Mega tambos en Texas

La lechería más intensiva

El modelo de producción estadounidense no se agota en la estabulación. Grandes guacheras y novedosos ambientes completamente aislados del exterior se suman para hacer rentable un negocio cada vez más dependiente de la escala.

La lechería más intensiva

Juan Manuel Fernández

Enviado Especial a EEUU

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El alcance del término “intensivo” que se utiliza en la lechería argentina puede resultar insuficiente si se recorre un mega tambo en el estado norteamericano de Texas. Allí pueden encontrarse planteos estabulados de 3.500 vacas en ordeñe, guacheras automáticas bajo techo para casi 1.000 terneros o la “nueva moda”, que consiste en montar establos completamente aislados del exterior con temperatura controlada.

La empresa Vander Horst Dairies administra 6 establecimientos entre tambos, guachera y campos para producción de forraje. Toda la leche que producen, exclusivamente a base de silo como único alimento (entre un 80 y 90% de los tambos norteamericanos trabaja de este modo), se entrega a una empresa en la que los tamberos tienen participación accionaria.

Apuesta a la escala

En el condado Erath existen 89 tambos que operan con un promedio de 1.500 vacas en ordeñe. Sin dudas, los establecimientos que conducen Alan Vander Horst y su esposa, Becca, se salen de ese molde.

Uno de ellos se llama “Sierra Dairy” e impacta con sus 3.500 vacas bajo inmensos establos milimétricamente diseñados para optimizar tiempo y recursos. Cada “galpón” cuenta con un callejón central por donde transita el míxer que suministra silo a base de maíz, algodón, alfalfa y suplementos. A ambos lados hay 350 vacas en cada línea que reposan en camas de arena y se refrescan con potentes ventiladores.

Estos ambientes también cuentan con un sistema de aspersión de agua para refrescar esporádicamente a los animales y hacer la limpieza diaria, una tarea casi automática ya que el piso (de ladrillos de cemento) tiene una leve inclinación que deriva el barrido de agua y bosta hasta una de las puntas, desde donde se bombea a una gran cava.

La rutina diaria de los animales incluye el paso por un “tambo calesita” para acelerar las tareas de ordeñe.

De manera integrada, en las inmediaciones cuentan con otros establecimientos como “Windmill Farms”, un tambo con innovadores sistemas de ventilación y refrigeración para los animales; y “Sequoia Calves”, una mega guachera con capacidad para criar 960 terneros bajo techo.

El alimento para todas las empresas que maneja la familia se cosecha en “Grass Roots Farming”, establecimiento con poco más de 3.000 hectáreas (7.5000 acres) dedicadas a granos y pasturas, algunos bajo riego, con los que luego se elaboran los concentrados.

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Mega guachera. Las terneras se destinan a un establo bajo techo con capacidad para 960 animales, donde permanecen hasta los 50 o 60 días de vida.

FotoS: Juan Manuel Fernández

Pasión por las vacas

Los Vander Horst utilizan principalmente razas Jersey y Holstein, pero también la cruza de estas y algo de Sueca Roja y Blanca. Por las altas temperaturas las Jerseys se comportan mejor, pero Alan asegura que la mayor producción la logra con las cruzas. Seguramente sería una rareza para un productor argentino ver que todas tienen la cola cortada para evitar que dañen los ojos de los ordeñadores. Esto es posible porque, gracias a una eficiente tarea de saneamiento, no se ven moscas en el establecimiento.

El ordeñe se realiza en un tambo calesita de 60 bajadas que trabaja a razón de 450 cabezas por hora. “Los tambos chicos lo usan más rápido, pero a nosotros no nos sirve porque las vacas no terminan de dar toda la leche”, explicó el propietario. Los animales se ordeñan “dos veces en lugar de tres”, porque así mejora la calidad de la materia prima (en primera lactancia las ordeña 4 veces al día). En verano obtiene un promedio cercano a los 23 litros por vaca, pero en invierno puede superar los 30.

Con la misma pasión de un tambero argentino, Alan Vander Horst (que también tiene el aspecto de un colono santafesino) proclama: “a mí lo que me interesa es la conversión de alimento en leche”. De su costo total, la dieta de los animales representa entre 55 y 60%. Y también se queja de que la industria solo quiere volumen en lugar de discutir calidad.

Fábricas lecheras

Tan intensivo es el sistema que las vacas son verdaderas máquinas de dar leche, característica fácilmente comprobable al observar las importantes dimensiones de las ubres del rodeo.

Los animales se inseminan por primera vez con 350 kilos y se ordeña la totalidad del plantel. Las lactancias son, en promedio de 9 meses. Entre 60 y 90 días luego de parir se preñan nuevamente.

A diferencia de los tamberos argentinos, que siguen sin resolver el dilema de los terneros macho, Alan soluciona la disyuntiva sin dudar: los mata el mismo día que nacen y se venden para manufactura a la industria frigorífica.

Las hembras se destinan a una “mega guachera” en la que se alojan 960 terneros bajo techo en compartimentos individuales con suministro de alimento y agua automatizado. Se trata de otro establecimiento denominado “Sequoia Calves”, donde la cría dura entre 45 y 60 días.

La construcción de estas instalaciones se realizó en el verano de 2008 y le significó a los Vander Horst una inversión superior a u$s1.2 millones, a razón de u$s1.350 por ternero.

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Una rareza. Las vacas de los establecimientos tienen la cola cortada para evitar que dañen los ojos de los operarios en el ordeñe.

Aisladas del exterior

El otro “chiche” de la empresa es lo que Alan Vander Horst calificó como “una nueva moda” entre los tamberos norteamericanos: aislar las vacas en establos completamente cerrados en los que se busca mantener una temperatura ideal. En su caso, en la empresa “Windmill Farms” cuenta con 2.300 vacas, de las cuales 1.050 permanecen dentro de un gran galpón con puertas levadizas y un sistema de “ventilación cruzada” que garantiza 22º en su interior, siempre y cuando en el exterior no haya más de 40º (en ese caso no logra bajar de 28º dentro del establo).

Una de las paredes laterales consiste en un gran panel refrigerado a agua, mientras en la pared opuesta hay grandes extractores como los que se utilizan en los establecimientos avícolas. Estos extractores expulsan el aire viciado del interior y fuerzan el ingreso a través del panel refrigerado, climatizando el lugar.

El sistema también tiene un mecanismo automático de limpieza, que consiste en un “barredor” que recorre el establo de punta a punta al ras del suelo, traccionado por un malacate, que recolecta todo el bosteo de los animales.

En el exterior también hay grandes ventiladores a cielo abierto con aspas como las de un avión que refrescan al rodeo que descansa bajo la sombra.

La granja, que actualmente cuenta con 22 empleados, se montó en la década de 1990 y se remodeló en 2005.

La misma pasión

Varios miembros o colaboradores de la empresa Vander Horst llevan consigo el mismo lema, ya sea bordado en una gorra como en una camisa: “Our land, our cows, our passion” (“Nuestra tierra, nuestras vacas, nuestra pasión”). Ese sentimiento empujó a Alan y Becca a comenzar en los 80 con su primer tambo de 900 vacas en un planteo tradicional. Y luego fue también el que los obligó, entre 2005 y 2008, a subirse al tren de la intensificación para poder mantenerse en el negocio.

Con matices, según la reglas de cada país, la lechería se practica y se sufre del mismo modo en todos lados. En Texas, hubo cierre de establecimientos en los últimos años y los Vander Horst recién esperan remontar un 2009 con números negativos hacia fines del año. Mientras tanto, siguen pensando que sólo con la pasión no alcanza y redoblan los esfuerzos para mantener la excelencia productiva, pero también financiera. 

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NÚMEROS DE “SIERRA DAIRY”

3.500 vacas en ordeñe

2 ordeñes al día, excepto para las de primera lactancia que van 4 veces diarias al tambo

23 litros diarios por vaca en verano y 30 o más en invierno

4.1 a 4.5% de grasa

3.2 a 3.6 de proteína

140.000 a 230.000 células somáticas

32 empleados se ocupan de hacer funcionar el establecimiento.

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Mecanizado. En el establo de “doble ventilación” también está automatizada la limpieza mediante un sistema de arrastre tirado por un malacate.

 
 

“Windmill Farms” cuenta con 1.050 vacas dentro de un gran galpón con un sistema de “ventilación cruzada” que garantiza 22º en su interior.

 

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en relación

La crisis está en todos lados

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“Texas Dairy Review”, una publicación web especializada en lechería del estado de Texas, abre su edición de agosto con la imagen de un vaso de leche caído y la leyenda “No llores sobre la leche derramada. Llora por los que la hacen. Eso es algo para llorar”.

Con esa contundencia denuncia la crisis que vienen afrontando los productores norteamericanos en los últimos años.

El artículo central, titulado “¿Qué cosas pueden ir tan mal durante tanto tiempo?”, se cuestiona cómo puede ser que, siendo la leche tan importante para el país, sean los productores los que van a la quiebra.

Tras repasar el éxito que significó para los granjeros el avance tecnológico y la incorporación de conocimientos, que generó un crecimiento del 55% en la producción norteamericana de leche entre 1959 y 2008, el trabajo asegura que han llegado el techo productivo. Esto, combinado con el debilitamiento de la economía mundial, la caída de exportaciones y el caos financiero de los últimos tiempos, “durante 2009 tiró a la cuneta el precio que reciben los productores”.

Crítico, tanto de las entidades oficiales como las asociaciones o cooperativas, el artículo asegura que todavía no surgen soluciones para los productores. Respecto de las cooperativas, los tamberos se muestran escépticos de recibir una ayuda. Y los cuestionamientos más duras recaen sobre los directivos, quienes “reciben sus cheques independientemente de que el precio de la leche suba o baje”. Entonces, reflexionan: “No hay ningún incentivo para trabajar más duro para nosotros. Ellos saben que van a recibir un cheque de pago, ¿por qué van a molestarse?”

Más información: www.texasdairy.com

 
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“Ordeñamos 450 cabezas por hora. Los establecimientos chicos usan el tambo rotativo más rápido, pero a nosotros no nos sirve porque las vacas no terminan de dar toda la leche”

Alan Vander Horst

Propietario de la firma Vander Horst Dairies, que administra 6 establecimientos en el condado de Erath, Texas.