Llegan cartas

Revalorizar el tiempo

Tito L. Rocchetti.

Ciudad.

Señores directores: El tiempo es un recurso no renovable, ya que una vez transcurrido no se lo recupera, una riqueza que cuando la disponemos debemos apreciarla en su verdadero valor. Para gastarlo en forma adecuada conviene ser organizados, puntuales, eficaces y en lo posible, no improvisar, porque el éxito reclama una vida activa en la que los minutos y los esfuerzos se utilicen con racionalidad. Actuar de esa manera facilita gozar del buen ocio y de una buena convivencia en familia.

Para ser competitivos no necesariamente se debe trabajar más sino trabajar mejor, y para eso hay que actuar como personas organizadas, pensantes y previsoras, con el fin de hacer mucho, bien y en menos tiempo, permitiendo así ganar el citado margen para que el descanso ocupe la parte que le corresponde dentro de la existencia y ayude a gozar de salud y felicidad.

Además, cuando se es puntual se compromete a otros para que actúen en forma similar, aportando un toque de seriedad y respeto a la relación, y si tal actitud constituye su norma de convivencia irá sumando más tiempo libre sin descuidar sus actividades con fines materiales o lucrativos. Esto no implica perder el tiempo, porque si el ocio es bien utilizado se goza más de las cosas que ofrece la existencia, mientras que ocupándolo en forma inteligente y compartida también ayuda a tener más vida social.

La elección de cómo emplearlo al destinarlo al esparcimiento normalmente responde a impulsos personales —compartidos o no—: la práctica de un deporte, leer, escuchar música, encuentros con amigos, charlas, viajes y la contemplación de la naturaleza son algunas alternativas.

A veces actividades que reclaman alguna planificación o esfuerzo se eluden porque la cultura del ritmo acelerado ha cambiado patrones de entretenimiento. Por eso a los padres les cuesta ofrecerles a sus hijos en el hogar un ambiente que los estimule para usar en forma beneficiosa su tiempo libre y los lleve a abrir la ventana de su inteligencia.

Es útil interesarlos a entretenerse en otras cosas además de la televisión o la computadora, y si bien ellos son los dueños de sus deseos, ayuda a tal propósito tratar el tema del ocio en la conversación familiar para en ella recomendarles que hagan sus cosas dentro de lo correcto y advertirles sobre actividades dañosas o inconvenientes. Enseñarles a que con esfuerzo e imaginación resuelvan sus problemas y aprendan a enfrentar y vencer dificultades, dándoles espacio y libertad para disponer de su tiempo y desarrollar su capacidad de entretenerse solos, porque es provechoso para dar rienda a su inventiva y a forjar su personalidad desde temprana edad.

La actividad física y el deporte además de entretener les hace bien a la salud y mejora su convivencia con los amigos, y cuando los jóvenes o niños son de carácter tranquilo respetar su deseo de gozar de la quietud; pero si en cambio son muy activos sugerirles actividades con menor ritmo como variante de su habitual forma acelerada.