ser tentador recurrir a los objetivos de venta de ciclos recientes. Sin embargo, se debe ser consciente de que el nuevo equilibrio que se está buscando en la economía global también involucra a los granos. Tan sólo por citar un ejemplo: haber pasado de 150 dólares a 70 dólares el barril del petróleo en apenas un año hizo retroceder en tres años los costos internacionales de la urea o del fósforo. Pero los valores absolutos del pasado no necesariamente conducen a la decisión correcta.