AL MARGEN DE LA CRONICA

Cromañón, el día después

Dicen que cuando ninguna de las partes involucradas en una causa judicial queda conforme con la decisión de los jueces, es porque realmente se hizo Justicia. Si esta consigna fuera realmente cierta, bien podría afirmarse que en el caso Cromañón los encargados de dictar sentencia no fueron del todo justos.

Es que casi todos los involucrados están disconformes. Chabán, con sus 20 años de cárcel; el manager de Callejeros, con 18 años de pena, son seguramente los más golpeados. Pero también recibieron un fuerte cachetazo los familiares de las víctimas, que pretendían algún tipo de sanción para los integrantes del grupo.

Es que los músicos quedaron absueltos de culpa y cargo. Para el Tribunal, no cometieron delito alguno, ni siquiera de manera indirecta, como cómplices o partícipes necesarios. Ellos son los únicos conformes con la decisión judicial.

En sus argumentos para absolver a los músicos, el Tribunal plantea que no se encontraron elementos suficientes como para probar que estuvieran a cargo de la organización del evento o que conocieran “el pacto espurio” entre Omar Chabán y el subcomisario Carlos Rubén Díaz. En otras palabras, no participaron en el pago de coimas para evitar controles.

Los jueces indicaron que “todas las referencias a supuestos conocimientos de los riesgos, de las condiciones del local, o al incumplimiento de determinados deberes que se les pretendieron endilgar en los alegatos (a los músicos) no pueden ser objeto de reproche penal”.

Lo que vendrá ahora serán las apelaciones de la fiscalía, de los defensores de los condenados y de los representantes de los allegados a las víctimas. La causa seguramente llegará hasta la Corte.

Un dato más: los jueces recomendaron al Congreso que evalúe aumentar “considerablemente” la escala penal establecida para el delito de incumplimiento de los deberes de funcionario público.

Es que los funcionarios que no cumplen sus deberes jamás terminan presos. Ellos lo saben. Por eso, muchos se arriesgan, se corrompen, sacan provecho. Si nadie se da cuenta, llenan sus bolsillos. Y si los descubren, “no pasa nada”, aunque el daño ya esté hecho.