Menos bolsas de plástico, más salud para el planeta

Menos bolsas de plástico, más salud para el planeta

en distintos lugares del mundo existen normas para comenzar a reemplazar los materiales contaminantes por otros menos agresivos para el ambiente.

La conciencia ecológica gana peso en la sociedad. El consumo de bolsas de plástico se ha frenado a favor de alternativas más respetuosas con el medio ambiente. TEXTOS. NATALIA P. OTERO y REVISTA NOSOTROS. FOTOS. EFE REPORTAJES.

Algo tan cotidiano como ir de compras puede poner en peligro la frágil vida del planeta, y un simple cambio de hábitos puede evitarlo. El consumo masivo de bolsas de plástico de un único uso, las llamadas “camiseta”, provocan desastres ecológicos; por ello son muchos los lugares en los que ya no se permite, o se grava con impuestos su uso.

Según los expertos, el consumo mundial de plástico superará los 300 millones de toneladas en 2010, con el impacto medioambiental que ello conlleva.

En palabras de Esteban Gimeno, presidente de la sección ibérica de la Asociación Europea de Productores Plásticos (PlasticsEurope), en 2006 la utilización de recursos plásticos se cuantificó en 250 millones de toneladas, de las que el 25% correspondieron al continente europeo.

“Se consumen tantas (bolsas plásticas) porque son necesarias, porque nos hacen la vida más fácil, se han hecho imprescindibles”, explicó Enrique Gallego, director general de la Asociación Española de Industrias de Plástico (ANAIP), en una conversación con EFE.

Pero si las sustituimos por aquellas alternativas más respetuosas con el medioambiente, seguirán haciéndonos la vida más fácil y nos asegurarán un entorno limpio y libre de contaminación.

No obstante, la Asociación Española de Fabricantes de Bolsas de Plástico defiende que sus productos tienen “un grave problema de imagen”, porque éstos son 100% reciclables, y “al ser inalterables, no emiten calor, ni CO2 ni otros destructores de la capa de ozono”.

El consumo de bolsas de plástico, se ha convertido en un tira y afloja entre gobiernos, asociaciones medioambientales, fabricantes del sector, y grandes cadenas de supermercados.

La defensa de los intereses por parte de cada uno de ellos ha provocado numerosas dudas, entre la mayoría de la población, sobre la realidad de los sacos plásticos.

CONCIENTIZACIÓN

La culpa del impacto negativo en la ecología no sólo es de estos sacos y sus componentes, sino del mal uso que los usuarios hacen de ellos. La falta de concientización, con los problemas que provocan y las ventajas de la utilización de alternativas agravan la situación.

A la hora de hacer la compra se apuesta por la comodidad a toda costa. Si en lugar de recibir bolsas nuevas de plástico con cada compra, se utilizasen las que se amontonan en un rincón de la cocina, reduciríamos considerablemente el gasto de las mismas.

En países europeos como Suiza, su utilización está prácticamente erradicada. Se cambian por aquellas de papel que se pagan previamente, y se reutilizan en sucesivas compras, o se recurre a las duraderas bolsas de tela.

Italia, Francia, Dinamarca o Irlanda, han decidido implantar el pago de tasas por parte de los usuarios o su prohibición. En China, desde la decisión de cobrarlas, se ha reducido su consumo en un 66%.

En EE.UU, San Francisco fue la primera en tomar medidas, Oackland y Boston estudian seguir sus pasos. Nueva Delhi también declaró su particular guerra contra las “camisetas de plástico”, y vetó su uso en toda la ciudad.

La sociedad española sin ánimo de lucro, Cicloplast, defiende que no sólo se consumen abusivamente, sino que luego no se desechan correctamente, pues no siempre acaban en el contenedor de reciclado adecuado, imposibilitando de esta manera su recuperación.

Son muchas las imágenes que nos llegan de grandes vertederos de plásticos en tierra, pero quizás el entorno más afectado sea el mar, en el que la fauna y la flora corre grave peligro por la presencia de estas bolsas en su ecosistema.

ALTERNATIVAS YA PRESENTES

Saber qué se hace mal y buscar la manera de enmendarlo: ésto es lo que han decidido las empresas de los sectores que las fabrican y los que las utilizan.

Son numerosas las compañías que han optado por alternativas más respetuosas con el medio ambiente: Carrefour, empresa propietaria de una gran cadena de hipermercados y supermercados, se comprometió a eliminar de forma paulatina las bolsas de plástico.

El gran imperio de Amancio Ortega, el Grupo Inditex (Zara, Bershka, Oysho, Massimo Dutti, etc) presente en todo el mundo, conscientes del problema, llevan algún tiempo ofreciendo bolsas de papel reciclado o plástico biodegradable, que acelera su descomposición, sin dejar ningún residuo.

El sector del embalaje se orienta cada vez más a la producción de productos biodegradables, con el fin de darle una mano a la causa ecológica. Así los artículos fabricados con fécula de papa, emergen con fuerza entre las alternativas ya existentes como la utilización de tela o papel.

Al contrario que una bolsa de plástico -que tarda unos cuatrocientos años en desintegrarse, según Greenpeace- las de componentes orgánicos se descomponen en poco más de tres meses pasando a formar parte del sustrato del suelo sin contaminarlo, como defiende desde su página web, Coemmo, empresa que las fabrica.

Su resistencia y aspecto no distan mucho de las tradicionales, pero los beneficios para la naturaleza son notables.

Sin embargo, las opciones destinadas a sustituir a las viejas bolsas de plástico son más caras, y el interés económico queda muchas veces por encima del ambiental. “La industria que las fabrica es más reacia al cambio”, afirma Julio Barea, responsable de contaminación de Greenpeace España. A pesar de ello, confía en que los cambios se llevarán a cabo “porque así lo quiere la gente”.

Es necesaria la concientización acerca del problema, sabiendo que pequeños cambios de hábitos pueden contribuir a la conservación del planeta. La oportunidad de mejorar la situación del medioambiente está en manos de todos y, desde el ciudadano hasta las grandes compañías, es una responsabilidad conjunta.

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un simple cambio en los hábitos de consumo puede producir un impacto positivo en la calidad ambiental.

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EN LA CIUDAD

El 25 de junio el Concejo Municipal aprobó una ordenanza que establece la prohibición, en los comercios de la ciudad, de la utilización de bolsas plásticas para la entrega de mercaderías. La implementación de esta medida será gradual, y entrará plenamente en vigencia a partir del 1º de enero de 2012. El Ejecutivo Municipal reglamentará los plazos a cumplimentar por los diferentes tipos de comercios existentes.

La iniciativa fue impulsada por los concejales Jorge Henn, Carlos Suárez y Héctor Acuña, y las concejalas Noelia Chiementín, María Lastra, y Alejandra Obeid. En los fundamentos de la norma expusieron que ”no se trata solo de eliminar una bolsa de polietileno, significa asumir que nuestros hábitos de consumo están afectando el planeta y es momento de cambiar”.

Apuntaron además que, según estimaciones, sólo en la Argentina se desechan 150 bolsas por persona cada doce meses, lo cual equivale a varios miles de millones por año. “Por eso el propósito de este proyecto es eliminar el impacto que provoca la abundancia de estas bolsas de gran perdurabilidad (se calcula en 300 años) en los rellenos sanitarios, cursos de agua, desagües pluviales, basurales a cielo abierto, etc”.

La ordenanza se funda en la necesidad de reducir la cantidad de bolsas que se utilizan a diario, reutilizar las bolsas plásticas que se entreguen hasta tanto rija la prohibición total y por último, reciclar las que se utilicen hasta el 1º de enero de 2012, generando con dicho material bolsas que por sus características sean más resistentes y permitan volver a usarlas. Más información: concejosantafe.gov.ar