Claudio Bieler disfrutó rodeado de sus seres queridos...
Al “Taca”, el envión de los goles lo trajo a Vera
El ex delantero de Colón y Atlético de Rafaela sueña con jugar un mundial. Hoy con la camiseta de la Liga de Quito (Ecuador) cosechó lo mejor de su corta carrera como profesional.

Claudio Bieler, en Vera, acompañado por los chicos de esa ciudad que lo consideran su ídolo.
Foto: gentileza Manuel Mudry.
Redacción de El Litoral
Luego del encuentro que la Liga de Ecuador diputó con Lanús, Claudio “Taca” Bieler obtuvo el permiso de los directivos y el técnico Fossati para permanecer cuatro días más en Argentina, que aprovechó al máximo.
Inmediatamente después del partido, cubrió los 700 km que separan Capital Federal con Vera para reencontrarse con su familia y cultivar los afectos de una ciudad que se viste de fiesta cada vez que el “Taca” llega.
Su casa, en particular, adquiere un clima especial con la presencia de los amigos que vienen de todas partes para compartir la mesa y las charlas de patio, allí afloran los recuerdos y las anécdotas más disparatadas de un pasado que sigue presente, mientras el fuego nunca se apaga en el barrillero, donde habitualmente hay algo para compartir con la visita.
En ese ambiente festivo, Claudio resume su origen en el club de barrio, Huracán FC, los “torneos relámpagos”, y su paso por otras instituciones que marcaron su carrera como Colón de San Justo, Colón de Santa Fe y Atlético de Rafaela que le sirvió de trampolín para vivir un periplo que se inició en Chile y hoy tiene plenitud en la Liga Universitaria de Quito.
Agradece a Dios lo que logró en dos años, pero sus anhelos se renuevan y ahora quiere ganar la Copa Sudamericana y jugar un mundial, lo primero tiene perspectivas y lo segundo también puede darse si clasifica Ecuador, dado que ya está decidido a cambiar su nacionalidad.
Reconoce que al principio le costó adaptarse al juego y a la vida misma en una ciudad muy particular como Quito, pero “la gente me tuvo paciencia y en dos meses pude empezar a rendir lo que esperaba. Hoy, gracias a Dios, me gané el corazón de la hinchada, pero también siento que todos los ecuatorianos me respetan y eso es algo que valoro mucho también”.
Reconoce que todavía no tiene experiencia en el manejo de la prensa “porque me han sucedido muchas cosas de golpe y uno no siempre está preparado, mi concentración ahora pasa por el sacrificio, la entrega y el amor por la camiseta, la gente de la Liga me entiende y eso facilita mi trabajo”.
A pesar de los interesados, tanto en Portugal como Argentina, la directiva de Liga decidió no cederlo a préstamo y es consciente de que cada gol que convierte sube su cotización, convencido de que “si algo sucede en diciembre será lo mejor para la Liga y para mí”.
Por ahora, la vida pasa por los afectos que disfruta intensamente, mientras sigue soñando con ganar la Copa y jugar un Mundial.
Con los chicos de la ciudad tiene una relación especial que se refleja en cada lugar que visita; se sienten atraídos por la calidez de quien les retribuye el afecto no solamente con gestos sino con hechos concretos. Tal es el caso de la Quinta de la Familia Liliana, institución que apadrina, dándole impulso a su accionar en el apoyo a chicos con capacidades diferentes.
Quienes lo conocen de siempre saben que si lo logra es porque lo merece, tanto por su capacidad profesional como por su calidad humana. Su capital más preciado es su humildad, que se percibe a cada paso y cada vez que alguien abre la puerta de la calle Estanislao López con una sonrisa, que es más amplia aún cuando el “Taca” está en casa.





