El número de muertos en Sumatra por el terremoto del miércoles sube a más de 1.100

Indonesia pide ayuda tras sismo y

filipinos rezan ante “supertifón”

Además, en la zona de islas del Pacífico Sur han perdido las esperanzas de hallar sobrevivientes tras el tsunami del martes.

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Ratna Kurnia Sari, tras dos días entre los escombros de una escuela, fue rescatada finalmente por los socorristas.

Foto: AGENCIA AFP

 

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AFP-EFE-Télam

Indonesia pidió hoy ayuda al mundo dos días después de un violento sismo que pudo dejar miles de muertos y los filipinos se encomendaban a Dios antes de la llegada de un supertifón al archipiélago ya enlutado por la tormenta Ketsana.

El balance provisional del sismo de magnitud 7,8, que estremeció el miércoles el puerto de Padang, en el oeste de la isla de Sumatra, se elevaba hoy a más de 1.100 personas, según la ONU.

Las autoridades indonesias confirmaron 777 decesos, pero consideran que “varios miles de personas” murieron probablemente en el terremoto.

“Hay muchas personas enterradas bajo los escombros”, se inquietó la ministra de Salud, Siti Fadilah Supari, en Padang. Reconoció que los rescatistas tenían “dificultades” para localizarlas y sacarlas.

Indonesia “necesita el apoyo de los países extranjeros” y “de equipos de socorristas experimentados y de su material”, agregó.

Dos días después del terremoto, “las posibilidades de retirar personas vivas (de los escombros) son muy escasas” estimó Djazuli Ambari, secretario general de la Media Luna Roja indonesia, que envió al lugar unos cincuenta profesionales de la salud.

Ratna Kurnia Sari, una joven de 20 años, fue salvada hoy después de dos días de espera atrapada entre las ruinas de su escuela de idiomas, constató un periodista.

Esta escuela es uno de los cientos de edificios destruidos o gravemente dañados en Padang, ciudad de casi un millón de habitantes donde las normas de construcción seguían siendo muy poco estrictas a pesar de la importante actividad sísmica de la zona.

El problema es “no conocer el alcance de los daños”, indicó por su parte Sébastien Fesneau, de la ONG Oxfam. “En algunas zonas, al parecer, el 80% de las viviendas resultó con daños. En otras, el 40%”.

Los sobrevivientes se lamentaban de la falta de agua, víveres y combustible en varios poblados, privados en algunos casos de electricidad y de medios de comunicación.

“Estamos encolerizados porque no hemos recibido ninguna ayuda. Tenemos hambre. No hemos comido arroz desde el sismo”, señaló Ernalis, de 40 años, un habitante de Parak Buruk, en la periferia de Padang. Refugiados bajo una carpa, él y su familia temen “sobre todo se produzca una fuerte réplica” del sismo, según dijo.

Temor en Filipinas

Mientras Indonesia cuenta sus muertos y trata de rescatar a los sobrevivientes, las fervientes filipinas rezaban hoy ante la amenaza de una nueva calamidad natural: el “supertifón” Parma, capaz de volver a sembrar desolación en el archipiélago.

Manila y su región ya quedaron sumergidas el 26 de septiembre por un mar de agua y barro, descargado por la tormenta tropical Ketsana, que causó más de 400 muertos en el sudeste de Asia, de ellos al menos 293 en Filipinas.

El tifón Parma amenaza particularmente a 1,8 millones de personas “que viven en lugares donde los vientos pueden tener un impacto máximo”, advirtió hoy en Ginebra la Oficina de Coordinación de Asuntos Humanitarios de la ONU.

“Ocho millones y medio de personas viven en el camino de este tifón, y 1,8 millones lo hacen en lugares donde los vientos serán más fuertes (...) y corren el riesgo de tener un impacto máximo”, declaró a la prensa la portavoz de dicha oficina, Elisabeth Byrs.

La presidenta filipina, Gloria Arroyo, decretó hoy el estado de catástrofe natural para toda Filipinas antes de la llegada de Parma, prevista para mañana.

Numerosas zonas del país, incluyendo Manila, ya han sido declaradas en estado de catástrofe natural después de haber sido afectados el fin de semana pasado por Ketsana, que provocó las peores inundaciones del país en 40 años.

La nueva amenaza, el tifón Parma, que genera vientos de hasta 195 km/h con ráfagas de 230 km/h, se está acercando a la provincia septentrional rural de Aurora, que podría ser golpeada a partir de la madrugada del sábado.

La gobernadora de esa provincia, Bella Angara, se encomendó a Dios, en un país donde el 80% de la población es católica.

“Las previsiones indican que el tifón es muy potente. Rezamos para que no se pierda ninguna vida (...)”, afirmó en declaraciones a la radio.

En Laos y Vietnam, las autoridades seguían por su lado contando los muertos tras el paso de Ketsana, que al dejar Filipinas, ganó fuerza hasta convertirse en un tifón.

Según un último balance, 16 personas murieron en Laos, al menos 99 en Vietnam y 17 en Camboya.

Finalmente, los socorristas ya perdieron la esperanza de hallar sobrevivientes en las islas Samoa, en el Pacífico Sur, donde un sismo seguido de un tsunami provocó el martes al menos 155 muertos.

Indonesia pide ayuda tras sismo y filipinos rezan ante “supertifón”

Un superviviente visita las ruinas de su casa, en Pariaman, Sumatra Occidental. Indonesia reclamó hoy ayuda internacional para las víctimas del potente terremoto que golpeó el miércoles el oeste de la isla de Sumatra y causó la muerte a más de mil personas.

Foto: AGENCIA EFE

Pese al alerta de tsunami muchos no huyeron

El secretariado para la Reducción de Desastres (ISDR) advirtió hoy de que a pesar de que se mandó una alerta global sobre el riesgo de tsunami tras el terremoto en Samoa, muchas personas no buscaron refugio.

“El sistema funcionó, se mandó una alerta clara tras el seísmo, pero muchas personas no abandonaron sus casas ni se refugiaron. Tenemos mucho por hacer en términos de concientización”, advirtió Brigit Leoni, portavoz del ISDR.

El Sistema de Alerta y Mitigación de tsunamis del Pacífico coordinado por la Comisión Oceanográfica Intergubernamental lanzó una alerta 16 minutos después del seísmo.

Según el propio organismo, la alerta no llegó a algunas autoridades.

“La tecnología es parte del sistema de alerta, pero también existe el componente social que es incluso más importante. Una red de alerta debe funcionar 24 horas al día y las poblaciones deben estar preparadas y entender qué acciones debe realizar cuando la alerta se activa”, señala un comunicado del organismo.