Consejos para mantener la higiene en la cocina

Cómo manipular los alimentos

para prevenir enfermedades

Conservarlos y cocinarlos correctamente son algunas de las medidas que ayudan a cuidar la salud. La importancia de tener la heladera limpia y organizada. Tips para reducir los riesgos de contagio.

De la redacción de El Litoral

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Botulismo, Escherichia Coli, salmonelosis, intoxicación, cólera son algunas de las enfermedades que nos pueden transmitir los alimentos si no se toman las medidas para su correcta utilización. Cuidar nuestra salud implica recaudos en todas las fases de manipulación: elaboración, conservación e ingesta.

A la hora de comprar es necesario tener en cuenta el origen, la fecha de elaboración o vencimiento (si son productos envasados), el aspecto que presentan tanto los alimentos (carne, pescado, frutas y verduras) como los envases (que estén cerrados, que las latas no estén abolladas ni hinchadas). Estas mismas precauciones deben tomarse al momento de consumirlos.

El frío, un aliado

Las medidas de prevención continúan durante el almacenamiento y la preparación.

Uno de los principales factores que pueden provocar enfermedades es una incorrecta cadena de frío. Los alimentos perecederos y los congelados deben ser guardados en la heladera apenas son comprados. Se recomienda que la temperatura de este artefacto no supere los 8º y en verano, los 4º. Otro consejo para conservar la temperatura adecuada es no guardar alimentos calientes -recién cocinados-, sino esperar a que se enfríen. Sin embargo, no es aconsejable que la comida permanezca más de dos horas fuera del refrigerador.

Creer que el frío mata los microbios es un mito; la refrigeración sólo evita que se multipliquen. En este sentido, los freezers son indicados durante el período de tiempo que pueden conservarse los alimentos a baja temperatura. Cumplido ese plazo, la descomposición continuará su camino.

Por otra parte, hay que tener en cuenta que ciertos productos que pueden ser almacenados fuera de la heladera (salsas de tomate, leche larga vida, atún en lata), una vez abiertos necesitan frío para no echarse a perder.

También es importante limpiar la heladera frecuentemente porque puede contener microorganismos -por ejemplo, de una verdura podrida, un queso con moho o una leche cortada-.

Los microbios

Otro factor importante es el tiempo que transcurre entre la preparación y el consumo del alimento. Cuanto más tiempo se espera, mayor es el riesgo de que proliferen los microbios.

También es necesario evitar que haya insectos donde se almacena la comida o se la prepara. Por ejemplo, hay que tener cuidado con las moscas, que abundan en la basura y de allí pasan a los alimentos, transportando en sus patas gérmenes.

Sin embargo, para que estos microorganismos proliferen necesitan cierto tiempo -por eso es importante no dejar los alimentos al aire libre más de una hora antes de cocinarlos- y determinado tipo de alimentos (tanto por su composición como por su textura). No es lo mismo que una mosca se pose sobre un pan -que es seco- que sobre una crema pastelera -cuya superficie es mucho más adherente y húmeda, lo cual favorece la reproducción de microbios-.

La buena cocción es otra forma de prevenir enfermedades, ya que destruye los gérmenes. Es importante cocinar correctamente los alimentos y cuando se los recalienta, hacerlo de manera pareja.

Finalmente, hay que estar atentos a lo que se llama “contaminación cruzada”, que se produce cuando los contaminantes pasan de un alimento crudo a uno cocido; también se da a través de una superficie (mesada, tabla, plato) o utensilio (cuchillo, cuchara) que tuvieron contacto con un alimento crudo y no hayan sido higienizados.

A todo esto hay que sumarle las medidas de higiene personal que debe extremar quien manipule los alimentos: lavarse las manos, recogerse el cabello y no tocar los productos si se tiene una herida.