EDITORIAL

Reconocimiento

justo a Tomás Eloy Martínez

La Academia Nacional de Periodismo decidió incorporar a Tomás Eloy Martínez como miembro de número de la institución. Más allá de las formalidades del caso, sin duda se trata de una decisión inteligente y progresista que premia a un periodista que ha hecho del estilo y la lucidez la razón de ser de su profesión. En los tiempos que corren, tiempos de banalización mediática, frivolidad exasperante y vulgaridades de diferente tono, la designación de Tomás Eloy Martínez en la institución decana del periodismo argentino es un testimonio y una señal a favor de un determinado tipo de periodismo de compromiso, donde la seriedad no está reñida con el humor y la ironía, que respeta el lenguaje, el estilo y, fundamentalmente, al lector.

Tomás Eloy Martínez es, en ese sentido, una de las expresiones más elocuentes de un oficio o profesión que suele ser más compleja de lo que se supone al primer golpe de vista. Se trata de un escritor que desde hace casi medio siglo predica con su prosa sobre un abanico de temas que incluyen la política, la cultura, el arte y los dilemas de la vida cotidiana.

Su biografía intelectual es representativa de la historia del periodismo escrito del último medio siglo. Los diarios y revistas más innovadores lo han incorporado a sus redacciones. Nombres que ya son míticos, como Primera Plana, Panorama o La Opinión, lo han contado como uno de sus principales protagonistas. En el exterior, publicaciones de Venezuela, España y Estados Unidos han disfrutado de su colaboración.

Este cosmopolitismo cultural es otro de los aspectos de su personalidad intelectual, uno de los rasgos más distintivos y más representativos de una concepción de la escritura y del oficio de escritor que se resiste a cristalizarse en versiones aldeanas o lugareñas. Como los grandes periodistas de todos los tiempos, Tomás Eloy Martínez privilegió la escritura y extendió su labor creativa a los libros. Ensayos, investigaciones y novelas están presentes en su obra. Sobre esos textos están abiertas las opiniones académicas y los debates del caso. No se puede negar que están bien escritos -en algunos casos, muy bien escritos- y que son representativos de un tiempo histórico preciso.

Desde una perspectiva social y, si se quiere, política, Tomás Eloy Martínez encarna -como no podía ser de otra manera- al periodista libre, comprometido con sus convicciones democráticas y crítico de las diferentes aventuras totalitarias que aportaron padecimientos al siglo XX. Tal vez, en alguna ocasión pudo haberse equivocado, sus textos pueden ser aprobados o criticados con más o menos entusiasmo, pero lo que está fuera de discusión son sus valores democráticos.

Sin dudas que todas estas consideraciones han sido tenidas en cuenta por los miembros de la Academia Nacional de Periodismo para otorgarle este reconocimiento que seguramente lo enorgullece en lo personal y, al mismo tiempo, prestigia al periodismo en general.