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La familia se agranda

El miedo y la inseguridad mezclados con la alegría del nacimiento pueden derivar en un estado de angustia. FUENTE. PRO SALUD NEWS. FOTO. EL LITORAL

“Durante mi primer embarazo, al principio, tanto mi marido como yo nos pusimos muy ansiosos. Después, a medida que iban pasando los meses ese sentimiento se fue transformando en miedo e incertidumbre hasta llegar a convertirse casi en una obsesión. En el último trimestre, yo estaba todo el día pensando que me podía pasar algo, que iba a dar a luz en cualquier momento, e incluso soñaba cosas raras. Es más, estaba convencida de que, incapaz totalmente de organizar mi vida una vez que Maxi naciera, iba a sufrir depresión posparto”, reflexionó Sonia (41), al ser consultada sobre los cambios que impone -tanto a nivel personal como familiar- la llegada de un bebé, sobre todo cuando se trata del primero.

“Ahora, viéndolo a la distancia y después de haber atravesado dos gestaciones más con muchísima tranquilidad, me doy cuenta de que tal vez no tuve la contención adecuada. No porque mi marido, familia, amigos y médicos no me la quisieran brindar, sino porque yo al ser mamá primeriza quería experimentar todo, lo bueno y lo malo, por mis propios medios y según mis vivencias”, añadió la ahora experimentada mamá de Máximo (13), Maia (7) y Pili (4).

El miedo, las dudas, la emoción, los nervios son sólo algunos de los sentimientos que por lo general embargan tanto a las recientes mamás, como a los papás, al cruzar las puertas del sanatorio y dirigirse al hogar familiar por primera vez con el bebé.

Si bien los especialistas indican que esto es normal debido a las modificaciones obvias que impone la llegada de un niño a la familia, en determinadas ocasiones los sentimientos de angustia pueden volverse extremos, desarrollándose lo que los médicos llaman depresión posparto.

Para que esto suceda, por lo general se combinan diversos factores entre los que se destaca no sólo la personalidad de la reciente mamá, sino también el grado de apoyo con el que cuente, la relación que tenga con su pareja, lo bueno o malo que hayan sido el embarazo y el parto, la necesidad de volver al trabajo en poco tiempo e, incluso, el sobrepeso ganado durante la gestación. Es por eso que los especialistas recomiendan estar atentos ante la presencia de estos condicionamientos, pero también controlar la aparición de síntomas en general y la falta de sueño en particular.

Tiempo de cambios

Un reciente estudio realizado en Noruega y dirigido por la médica psiquiatra Karen Dorheim, señala que si bien los tres meses posteriores al parto están caracterizados por el cambio continuo en los parámetros de descanso, en algunos casos estas modificaciones podrían obedecer a la depresión posparto. “El sueño podría ser un elemento que interactúa y modera el resto de factores de riesgo asociados a la depresión posparto y, por otra parte, puede constituir el desencadenante de esta afección en mujeres que ya sufrían alteraciones”, dice el informe.

Los datos se extrajeron de una muestra de 2.830 mujeres que dieron a luz entre septiembre de 2005 y 2006 en el hospital Stavanger del mencionado país. Todas respondieron un cuestionario que les fue enviado a las siete semanas del alumbramiento. Entre ellas la prevalencia de problemas del sueño fue del 57,7 por ciento y la de la depresión del 16,5. Por su parte, la media de horas de sueño fue de 6,5 horas.

El peso, un tema clave

Otra de las cuestiones centrales para las mujeres durante el período posparto es la recuperación del peso. En este sentido, un aliado fundamental es la lactancia materna que no sólo contribuye a reforzar el sistema inmune de los bebitos, sino que además ayuda a la pérdida saludable y permanente de los kilos ganados.

“El primer tiempo después de haber sido mamá no es el mejor momento para comenzar una dieta, dado que la mujer tiene que estar sana, fuerte y nutrida para poder alimentar a su bebé”, explicó la Dra. María Varas, médica pediatra del Hospital Álvarez.

“En este sentido, es fundamental realizar una desmitificación: no es sumamente relevante bajar de peso ‘ya’, al salir de la clínica”, añadió la experta.

Entonces, ¿cuál es la solución?. Los especialistas sostienen que la clave está en la combinación de un plan alimentario saludable y combinado con la reincorporación a la actividad física despacio y paulatinamente; pero siempre prestando atención a lo que se solía hacer antes y lo que “cada cuerpo aguanta”.

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SÍNTOMAS

Algunas pautas que permiten saber si está frente a un cuadro de depresión posparto son: pérdida de interés, pérdida del apetito, disminución de la energía y de la motivación para realizar cualquier actividad, dificultad para dormir o mantener el sueño o dormir más de lo acostumbrado.

ALERTA

Otras manifestaciones son: llorar constantemente o estar triste; sentir culpa; estar nerviosa, irritable o angustiada; subir y bajar de peso sin ninguna explicación; sentir que la vida no tiene sentido y preocupación ante la posibilidad de dañar al bebé.