Llegan cartas

El derecho de los animales

Alberto de Luján Castillo.

DNI. 6.212.519.

Señores directores: Cuando se habla de proteger a los animales en este momento argentino en que todos sentimos, quien más quien menos, la necesidad de ser nosotros mismos protegidos de muchas agresiones de diversas procedencias, no deja de ser una cosa admirable que habla muy bien de los valores ciudadanos. Estos altos sentimientos se expresan a menudo en esta página por lectores que se rebelan al observar a perros, gatos, caballos y otras especies domésticas que son maltratados, abandonados por sus dueños, obligados a trabajar cruelmente, mal alimentados y hasta sacrificados por algunos de nuestros hermanos de especie.

La sociedad siempre ha reaccionado contra este tipo de comportamientos. Desde hace muchos siglos y hasta nuestros días la relación con los animales ha sido tratada por filósofos, teólogos, juristas, biólogos, ecólogos y políticos. Y son innumerables los trabajos, estudios, textos legales, religiosos, humanistas, utilitaristas, conservacionistas, etcétera, y se han formulado propuestas que se siguen discutiendo. El encuadre jurídico de los animales y su protección va perfilándose cada vez más: el destino de las ballenas, de la paloma torcaza, de los grandes felinos, focas, peces, patos de las islas, batracios y muchos más, tienen hoy leyes de protección en distintas partes del mundo. Pero esto no evita que cada cierto tiempo se movilice la opinión pública, en general más receptiva en lo que atañe a los animales domésticos, dado que su número no deja de aumentar y en muchos casos, perros y gatos son considerados como un miembro más de la familia. Se calcula que en el país existe un perro por cada cinco habitantes y cumplen funciones de vigilancia o simplemente de mascotas sobre todo en las ciudades. Si hablamos de exageraciones irracionales de “amor” y vano derroche de dinero, esto es un claro ejemplo que contrasta con el respeto a los animales que persigue la humanidad. Personalmente creo que estas costumbres son desvaríos que no hacen al trato de los animales que deberían ocupar su lugar, no reemplazar al ser humano. Hay un proverbio chino que dice algo así: “Existe mucho del ser humano en el animal y todo lo del animal en el ser humano”. Hay mucho de injusto en el desprecio que se puede tener por los animales.

Para terminar quiero destacar que en nuestro país fue Sarmiento en el siglo XIX, quien, como presidente de la Nación, avaló la protección animal con el primer decreto orientado en tal sentido, y en 1902 se funda la Sociedad Protectora de Animales Sarmiento, con la finalidad de resolver la situación de maltrato y abandono que sufrían los animales, particularmente los caballos de tiro. El 29 de abril se celebra el Día del Animal, recordando el fallecimiento de Ignacio Albarracín, uno de los fundadores y presidente de esa sociedad.