El barro en imágenes

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La “Chatita Limited” probando el circuito

Fue tal la emoción del piloto, que no se hizo un tiempo para descargar su equipaje antes de embarrarse; era suficiente ver a alguien en el barro para unírsele a toda potencia, alentado al grito de “¡dale dale, que está firme el piso! El vehículo no pudo sortear el cruce de la foto, debiendo ser rescatado con malacate del medio del charco; el jeep a cargo de la tarea rompió el palier, debido a la tremenda resistencia que producía el vehículo.

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El premio a la mejor empantanada

Entró con todas las ganas, y perdió velocidad hasta que fue demasiado tarde para volver. Todos nos transformamos en rescatistas, ayudando con una pala o empujando, pero fue imposible. Hicieron falta los malacates de una Toyota y dos jeeps para vencer la resistencia de la olla, ante los aplausos y gritos de quienes estábamos en tierra.

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Menos mal que están los malacates

El espíritu de grupo que prevaleció durante toda la jornada pudo reflejarse en las cinchadas en cadena. Después de agotar todas las posibilidades de rescate, se las contaba como la última alternativa efectiva para desatascar a los que quedaban en el barro, debiendo, a veces sacar a los “sacadores” que también sucumbían al barro.

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La audacia contra la naturaleza

La audacia del piloto hizo que tomara demasiado rápido el vadeo, sin tener en cuenta el paso anterior de la estanciera 4x4, que desarmó la huella por donde debía cruzar, haciéndole prácticamente imposible llegar al otro extremo. El agua esconde sus trampas.