Descubrimiento científico
Mariposas por el buen camino
Cada año, sin extraviarse, las mariposas Monarca migran desde Canadá hasta un bosque de México, más de 4.000 kilómetros. A la brújula la tienen en las antenas, no en el cerebro.

Los científicos que se ocuparon del tema le dieron enorme importancia al descubrimiento del sistema de orientación de las mariposas Monarca.
Foto: Agencia EFE
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El dispositivo de navegación de las mariposas Monarca, que vuelan casi 4.000 kilómetros desde Canadá para llegar al mismo punto en México, está en sus antenas y no en su cerebro, afirmaron científicos estadounidenses en un informe publicado en la revista Science.
“Es un asombroso descubrimiento que puede conducirnos por una nueva línea de investigación sobre las conexiones neurológicas entre las antenas, el sol y los mecanismos de orientación de otros insectos”, dijo Steven Reppert, profesor de Neurología de la Escuela de Medicina de la Universidad de Massachusetts.
“Hasta hace poco sabíamos que las antenas del insecto son un órgano notable responsable no sólo de detectar pistas olfativas, sino también la dirección del viento y hasta la vibración del sonido, pero ignorábamos cuál era su papel preciso en la navegación de las mariposas”, añadió.
La migración de las mariposas Monarca desde regiones orientales de Norteamérica hasta un bosque de abetos en México ha fascinado durante años a los científicos, que no entendían dónde estaba su sistema de navegación.
La migración de las mariposas comienza en agosto, con la aproximación del invierno boreal, y termina en noviembre y diciembre, en la planicie mexicana, donde centenares de millones se reproducen y pasan el invierno.
Los estudios anteriores habían señalado que los insectos utilizaban su reloj circadiano, el sistema que controla rutinas biológicas como el sueño, para corregir su orientación y mantener el rumbo sur de acuerdo con el desplazamiento del sol.
Se suponía que el mecanismo, que funcionaba de manera similar al de una brújula, estaba en el cerebro de los insectos, aunque nunca se había podido demostrar de manera directa.
En su estudio, los científicos extirparon las antenas de algunas mariposas y pusieron a prueba su capacidad de orientación.
Descubrieron que las que no tenían antenas no podían encontrar su dirección hacia el sur, en tanto que las que las mantenían podían hacerlo de la manera correcta.
También demostraron que los ciclos moleculares de su reloj biológico no se alteraban sin las antenas y que éstas, en realidad, contenían un sistema de orientación, que funcionaba independientemente del cerebro.




