Genética, “fierros” y mucha gente

La rural, una gran vidriera

Los ganaderos, los tamberos y los fabricantes de maquinaria agrícola trajeron sus innovaciones a la pista y a los stands de Palermo. Pero la coyuntura política fue la gran protagonista de la muestra.

 

La rural, una gran vidriera

Gastón Neffen

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Enviado especial

La Exposición Rural de Palermo siempre fue un muy buen termómetro para medir la temperatura política del campo y un escenario muy útil para sondear cómo va la relación entre el sector rural y el gobierno.

En los clásicos discursos inaugurales de los sábados, los abucheos, los aplausos, los faltazos y los silencios de las tribunas han explicitado las expectativas o el claro fastidio —muchas veces, la bronca— que los productores tienen con las políticas agropecuarias.

Con un largo año y medio de conflicto campo-gobierno, esta edición de Palermo se viene caracterizando por su creciente voltaje político. El clímax de los sábados esta vez se anticipó al lunes, con una asamblea de más de 2.000 productores, en la que quedó bien en claro que los productores encaran esta nueve etapa de diálogo con desconfianza.

Con su habitual frontalidad, Alfredo De Angeli se lo admitió a Campolitoral, rodeado de mucha gente, y muy cerca del corral en el que nacieron los corderitos trillizos. “La esperanza está, pero ya nos llamaron varias veces y nunca se solucionó nada, lo único que hicieron fue confundir a la sociedad”, opinó.

Al lado de De Angeli, Luciano Miguens, ex presidente de la Sociedad Rural, planteó —más conciliador— que el sesgo de esta rural “es la búsqueda de acuerdos” (ver entrevista página 10). Pero enseguida agregó que el diálogo también implica “que se cumpla lo que se promete” y que se vayan solucionando los temas de fondo.

La constante referencia a la difícil coyuntura política y económica también fue el eje de los planteos de los cabañeros, los tamberos y los fabricantes de maquinaría agrícola.

Las personas que todos los años visitan La Rural se tienen que haber dado cuenta de que hay menos vacas. Entre los criadores de Angus, la raza más importante de la Argentina (más de la mitad del rodeo argentino tiene sangre de esta raza), las diferencias no fueron tan importantes. Trajeron un 5% menos que el año pasado (un poco más de 480 animales).

Pero en otras razas, los faltazos fueron más significativos. Los cabañeros Hereford participaron con algo más de 140 animales, es un 30 por ciento menos que en el 2008. En las razas que pisan fuerte en el Norte Argentino (Braford y Brangus), la presencia también cayó entre un 20 y un 30 por ciento.

La genética, en tiempos de crisis

A ningún cabañero le gusta perderse Palermo, la vidriera más importante de la ganadería argentina. ¿Entonces por qué hay menos animales? Para José Lorenzo, de la Cabaña de Brangus El Carmen, el principal factor es la incertidumbre del mercado. “No sabemos que va a pasar mañana”, opina este ganadero de La Peña Colorada (Córdoba) sentado en unos fardos, al lado de su box. “Tal vez falta clima de negocios”, fue la hipótesis de Leonardo González Kees, de la cabaña santafesina Los Retoños (que crían genética Braford en San Justo).

Hay que comprender que venir a La Rural tiene sus costos. Se calcula que mantener un reproductor o un vientre de elite en los corrales de Palermo (con alojamiento, forraje y flete) puede salir entre 4.000 y 6.000 pesos por cada animal. Una inversión que se piensa dos veces en un escenario de vacas flacas. “No quiero ni hacer las cuentas”, bromea Juan Fernando Castillo, propietario de una cabaña Hereford que vende a productores de la Cuenca del Salado bonaerense.

Es lógico que en este contexto las cabañas sólo vengan a la exposición con su mejor genética —la que les genera más confianza en las juras y en los remates— y eso también termina impactando en la cantidad de animales que se pueden analizar en la muestra.

En relación al mercado, quienes comercializan genética de punta reconocen que están amortiguando la menor demanda de los productores locales con las exportaciones. Martín Fernández, titular de una cabaña Angus con más de 40 años de experiencia (La Rubeta), cuenta que desde Lezama (cerca de Chascomús) ha exportado ha destinos tan lejanos como Colombia. “También a Brasil y a Paraguay”, precisa. En su establecimiento las ventas globales ahora representan el 40 por ciento de las ventas (hace dos años eran el 10% del negocio).

Alejandro Spinella, que cría Angus en Olavarría (provincia de Buenos Aires) cree que en la Argentina el negocio genético está en “stand by”. “En el marco de esta crisis apostamos a mantener todo lo que logramos y esperamos un contexto más favorable para ir por más”, argumenta.

González Kees aporta un dato que marca que el mercado puede empezar a cambiar. “Después de las elecciones nuestras ventas crecieron significativamente

Sin sinónimos

La crisis del sector lechero también fue un tema de conversación y análisis entre los productores y los dirigentes rurales que pasaron por los pabellones de Palermo. El presidente de la Unión General de Tamberos, Emiliano Amondariann le dijo a Campolitoral que ya no encuentra más calificativos y sinónimos para describir la difícil situación de esta cadena productiva.

“Estamos planteando al menos tres prioridades —resumió Amondariann—, la recomposición del ingreso del productor, la trasparencia de la cadena y la normalización del mercado”.

En el pabellón Holando, que este año contó con 52 vacas, Teodoro Mulder, tambero y tesorero de la Asociación de Criadores Holando Argentino (Acha), se remite a una sala de cuidados intensivos al momento de buscar una metáfora que explique la situación de la lechería. “Estamos en terapia y a punto de que nos conecten el respirador artificial”, aseguró.

Mulder tiene en su tambo en Brandsen y es el presidente de la Sociedad Rural de esa localidad. Cuenta que en los últimos dos años cerraron entre 15 y 20 tambos, “ahora sólo nos quedan 50 establecimientos lecheros”, precisa, con tristeza, porque su región tiene una larga tradición lechera y ganadera. Lo mismo pasa en San Jerónimo Norte, en Morteros o en Felicia.

Esta edición de Palermo, más que dejar una conclusión, plantea un desafío urgente. Lograr que esta nueva etapa de diálogo no se enrarezca con confrontaciones y sirva para resolver los problemas de fondo. El gobierno parece no tener margen para repetir viejos errores. La Rural confirma que los ganaderos, los tamberos y los fabricantes de maquinaría agrícola tampoco tienen resto y necesitan empezar a recuperarse.

 

 
 
 
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Un hormiguero. La gente desbordó las calles de Palermo para recorrer los stands, mirar los corrales y seguir las juras en la pista.

Foto: Mauricio Garín

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Los pabellones. En un año recesivo, los cabañeros sólo trajeron sus apuestas genéticas más fuertes. Por eso bajó un 20% la cantidad de rodeo bovino.

Foto: Mauricio Garín

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LA GENTE EN LA RURAL

En La Rural, la fascinación de los porteños con los animales del campo y “los fierros” agrícolas es un show aparte. Los chicos acarician las vacas —como si fueran perros—, se suben a los tractores y se sorprenden con el tamaño de las cosechadoras. Los grandes aprovechan para compran fiambres, dulces regionales, mates y productos de cuero.

A veces se producen situaciones que para la gente de campo son muy graciosas. En el pabellón Holando, una vaca de Lincoln descansaba acostada y se aburría masticando un fardo de alfalfa hasta que llegaron una abuela y su nieto. “Mira la toco y no me hace nada”, se emocionó el pibe. Pero la Holando se prendió al show y se paró, medio indiferente y mirando de reojo. “Ay se levantó, que maravilla”, dijo la Abuela, tan contenta como su nieto. Los peones que cuidaban el box se deben haber sentido en un zoológico.

Los porteños y el campo

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¡Mirá la cosechadora! El tamaño de la maquinaría agrícola siempre sorprende a la gente de la ciudad.

Foto: Mauricio Garín

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MAQUINARIA AGRÍCOLA

“Producimos la mitad”

Rafael Tosco es el gerente de ventas de Metalfor (Marcos Juárez), una de las empresas argentinas líderes en la fabricación de maquinaría agrícola y que también se ha extendido a Brasil (en donde instaló fábricas propias).

“Estamos produciendo la mitad que en el 2007”, aseguró Tosco, a Campolitoral. Además estima que las operaciones comerciales cayeron un 60 por ciento. Metalfor trajo a Palermo su línea de cosechadoras, pulverizadoras y equipos frutihortícolas.

En esta última etapa, la empresa de Marcos Juárez vendía un 25 por ciento de sus “fierros” a Europa del Este, Sudáfrica y los países de América Latina; pero ese escenario también se complicó. “Bajaron un 10 por ciento las exportaciones”, reconoce Tosco