las malas señales
las malas señales
Incertidumbre política y tensión sindical
F.C.
Al comenzar el cuarto trimestre de 2009, el signo dominante en el sector privado es la falta de certeza sobre el futuro político inmediato. La preocupación fue expuesta tangencialmente por Ignacio de Mendiguren (UIA), en la celebración de Fisfe con motivo del Día de la Industria, en Las Parejas, el pasado 11 de septiembre.
Desde entonces, distintas voces han insistido en tal percepción. La cuestión central es hasta dónde llevará el gobierno su vocación estatista, y en qué medida los ajetreos políticos, de cara al 2011, enervarán las decisiones económicas.
Daniel Artana, economista de Fiel, en su más reciente análisis lo sintetiza así: “Si bien las condiciones externas están dadas para que la economía argentina recupere en 2010 los cinco puntos que perdería en este año, es improbable que ello ocurra. Las señales políticas hacia el sector privado siguen siendo malas”.
Al puntualizar algunas de esas malas señales, el analista enumera, entre otras, la ley de Medios, que da valor relativo al derecho de propiedad, y el irresuelto conflicto con el sector agropecuario. También señala que “no existe voluntad política para controlar el gasto público, creyendo que se puede resolver el problema fiscal aumentando impuestos, en un momento en que el sector formal de la economía ya enfrenta tasas impositivas superiores a las que, en promedio, se pagan en los países desarrollados”.
A este panorama debe agregarse que, en los últimos 50 días, surgió una situación no prevista en ningún libreto. Comisiones gremiales de fábrica, controladas por corrientes políticas de ultraizquierda que rechazan el encuadre en la CGT, apelaron a revulsivas medidas de fuerza que no se registraban desde la crisis del año 2000.
Tras la toma de la planta de la alimenticia de Kraft, los 38 días de titubeos del gobierno, el rechazo de la comisión gremial a la conciliación obligatoria dictada por el Ministerio de Trabajo y la subsecuente acción policial para desalojar a los ocupantes, se tensó el clima sindical en todo el país.
Horas después, el presidente de la UIA, Héctor Méndez, dijo que hay establecimientos en otros lugares del territorio nacional en los que se está recurriendo a medidas similares a las que tomaron los sindicalistas de Kraft, y admitió que existe temor entre los industriales de que este tipo de acciones gremiales se extiendan.
El 15 de septiembre, la central empresaria emitió un comunicado, criticando la toma de la planta. Un párrafo dice: “La metodología abiertamente ilegal adoptada por un grupo de operarios, desconociendo la intervención de la autoridad pública y judicial, configura una directa violación de derechos constitucionales, afecta la seguridad jurídica y el clima necesario para la inversión y creación de empleos formales, pilares de una economía de crecimiento y desarrollo”.
Agrega más adelante que la UIA “advierte sobre el perjuicio que causa la extensión de estas metodologías violentas e intimidatorias e insta a las autoridades competentes a que aseguren el pleno ejercicio de la libertad de trabajo, el derecho constitucional a ejercer toda industria lícita y la libertad de tránsito de la sociedad toda”.
El pasado viernes 2 de octubre, agrupaciones izquierdistas manifestaron frente a la sede de la Unión Industrial en la Capital Federal, apoyando el accionar del sindicato de fábrica. Ayer domingo, desde las páginas web de organizaciones de izquierda (y desde YouTube), se difundían videos con severos cuestionamientos a la presidenta Cristina Fernández, y con declaraciones de dirigentes de la comisión interna de Kraft anunciando que esta semana continuarán las protestas.