Turismo en el cosmos
Guy Laliberté, un payaso en el espacio
El multimillonario canadiense y fundador del famoso Cirque du Soleil está a bordo de la Estación Espacial Internacional (EEI). Su viaje no tiene propósitos exclusivamente turísticos. Guy quiere llamar la atención de la gente sobre el problema del agua, empresa en la que lo ayudan destacados artistas de todo el mundo.

Con su traje de astronauta y la nariz colorada del clown, Guy Laliberté se fue al espacio dispuesto a hacer reír a sus compañeros de viaje.
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Ignacio Ortega
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El multimillonario canadiense Guy Laliberté, fundador del Cirque du Soleil (El Circo del Sol), se convirtió hace pocos días en el séptimo turista y en el primer payaso que pone sus pies en la plataforma orbital.
“Sí, quiero ser el primer payaso en el cosmos y, además, también llamar la atención de la gente sobre el problema del agua”, afirmó Laliberté, quien ha tenido que pagar 35 millones de dólares para ver cumplido su deseo de surcar el cosmos.
Laliberté, de 50 años, tiene muy poco que ver con los anteriores seis neófitos que han viajado a la Estación Espacial Internacional (EEI) desde que, en 2001, el magnate estadounidense Dennis Tito fuera el primero en pagar por volar en una Soyuz rusa.
“Les hago cosquillas para que se preparen”, comentó en relación con sus dos compañeros de viaje, el cosmonauta ruso Maxim Suráyev y el astronauta norteamericano Jeff Williams, horas antes de viajar al cosmódromo kazajo de Baikonur, desde donde fue lanzada la nave.
El canadiense se llevó varias narices de payaso al espacio para entretener a sus compañeros y no tiene intención de efectuar durante su estancia en la EEI experimentos científicos que permitan contribuir a la cura de enfermedades como el cáncer.
“No soy científico, médico o ingeniero. Llevaré a la estación mi sentido del humor”, señaló Laliberté, quien cree que la risa es el mejor antídoto contra la enfermedad y la vejez.
No obstante, no todo será diversión, ya que el creador circense también aprovechará su aventura espacial para promover su faceta humanitaria a través de la fundación “One drop” (“Una gota”), que intenta concienciar al mundo sobre el problema de la escasez de agua y su relación directa con la pobreza en nuestro planeta.
Laliberté dirigirá el próximo viernes desde la EEI, situada unos 350 kilómetros sobre la Tierra, el espectáculo poético-social titulado “De la Tierra a las Estrellas por el Agua”, en el que participarán estrellas de la música, el cine y otras celebridades desde catorce ciudades de los cinco continentes.
Los cantantes Bono (U2), Peter Gabriel o Shakira, la actriz Salma Hayek y el ex vicepresidente estadounidense Al Gore son algunas de las personalidades que recitarán poemas sobre el agua o presentarán sus propios trabajos artísticos en lugares como México, Nueva York, Bombay, París, Río de Janeiro, Marrakech, Tokio o Johannesburgo.
Una crisis que se avecina
“Es algo muy grave. Si no alertamos al mundo sobre este problema, en breve habrá una grave crisis por la escasez del agua. Con ayuda del arte intento llamar la atención de la gente sobre los problemas ecológicos, mover a la humanidad”, apuntó.
Laliberté, que podría ser el último turista en viajar en una Soyuz rusa a la EEI, ha entrenado doce horas diarias desde el pasado 10 de mayo en la Ciudad de las Estrellas a las afueras de Moscú.
“Sé cómo comportarme en la Estación. Espero no hacer nada malo. Es arriesgado, pero no tengo miedo. A mis dos compañeros de viaje les dije que mi principal objetivo era ser capaz de arreglármelas solo y no suponer una carga para ellos”, señaló.
Laliberté, reconocido mundialmente por haber revolucionado el arte circense, ha dedicado el 60 por ciento del tiempo de entrenamiento durante los últimos cinco meses a estudiar cómo reaccionar en caso de avería en la plataforma orbital.
El canadiense confiesa que fue su compatriota, la astronauta Julie Payette, la que le sugirió por primera vez la posibilidad de comprar una butaca en una nave espacial rusa con destino a la EEI, donde permanecerá durante ocho días.
Payette, que viajó a la EEI en julio pasado a bordo del transbordador norteamericano Endeavour, acompañó a la familia de Laliberté durante el lanzamiento en Baikonur.
Otra persona que apoyó los planes de Laliberté desde un principio fue el cantante de U2, el irlandés Bono, al que éste llamó apenas tomó la decisión de convertirse en turista espacial, solicitud que presentó en 2004 y que no fue aceptada hasta mayo pasado.
Laliberté reconoce que viajar al espacio exterior no era un sueño que albergara desde niño, sino una magnífica oportunidad publicitaria con ocasión del 25to. aniversario de la fundación del Cirque du Soleil.
A su regreso a la Tierra, el circo efectuará su primera representación en Rusia, país con una gran tradición circense que cuenta, desde fines de 2008, con una sucursal permanente de la compañía.
El séptimo turista espacial de la historia, cuya fortuna está calculada en 2.500 millones de dólares, partirá mañana a bordo de la Soyuz TMA-16 rumbo a la EEI, adonde llegará el viernes tras casi dos días de travesía.




