Pioneros de pintura al aire libre

Joaquín Rábago

(EFE)

La National Gallery de Londres tardó años en incorporar a los impresionistas a su colección, considerándolos indignos de los Viejos Maestros: la viveza de sus trazos y su novedoso tratamiento del color debieron de repugnar en su día a los responsables de la política de adquisiciones.

Algo similar ocurrió, sin embargo, con sus predecesores, los pioneros de la pintura al aire libre -los Corot, Díaz de la Peña, Rousseau y otros de la llamada escuela de Barbizon- aunque el motivo este caso fue más bien el carácter intimista de sus obras, en fuerte contraste con la gran tradición del paisaje histórico.

Hacia finales del siglo XVIII llegaron a Roma artistas de toda Europa, entre ellos Simon Denis, Jean-Baptiste-Camille Corot o Anton Sminck van Pitloo, que, pintando al aire libre, llevaron a sus lienzos vistas diversas de la Ciudad Eterna y de la vecina Campaña con su proliferación de ruinas de la antigüedad clásica.

La exposición de la National Gallery, titulada “De Corot a Monet”, se abre precisamente con esos pioneros de la pintura al aire libre, algunas de ellas procedentes de una colección particular, la del matrimonio John and Charlotte Gere, prestadas a largo plazo a la pinacoteca londinense.