Trombonanza 2009

Diez años de crecer y compartir

El seminario internacional para trombonistas, tubistas y eufonistas, que goza de una programación de conciertos destacada, alcanza la década de vida entre prestigiosos profesores y jóvenes promesas. Auspician el municipio, la provincia y la UNL.

Ignacio Andrés Amarillo

[email protected]

Este lunes comienza la décima edición de Trombonanza, el ya tradicional seminario de trombón eufonio y tuba, único en Latinoamérica (y en el mundo, podrán decir sus organizadores). El encuentro volverá a reunir a destacados profesores con ávidos alumnos, coronando cada noche con un concierto.

Rubén Carughi -alma mater del encuentro anual- destaca: “Este año volverán Eckard Treichel de Düsseldorf; Irvin Wagner, tanto de la clásica como el jazz, de Oklahoma, Estados Unidos, que va a dirigir la sinfónica y tocar con la Jazz Ensamble. Jacques Mauger no viene porque tuvo inconvenientes de último momento, pero sí viene Simone Candotto, un italiano que está tocando como primer trombón de la Sinfónica de Hamburgo, una de las más importantes de Alemania. Él va a tocar el concierto con la orquesta sinfónica.

Destacó que “también viene por primera vez el tubista Eduardo “Chelo’ Lamas, un profesor que está viviendo en Mar del Plata actualmente; y Patricio Cosentino, tubista de la Sinfónica Nacional que hizo toda su carrera en Alemania. Con el eufonio va a estar Wilson Dias de Brasil.

Por el lado de la música popular vuelve Conrad Herwig (que ha sido nominado al Grammy otra vez); Donald Glasgo, un profesor de improvisación de Nueva York; Remigio Pereira Pintos, nuestro amigo de Asunción del Paraguay”.

Como novedad, Carughi resaltó que “se hizo un concurso para jóvenes instrumentistas, y los ganadores van a tocar las obras que prepararon junto a la Orquesta Juvenil de la Escuela Nº 9901 de Santa Fe, en el concierto del martes 4. Vienen antes con todo pago, no abonan la inscripción al curso”.

El también fundador de Santa Fe Latin Jazz resaltó que “todos los conciertos son con entrada libre y gratuita, excepto el de jazz del sábado a la noche en el teatro, con entradas de 35, 25 y 15 pesos. Presentarán un repertorio nuevo, que tiene que ver con lo latino, hecho en big band: Herwig y Glasgo mandaron el repertorio, con arreglos originales de Tito Puente (como “Picadillo’). Irvin Wagner va a tocar un homenaje a Nueva Orleans, de dos temas: el “Basing Street Blues’ y “La banda de ragtime de Alejandro’; y seguramente hará su show con las cucharas, que se llama “Bye bye blues’, que es un tema de él. Después hay una fiesta de salsa en ATE Casa España. Como el año pasado, se van a subir a tocar los trombonistas con la Sonora D’Irse”.

Rigor y buena onda

—¿Cómo se logra que las eminencias se bajen un poco del pedestal y que vengan recibiendo sólo el viático?

—Básicamente es por la onda que supimos generar acá nosotros. Uno de los pilares es la honestidad y el trabajo musical serio. Tratamos de no mentirle a la gente en lo que tocamos: cada uno toca lo que toca. También el mismo hecho de cómo ellos se sienten tratados: como personas antes que como profesores y eminencias. Al estar bien como personas quieren repetir la experiencia. Y la otra cuestión es el respeto de los alumnos. Hay momentos de diversión y desenfreno: comemos, tomamos y está todo bien; pero al otro día hay estar para tomar la clase y antes también, tomar muy seriamente la cosa en la cuestión artística.

Hay muchos lugares en Europa y Estados Unidos donde se juega un poco a no darle todo al alumno, o a darle otro tipo de cosas más misteriosas.

Los profesores que vienen tienen una idea similar, a lo mejor no por el mismo camino, y está a la vista que es la que funciona para tocar, cuando los escuchás. Acá no se trata de venderle nada a nadie, no están las grandes marcas sponsoreando. Acá una sola vez vino una a poner condiciones y fue rechazada de plano. Las empresas apoyan para estar presentes en un evento que está bien considerado: la Escuela de Música siempre recibe instrumentos, este año va a haber cuatro empresas.

El curso de la Asociación Internacional de Trombonistas es una vidriera para que vayas a comprar cosas. Estás prácticamente todo el curso sin tocar: escuchás a los mejores que existen, y muchos que tocan espectacular. Son cuatro días, no seis, y son clases magistrales para 400 tipos mirando.

La misma gente de Europa y Estados Unidos, cuando ha venido y visto que diseñamos un curso como a nosotros nos parecía, dijeron: “En realidad así debería ser, no como los de allá”. Así eran los cursos cuando empezaron allá, pero cuando entró la parte comercial son lo que son ahora.

En Trombonanza también se sacó la cuestión de que “si no tenés tal trombón no podés tocar” (que es lo que plantean los fabricantes). Vienen los profesores, agarran cualquier trombón y tocan como los dioses. Lógicamente, no vamos a negar que por algo un trombón cuesta 8.000 dólares y otro 200. Pero el tipo que toca no lo hace porque tenga el de 8.000; se puede expresar mejor con ése. Tenés que sonar así; si lo podés hacer con un caño de plástico, va a ser difícil... Tenés que expresarte así, decir esto. Para eso hay que estudiar y compartir lo que se aprende.

Ésa es una de las bases de Trombonanza: compartir todo, la cena, cómo soplamos, qué libro usamos. Por todo eso la gente tiene ganas de venir a Santa Fe una semana al año a estudiar, y los profesores a dar clases: porque la pasan bien, porque se dan cuenta de que lo que hacen sirve, porque se charla mucho entre todos, porque van apareciendo pibes que no tocaban nada y ahora son impresionantes. Dicen: “Yo en Alemania les digo una cosa y no les entra nada. Acá les digo una vez y ya lo están haciendo”.

2_pa.jpg
1.jpg

Rubén Carughi es, junto con su amigo Enrique Schneebeli, el principal motor de esta reunión musical que crece año a año.

Ilustración: Lucas Cejas.

El maestro Irvin L. Wagner, conocedor del jazz y la música clásica, dirigirá a la Sinfónica local y compartirá escenario con la Jazz Ensamble.

Foto: Pablo Aguirre.

/// LA CLAVE

Más allá de la música

En esta edición de Trombonanza también habrá un documental dirigido por Arturo Castro Godoy, uno de los cuatro ganadores del Concurso de Proyectos de Producción y Realización Audiovisual 2008 del Ministerio de Innovación y Cultura, dentro de la categoría Cortometraje Documental. También habrá una muestra de fotos en el Teatro Municipal, el jueves, viernes y sábado, con materiales de Miguel Lo Vuolo, con curaduría de Cristina Vallejos.

/// EL DATO

Especial

El lunes, El Litoral publicará un suplemento especial con toda la programación de los conciertos del encuentro, la nómina de profesores, un repaso de la historia e imágenes de ediciones anteriores. Día a día, El Litoral informará sobre la programación de Trombonanza.

Formación

—¿Qué expectativa tienen a nivel académico?

—Hay muchísimos más trombonistas que hace diez años; el trombón se ha diseminado por todo el país y Sudamérica. En Brasil siempre hubo mucho, porque está dentro de su música folclórica, del samba. La música de Colombia y Venezuela también, pero no así en Chile, Uruguay, Argentina o Paraguay.

En la Argentina el promedio de conciertos con protagonismo del trombón hace diez años era de uno cada dos años; actualmente hay entre ocho y diez por año: se multiplicó por 20. No había cuartetos de trombones, hoy hay poco más de diez en el país, uno o dos de nivel extraordinario, que están haciendo giras internacionales como Viento Sur: la fábrica francesa Curtois los ha llevado por toda Europa y Estados Unidos tocando tango y milonga. Inclusive los integrantes se conocieron acá, como otros de los cuartetos y algunos matrimonios (risas).

Algo muy importante es que se ha logrado sacar los misterios: si hay uno está a la vista, y es que si querés tocar bien tenés que sentarte todo el tiempo que puedas durante todos los días de tu vida. Y que después de unos cuantos años de ese estudio sale un talento que uno no sabía que tenía.