Con los pies en la almohada

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Foto de Federico Inchauspe.

Por Juan Carlos Ramírez.

“El olimpo”, de Francisco Bitar. Colección Chapita, Santa Fe, 2008.

“El olimpo”, de Francisco Bitar, es un grupo de siete poesías de ritmo fluido, que aunque presentan temáticas variadas están unificadas por un léxico austero y una claridad conceptual en la presentación de las imágenes, certeras para la fruición del lector.

En consonancia con el título de la obra, el yo lírico de varias poesías dice en los títulos estar “al revés en la cama, con los pies en la almohada”. Así es entonces cómo observará y meditará sobre temas como el asedio amoroso, la puesta en escena de un mundo repitente y en ocasiones superficial, o el paso del tiempo y sus huellas. También, hay un instante entre la noche que se va y el día que llega, en que todo es oscuro y confuso, el momento en que las luces naturales y artificiales se confunden o sólo se halla oscuridad; el momento en que nos mudamos a una casa todavía amueblada y que no sabemos si es nuestra o de los anteriores inquilinos, en fin, una situación de umbral que Francisco Bitar en el primer poema de su libro capta de modo esencial.

“es lógico recordar el momento

anterior incluso

a terminar el curso

de la primera comunión

en que se pierde todo diálogo con Dios

y se le empieza a rezar a todo

para que no desaparezca”

Como en este botón de muestra, el poeta se detiene a observar los cambios que se dan en los momentos cruciales de la vida, o, en contracara, en los efímeros (aunque también los primeros los sean fuera del recuerdo). Y el lector es llevado al estado de compenetración en el que hace suya las palabras y el sentir de otro, la identificación que sólo logra la buena poesía.

El lirismo de estas poesías se aleja del ejercicio de las formas puras y se deja llevar por el pulso personal del poeta, que con versos libres ofrece en la lectura un ritmo vivaz, casi de narración, y que con la disposición de las estrofas entrecorta los poemas con espacios vacíos para detenerse en un sentir o simplemente para separar ideas con un abismo blanco.

Los temas existenciales y los sentimientos universales son presentados con imágenes de referentes cercanos a nuestra realidad contemporánea, por ejemplo una “remera” por la que se debe pasar la cabeza definida como un “túnel opaco”. Mediante la elección de referentes directos y un lenguaje claro para poetizar, “El olimpo” logra en los lectores una profunda representación, o al menos una más directa y espontánea.