La lechería en la Unión Europea

Un problema parecido en lugares diferentes

Dr. Mario Frank (*)

Los tamberos necesitamos precios decentes”. “Le están quitando el pan a nuestros hijos”. “Llevais a la producción lechera a la tumba”. “Fin con los intermediarios usureros”. Decenas de pancartas de este tipo acompañaban el martes 15 de septiembre una manifestación de protesta de cerca de 2.000 productores lecheros, que movilizaron no menos de 400 tractores, vehículos utilitarios, muchas camionetas 4x4 y hasta algunas cosechadoras y máquinas agrícolas multiuso. Se desparramaron centenares de fardos de pasto a la vera del camino y en las cunetas. Si ahora, atento lector, piensa que se trató de una manifestación de tamberos en Ataliva, Armstrong o quizá Venado Tuerto, está errado: lo descripto fue parte del bloqueo de las autopistas A4 y E4, uno de los nudos gordianos del tráfico automotor de Europa Occidental (direcciones: Colonia-Düsseldorf , Amsterdam, Amberes, Bruselas), a la altura de la ciudad de Aachen (Aquisgrán), donde vivo desde hace 38 años con mi familia. Es que las penurias de la grey tambera en Alemania, Bélgica, Holanda, Francia, Austria y Suiza, por mencionar sólo a los países más afectados, están tocando fondo.

A los productores se les está pagando 0,20 centavos de euro por litro de leche (un peso y diez centavos al cambio bursátil de esta semana). Con eso, aquí no se pueden cubrir los gastos; como pequeño ejemplo, el litro de diesel costaba esta mañana 6 pesos con 23 centavos. Desde mediados del año 2007, los tamberos vieron mermados en un 33% sus ingresos. Muchos ya abandonaron la actividad. De vender el establecimiento, ni soñar, porque aquí ya no se encuentra un “gil” que les compre la explotación. Y eso que, desde hace años, sólo hay tambos de altísimo nivel de calidad ganadera y tecnología de última generación, con grandes requerimientos sanitarios y bromatológicos. Muchos más habrían dejado si no fuera que desde hace tiempo tienen “un pie en otro estribo”, es decir, otra entrada, por ejemplo, la esposa es maestra o empleada municipal.

Algunos de los tamberos son conocidos míos -unos son amigos otros ex pacientes de mi consultorio de pediatría-, por eso puedo expresar que el apego al establecimiento se debe a que aquí hay gente que tiene el tambo en cuarta o quinta generación, al igual que en nuestros departamentos Castellanos, Las Colonias o San Cristóbal.

Junto al deterioro constante de los precios al productor, hay otros problemas de fondo y colaterales: la Unión Europea toma en el asunto una posición muy dubitativa y “zigzagueante”: las medidas de “cuotas o contingentes” de producción, para así reducir la cantidad, mejorar la calidad y aumentar o sostener los precios, sólo dio resultados parciales e incluso -en muchos casos- fracasó directamente. Por eso, a partir de 2011 se quiere abandonar esa política. Pero: ¿qué vendrá luego?, ¿qué se hace mientras tanto?

Los ministros de Asuntos Agrarios de los diferentes países afectados no tienen soluciones acordes preparadas. Aquí, en Alemania, la canciller Frau Merkel no es de la misma opinión que la encargada de asuntos agrarios de la Unión Europea, Frau Marian Fischer; opiniones divergentes tienen también la ministra de Asuntos Agrarios de Alemania y su colega holandesa. Una curiosidad: las personalidades más encumbradas en asuntos de lechería son aquí señoras.

A los problemas antes mencionados se agregan importaciones cada vez mayores, a precios “dumping”, absolutamente no competitivos para los productores locales, provenientes especialmente de Estados Unidos y de Brasil. Como si esto fuera poco, está disminuyendo el consumo lácteo: aquí produjo verdadero terror el desdichado incidente con la leche contaminada en China, que la prensa local y extranjera no reportó ni analizó discriminada y racionalmente, como sucede a menudo en situaciones de “verdades a medias”. Y es de no acabar: desde hace un tiempo, hay tendencias culinarias nuevas que intentan prescindir del queso, especialmente para la “pizza” y la “lasagne”, usando sustitutos y aditamentos que hacen casi imposible deslindarlos del -en verdad irreemplazable- buen queso.

La manifestación del 15 de septiembre pasado sólo fue una de las muchas que realizaron los tamberos europeos (el diario El Litoral -que leo sistemáticamente- se hizo eco). Los franceses amenazaron con un “lock out” completo de su producción y quieren forzar medidas con un “París privado de leche”; los belgas derramaron, hace pocos días y aquí nomás, en la zona fronteriza con Alemania y Holanda, centenares de miles de litros de leche sobre campos, calles y caminos, fue la producción de un día entero; los holandeses se abstienen un poco, porque les pagan algo más; los suizos, que no pertenecen a la Unión Europea, logran hasta ahora contratos locales más ventajosos, con mejores precios por litro.

En definitiva, el panorama actual, incluso teniendo en cuenta las elecciones nacionales en Alemania, no es esperanzador para el campesino tambero. Nadie parece querer ocuparse de verdad de sus problemas y las soluciones a mediano plazo tampoco se perfilan. ¿Será que, como en muchos otros aspectos, sólo la unión hará la fuerza?

(*) Médico Pediatra Jubilado

Desde Aquisgrán, Alemania

 

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Protesta de productores lecheros frente a la Comisión Europea en Bruselas, Bélgica.

Foto: EFE