Camino al altar

La nota

Los vestidos de novia de esta temporada no escapan a la influencia de la moda de noche de la primavera- verano 2009, donde romanticismo, elegancia y femineidad están a la orden. Sin embargo, la elección está en cómo soñó vestir cada una para brillar en esta ocasión especial.

Hay que convenir que el traje de boda es muy especial. Y hay mujeres que quieren uno determinado con el que han soñado toda su vida, por lo cual no hacen mucho caso de las tendencias de la temporada. Aún así, hay que apuntar que para estas épocas los vestidos de novia son permeables a los criterios que marcan tendencia en esta primavera-verano.

Cada línea está pensada para un tipo de novia determinado, cada estilo es como una ciencia exacta con sus proporciones y detalles que buscan sorprender en el gran día. Las nuevas colecciones ofrecen una amplia y original propuesta buscando que la novia, que es la protagonista, se vea bella y se sienta feliz.

En los géneros utilizados para estos trajes se busca el contraste de brillo-opacidad, por lo cual los favoritos son raso, muselina, guipur, tul, crepe de satén, seda, encaje, georgette, otomán de seda, chantillí, gasa de seda, organza, tafetán de seda, chifon de seda.

Lo infaltable son las aplicaciones de flores, frunces, volados, alforzas, cristal de roca, lentejuelas y cristales. Y algunos criterios que imperan son el volumen en las faldas, los drapeados, la incorporación de moños, la cintura marcada con fajas en colores contrastantes y las colas en distintos largos, con flores aplicadas desde la cintura.

La línea sirena es la más elegida, con una la silueta delicadamente marcada; y los escotes varían entre corazón, el strapless, el bote que deja ver los hombros o asimétrico, el estilo imperio (o corte princesa) o el escote V bien profundo.

Las flores están por doquier, en organza, gasa tul o encaje, evocadoras y fieles a las naturales o abstractas y desflecadas que invaden faldas, talles, hombros y escotes. La flor y el efecto lazada también complementan el look a modo de tocado sustituyendo al velo.

Con respecto a los tonos, hay una apuesta clara del blanco natural, así como por los tonos pastel para la novia del nuevo decenio. En efecto, una nueva gama de tonos pensados para una novia romántica, sugerente y alternativa. Un abanico de tonos pálidos de gran personalidad que van desde el beige, al salmón, el rosa, el verde o el azul, que coexisten con el nuevo blanco: blanco-ángel y el marfil.

Tres líneas, tres tendencias

- Línea evasé: Una nueva silueta nace a medio camino entre lo oriental y los años 40, muy escultural se dibuja a través de una colección de vestidos perfectamente ajustados que se despliegan en un “crescendo” de volúmenes. Como una metáfora, acentos románticos y tonos pastel dibujan cortes gráficos definiendo una silueta contemporánea, muy poética..

Como complementos, chaquetitas, boleros y maravillosos velos de gasa o tul sedoso. Como motivo estrella de adorno, la flor. Cabe resaltar una apuesta clara por los colores pálidos.

- Línea romántica: esta línea está pensada para auténticas princesas de nuestros días. Recupera los corsés estilo bustier a base de ballenas y encajes que velan en tonos pasteles y mezclan efectos brillo/mate de rasos y organzas. Otra características son las románicas faldas con recogidos y abullonadas.

Como alternativa a los corsés, cuerpos con pliegues, microvolados o semidrapeados acompañan a faldas sencillas o de gran formato con buena presencia visual. Apuesta clara por el raso de seda, el duppion, la organza y el mikado para estos juegos de volúmenes.

- Línea estructurada: Cortes muy definidos en vestidos deliberadamente sobrios con una estructura y corte preciso. Tejidos de gran calidad como el mikado o la organza. Suaves siluetas asirenadas se mezclan con faldas de gran volumen siempre evasés, con gran movimiento. Las costuras dibujan los cuerpos, muy propios de los años 70. La figura está cuidadosamente elaborada, con líneas que resaltan la silueta tanto en trajes fluidos como en los más estructurados.

Cualquiera sea el preferido, el que prima es un estilo majestuoso con encanto real.

En los géneros utilizados para estos trajes se busca el contraste de brillo-opacidad: raso, muselina, tul, seda.

en Diseño, Como siempre, predomina el romanticismo pero de líneas simples y puras y cortes sencillos. Adiós al barroco y no más aspecto sobrecargado.

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Blanco y marfil siguen siendo los colores favoritos, mejor si están hechos en telas vaporosas. Algunos modelos incorporan guiños de la cultura española como volados y mantillas.