Campolitoral en EEUU

Los cowboys: una vida de película

Cientos de periodistas agropecuarios de todo el mundo se reunieron en Fort Worth para participar del 53º Congreso Mundial de la especialidad. La cultura del trabajo rural sigue viva detrás del show.

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Juan Manuel Fernández

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Enviado Especial a EEUU

La Federación Internacional de Periodistas Agropecuarios (IFAJ, por sus siglas en inglés) eligió la ciudad texana de Fort Worth, EEUU, para realizar su 53º congreso mundial. Y, lógicamente, “vivir el espíritu cowboy” fue la consigna para los 200 periodistas especializados que llegaron de todo los rincones del globo.

A un par de kilómetros del casco urbano, se encuentra el “Histórica Fort Worth Stockyards”, un “distrito histórico nacional” en el que se hacen realidad las populares imágenes de vaqueros batiéndose a duelo en la puerta de un bar o los arreos de hacienda por la calle principal, una práctica que se repite todas las tardes para mantener viva la cultura local.

Allí también se encuentra el Coliseum que en 1918 fue el primer rodeo del mundo bajo techo y donde todos los años se lleva a cabo el “Fort Worth Stock Show and Rodeo”, una feria de 21 días de duración, entre enero y febrero, en la cual se exponen y subastan más de 20.000 animales. La primera edición se celebró en 1876 para que los ganaderos comercien su hacienda y hoy convoca visitantes de unos 116 países que buscan la más alta genética de 13 razas vacunas de carne y 5 lecheras. Además se exponen caballos, burros, conejos, ovejas y hasta palomas.

Historia viva

Otro de los hitos que impulsó el desarrollo ganadero del lugar fue la instalación del frigorífico Swift Armour en 1903, que tuvo un gran impacto en la economía de la ciudad y el estado, llegando incluso a construir su propia línea ferroviaria. La planta operó hasta 1971 y hoy se conserva como patrimonio del lugar. En la actualidad la faena está concentrada en dos ciudades del oeste texano: Houston y Lubbock.

En el Fort Worth Stockyards abundan los museos que reviven la historia del “lejano oeste”, e incluso hay sitios que fueron escenario de auténticos duelos de pistolas, como el bar White Elephant Saloon. Al igual que en las películas de Hollywood, la galerías de madera son caja de resonancia para el taconeo de otro verdadero patrimonio del lugar: la botas tejanas, que nadie se priva de usar, incluso con las espuelas puestas.

Sin embargo, para la cultura ganadera local el más preciado de sus tesoros lo constituye la raza criolla, llamada “longhorn” (cuernos largos) por la excesiva envergadura de las astas, que puede llegar a medir más de 2 metros. Estos son los animales que diario se arrean por el centro del poblado ante la vista de todos.

Show e industria

Cuando llega el fin de semana, los viernes y sábados por la noche, todo el “espíritu cowboy” se concentra en Coliseum, donde se desarrolla el rodeo: una tradición que los norteamericanos transformaron hábilmente en una industria del entretenimiento que mueve millones de dólares.

La ceremonia comienza rindiéndole culto al “longhorn”: las luces del estadio se apagan y por la tranquera principal hace su entrada, bajo un haz de luz, un viejo ejemplar que sólo permanece unos segundos ante la vista de todos y luego retorna a su corral.

El otro momento solemne lo protagonizan los símbolos patrios. Una niña toma el centro de la pista y canta a capella el himno nacional; luego una jinete recorre el óvalo de arena portando la bandera estadounidense; primero al paso, luego al galope y finalmente a la carrera ante la euforia del público ubicado en las tribunas.

Pocos minutos después sí llega el rodeo mismo. Uno de los “clown” incentiva los aplausos parado sobre su barril multicolor, antes de que los primeros toros sean embretados y montados por jóvenes vaqueros. Cuando llega la señal, ambos bestia y jinete- se transforman en un torbellino embravecido que gira y se sacude furiosamente.

Más tarde será el turno de hombres y mujeres que enlazan terneros a la carrera, los tumban al suelo y los inmovilizan atándoles las patas.

Y para que nadie se quede fuera del espectáculo, los chicos del público también tienen su oportunidad cuando se los convoca a bajar a la arena para ser protagonistas de otras diversiones. Primero sueltan un ternero con una cinta pegada en el lomo y todos corren tras él para quitársela; y en otro momento, los niños más pequeños, tienen que perseguir una oveja hasta inmovilizarla.

Espectáculo y algo más

Por su bien ganada fama de transformar todo en un espectáculo puede creerse que cualquier iniciativa de los norteamericanos está condenada a la superficialidad o el puro pasatismo lucrativo. Sobran ejemplos que lo confirman, pero en el caso del rodeo o “los vaqueros” no deja de ser además- una forma de realzar y difundir el valor del trabajo agropecuario, mezcla de tradición y economía.

Cuando llega el fin de semana por la noche todo el “espíritu cowboy” se concentra en Coliseum.

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EL DATO

Historia

En 1918 el Fort Worth Stock Show presentó el primer rodeo del mundo bajo techo. Dos años después incorporaron las primeras competencias de monta de toros. Al año se realizan unas 30 funciones que recaudan más de 100 millones de dólares. Las competencias incluyen “cutting” que consiste en apartar ganado, jineteo de toros y de caballos broncos. Los visitantes también pueden disfrutar espectáculos como el “Ranching Heritage Weekend” (fin de semana de herencia ranchera), la “Bull’s Night Out” (noche del campeonato de monta de toros) y “Best of Mexico”, que celebra la cultura, la música y la equitación del país vecino.