Repercusiones en Santa Fe

Renunció Kirchner al PJ y hay

expectativa por una nueva etapa

Reutemann confió en la cualidad “dialoguista” de Scioli. Spinozzi dijo que esperan una mayor convocatoria y participación de las provincias. Nicotra dijo que deberían llamar a elecciones.

De la redacción de El Litoral

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Tras la derrota del domingo en la provincia de Buenos Aires, Néstor Kirchner anunció ayer su decisión de renunciar a la presidencia del Partido Justicialista nacional y ceder el lugar al gobernador Daniel Scioli.

El mandatario, otro de los actores centrales de la caída kirchnerista en el primer distrito electoral del país, aceptó el nuevo rol con la meta expresa de abrir el diálogo con sus pares justicialistas y aliados de todo el país, y confirmó que se mantendrá al frente del Ejecutivo bonaerense, en respuesta a un pedido expreso del ex mandatario.

“Le pedí a Scioli que siga siendo gobernador, que no asuma la banca porque es muy importante que se siga profundizando la gobernabilidad”, dijo Kirchner durante una entrevista televisiva de la agencia oficial Télam que fue grabada en Olivos, como parte de uno de los primeros gestos tras el revés electoral.

Kirchner justificó la decisión de que Scioli continúe en el cargo y no asuma su banca como diputado nacional un hecho que se daba por descontado en el marco de la estrategia electoral de las denominadas candidaturas “testimoniales”- como parte de la “lectura” del resultado de los comicios en territorio bonaerense.

“Los habitantes querían que él siga siendo gobernador de la provincia”, razonó durante la entrevista de la que también participó el vicegobernador de la provincia de Buenos Aires, Alberto Balestrini, aunque sin hacer declaraciones.

Visiblemente golpeado por la derrota, Kirchner habló de una renuncia de “manera indeclinable” a la conducción del PJ que desde ayer asimila el impacto de la caída oficialista y el triunfo de varios gobernadores justicialistas en sus distritos en el armado partidario y en el proceso de realineamientos hacia 2011.

Aunque fue uno de los protagonistas centrales de la caída en territorio bonaerense, el kirchnerismo apuesta a que Scioli logre retener influencia en el horizonte del PJ donde la figura del santafesino Carlos Reutemann volvió a cobrar proyección propia. Anoche, el reelecto senador aprobó la entronización del mandatario provincial (ver aparte).

En Santa Fe

Uno de los primeros en aludir ayer a la nueva situación del PJ nacional fue Carlos Reutemann. En conferencia de prensa, aclaró que no peleará por ningún cargo de la conducción partidaria, y manifestó su confianza en la figura de Scioli. “Tiene buena relación con todos y vocación de diálogo; creo que ya llamó a varios gobernadores. Daniel es hombre de diálogo y aunque no se sabe con precisión cuáles serán las reglas de juego, ya es un paso adelante”, manifestó.

Esta mañana y consultado por El Litoral, también dio su parecer el presidente del PJ provincial, Ricardo Spinozzi. “Nadie le pidió la renuncia a Kirchner; fue una decisión personal como reacción al resultado electoral y la respetamos”, sostuvo. El dirigente dijo que la expectativa en esta nueva etapa es que los referentes del interior sean escuchados. “En lo personal esperamos que se requiera la opinión de los referentes partidarios de cada lugar, sobre todo para aquellos temas que afectan a las provincias. En el caso de Santa Fe -puntualizó-, me parece que sería bueno que Scioli, ante la eventualidad de temas de impacto en la provincia, pueda recabar la opinión partidaria, y la de nuestros representantes en el Congreso”.

Spinozzi confesó que la mayor expectativa que tienen es la de la “participación” porque de los nueve meses que estuvo Kirchner al frente del PJ “una sola vez tuve la oportunidad de entrevistarme con él”. Igual que Reutemann, confió en la figura de Scioli como una persona “partidaria del diálogo”, y consideró que esa cualidad es esencial para “perfilar una estrategia hacia adelante, en un partido que atraviesa la crisis de toda institución partidaria, y que está dividido en muchos sectores y grupos”.

Spinozzi no se mostró partidario de convocar a elecciones internas para definir la sucesión partidaria. “Vamos a dejarlo actuar a Scioli. Formalmente, él era el vice y quien debía asumir. Además, me parece que por la situación que está viviendo el país entrar en una elección partidaria, no me parece lo más adecuado”, manifestó.

Internas

No opinó lo mismo que Ricardo Spinozzi, el ex presidente del PJ en la provincia, Norberto Nicotra. Consultado también por El Litoral, el dirigente rosarino consideró que Scioli también debería renunciar.

“Después de lo que pasó, tendrían que renunciar los dos y convocar a una elección interna para que el kirchnerismo dirima con el peronismo quién conducirá el partido. La democracia se merece que los candidatos (en este caso a autoridades partidarias) surjan de la participación de los afiliados. Lo mejor sería que la gente se exprese”, sentenció.

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Al día siguiente de la derrota, Néstor Kirchner dejó la conducción partidaria.

Foto: Télam

Los gobernadores

Hasta ayer, ningún mandatario, incluidos los que lograron revalidar títulos con muy buenos resultados como José Luis Gioja (San Juan), Mario Das Neves (Chubut) o José Alperovich (Tucumán) avalaron públicamente el paso al costado de Kirchner, pero en la liga de gobernadores del PJ se compartió ayer la idea de “asegurar la gobernabilidad”. Das Neves opinó que la presidenta debería “convocar al diálogo” con los legisladores oficialistas y opositores.

Anoche, sin embargo, persistían las dudas sobre cómo madurará la convivencia del supuesto alineamiento oficial en la liga de gobernadores justicialistas con el guiño que Cristina Fernández le hizo ayer a expresiones como las encarnadas por Martín Sabbatella o Fernando “Pino” Solanas a quienes identificó como potenciales aliados del nuevo Parlamento.

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Carlos Reutemann no peleará ningún cargo en el Consejo Nacional Justicialista.

Foto: Mauricio Garín

/// análisis

Contradicción K

Hugo Grimaldi

Cristina dijo que el kirchnerismo no perdió en el país, aunque Néstor lo admitió ante el PJ. El gobierno tardó menos de 24 horas en darse cuenta de que había ganado las elecciones y notificó a la sociedad que tampoco había perdido las mayorías legislativas, tal como lo informó e interpretó la prensa en general.

Lo bizarro es que nadie del elenco gubernamental lo pudo verbalizar con anterioridad y que necesitó poner al frente de la novedad a Cristina Fernández. Definiciones presidenciales numéricamente contundentes le quitaron sustento a las preguntas del periodismo, ya que no se puede responder sobre algo que no ha existido.

Lástima que un rato antes, el mismísimo Néstor Kirchner se había inmolado como titular del PJ, seguramente porque él sabe muy bien que el peronismo no se chupa el dedo y porque sabe que en el PJ acompañan a quien ya no convoca, sólo hasta la puerta del cementerio.

Tampoco parece ser Daniel Scioli el indicado para avanzar en la reorganización del PJ, ya que su jugada de extrema lealtad al ex presidente lo hace sospechoso de toda sospecha. El propio Kirchner lo acaba de entronizar en la sucesión.

Más de uno querría verlo también a Scioli dentro del camposanto y, aunque se ha dejado trascender cierta imagen de rebelión en el piso 19 del Hotel Intercontinental ante la furia del ex presidente, su presencia en el escenario avalando la paupérrima justificación de Kirchner, a los ojos de los Romero, los Puerta, los Schiaretti o los Reutemann lo volvió a poner en la cola de los sumisos.

Lo cierto es que Néstor no pegó una: perdió bancas y comprometió al menos las mayorías K en el Congreso; claudicó en Santa Cruz, su provincia; su idea del plebiscito se destrozó en territorio bonaerense y, aunque se quieran sumar los votos en todo el país, políticamente quedó en terapia intensiva.

Seguramente por todo esto, el ex presidente debe haber pasado ese domingo una de las noches más terribles de su vida política, ya que nunca antes había perdido una elección. A las dos y cuarto de la mañana apareció, demacrado y vacilante, a enhebrar un discurso destinado a minimizar la derrota, hablando de “un votito” más o menos y poniendo como ejemplo a otros distritos donde la lucha había sido pareja.

Los muchachos de La Cámpora seguían bailando en el medio del salón como si nada hubiese pasado, mientras gritaban consignas referidas a la “liberación” fuera de tiempo y espacio. Kirchner apenas los escuchó y los hizo callar. Estaba ido. Ni siquiera supo articular entonces lo que su esposa dijo 16 horas después. Como dicen los chicos: “todo mal”.