POR ORDEN DE LA SUPREMA CORTE
En veinte días hábiles se deberá
definir la situación de Fraticelli
Hace tres años que el ex juez y su esposa esperan la decisión definitiva. Habían estado detenidos, pero luego fueron liberados porque la Corte nacional dijo que el sistema Penal santafesino violaba la Constitución.
De la Redacción de El Litoral
Veinte días hábiles. Ése es el plazo otorgado por la Corte Suprema de Justicia para que los conjueces que integraron la Cámara Penal de Vera decida si Carlos Fraticelli y su esposa, Graciela Dieser, son o no culpables de la muerte de su hija Natalia, ocurrida el 20 de mayo de 2000.
Y si de números se trata, hay que recordar que Fraticelli estuvo detenido cinco años, nueve meses y veinticinco días; mientras que Graciela Dieser permaneció en la cárcel durante seis años, cuatro meses y nueve días, hasta que en octubre de 2006 recuperaron la libertad luego de que la Corte Suprema de Justicia de la Nación dijera que el sistema penal por el que ambos habían sido condenados era inconstitucional.
El abogado defensor del ex magistrado, Carlos Edwards, se mostró conforme por el plazo impuesto por el máximo tribunal de la provincia, que llegó luego de que el procurador de la Corte, Agustín Bassó, interpusiera hace algunas semanas un pronto despacho en esta causa tan trascendente.
En su momento, Fraticelli y su esposa habían sido condenados a cadena perpetua. Desde que recuperaron la libertad, aguardan una decisión final que les permita tener certeza sobre cómo continuarán sus vidas. Mientras tanto, el ex juez ejerce la docencia en un instituto terciario de Venado Tuerto.
El abogado defensor de Graciela Dieser era, ni más, ni menos, que el actual ministro de Justicia de la Provincia, Héctor Superti. El destino hizo que fuera Superti quien tenga en sus manos la delicada responsabilidad de actualizar un sistema Penal que él mismo se encargó de denunciar al defender a la esposa de Fraticelli.
Distintos factores provocaron demoras en este caso. El último motivo estuvo fundado en que Domingo Althabé, uno de los cinco conjueces que debían resolver, fue recusado por el abogado Edwards porque se había jubilado como abogado. La Ley Orgánica de Tribunales establece que los conjueces deben tener su matrícula vigente. Esto planteó la necesidad de encontrar su reemplazante, que terminó siendo un camarista civil de Venado Tuerto.
Un caso que conmovió al país
A las 8 de la mañana del 20 de mayo de 2000, Natalia fue encontrada en su cama, recostada, muerta y con una bolsa de nylon en la cabeza. El primer especialista que analizó el cadáver -el Dr. Ulises Cardozo- concluyó que se había tratado de un suicidio por la ingesta de psicofármacos. Sin embargo, los encargados de realizar la autopsia determinaron que, en realidad, a la adolescente la mataron por estrangulamiento.
Las pericias médicas y científicas que se realizaron a partir de entonces resultaron contradictorias, mientras que los abogados defensores denunciaron una y otra vez que se les denegaba la posibilidad de efectuar nuevos análisis, incluso en el exterior del país.
Fraticelli y su esposa siempre sostuvieron la versión de que su hija se suicidó. Hace tres años, Superti dijo a El Litoral que “en el cadáver no había vestigios de violencia, ni signos que hicieran suponer un estrangulamiento. Además, al realizar la autopsia se cometieron errores técnicos graves y eso lo explicamos en su momento”.
Superti insistió en que la cátedra de Toxicología de la Facultad de Medicina de Rosario confirmó que Natalia había ingerido entre 22 y 28 cápsulas de un antidepresivo que tomaba su abuela. Por entonces, el ahora ministro de Justicia de la Provincia se mostraba convencido del suicidio de la adolescente y hasta se animaba a hablar de los posibles motivos del desenlace: “En el cesto de basura del cuarto estaban rotas unas cartas. A Natalia le gustaba un chico de su edad y ella creía que él le estaba respondiendo sus notas. Pero se supo luego que, en realidad, era una broma de sus amigas que le hicieron creer esta historia. Este dato nos permite construir firmemente la hipótesis de la adolescente dolida, impetuosa, con un fuerte desengaño amoroso, que decide tomar estas pastillas y colocarse una bolsa en la cabeza para acabar con su vida”.
“En general -remarcó- los adolescentes que adoptan esta actitud fallan en el intento de suicidio. Pero en el caso de Natalia las píldoras le provocaron una crisis epiléptica”.




