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Páginas con sangre

¿Catarsis, morbosidad, exorcismo? Sea cual fuere la razón y la profunda inspiración, muchos grandes escritores dedicaron algunas de sus páginas a describir un crimen. Las páginas de Shakespeare, por ejemplo, están atestadas de crímenes, o las de nuestro flemático Borges, para no hablar del género literario que ha hecho de este “percance” humano su centro de atracción: el policial o detectivesco. Álvaro Abós ha compilado una antología de estas páginas que trasudan sangre y horror. El resultado es un libro que “pasea por todas las formas posibles de narrar el crimen: a veces por la voz de un testigo que puede ser la voz de un narrador impersonal, a veces por la voz de la víctima, a veces por la voz del asesino...”.

“El idioma castellano tiene dos palabras para designar a quien priva a otro de la vida. Un término es legal: “homicida’. El otro es de uso común: “asesino’, palabra que proviene de: miembro de una secta sufi que consumía hachís o droga del cannabis antes de sus cruentas incursiones. Otros filólogos creen que desciende de un verbo griego, kríno, que significa “separar”. Por otra parte, la palabra “crimen” desciende del latín crimen, que tanto significa “delito” como “acusación”. También es latino otro posible origen ligado a la raíz kr: depurar, limpiar. En latín muerte es mors y de allí provienen tanto la palabra inglesa que designa al asesinato, murder, como la alemana, morderisch. Quizás estas menudas erudiciones filológicas nos den una pista del complejo de cuestiones que se entrelazan en la noción del asesinato, y también orienten sobre esta cuestión: ¿por qué el más horrendo de los crímenes, la privación de una vida, acto que nos asquea en la realidad, nos atrae en el arte?”, escribe Abós, y nos recuerda el título del célebre libro de Thomas de Quincey: “Del asesinato considerado como una de las bellas artes”, y también la conocida sentencia de Chesterton, para preguntarse finalmente: “Si el criminal es el artista y el crítico el detective, ¿qué es el lector?”, y responde: “El lector, ese voyeur, es al mismo tiempo criminal y víctima”.

“Asesinos” incluye, entre otros, inolvidables cuentos de Italo Svevo, Marcel Schwob, Charles Dickens, Marcel Proust, Antón Chejov, H.P. Lovecreaft, Joseph Conrad, Bram Stoker, Nathaniel Hawthorne, Robert Louis Stevenson, aparte del ineludible fragmento culminante de “Crimen y castigo”, de Fiodor Dostoievski. Publicó Adriana Hidalgo.v

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