Tras la firma de los históricos acuerdos de ayer

Primeras dificultades en el camino de la normalización turco-armenia

Primeras dificultades en el camino de la normalización turco-armenia

El ministro de Asuntos Exteriores armenio, Edouard Nalbandian (izq.) y el ministro de Asuntos Exteriores turco, Ahmet Davotoglu, firmaron ayer un acuerdo entre sus respectivos países para normalizar sus relaciones bilaterales, en Zurich, Suiza. Turquía y Armenia han sido enemigos históricos enfrentados por la matanza de armenios a manos del ejército otomano.

Foto: AGENCIA AFP

La cuestión del Alto Karabaj, enclave armenio en territorio de Azerbaiján, y el genocidio armenio ponen obstáculos a los acuerdos.

 

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AFP-EFE

Tras la firma ayer de históricos acuerdos entre Turquía y Armenia, las primeras dificultades aparecieron hoy en el camino de la normalización de las relaciones entre los dos países, separados por un pasado trágico.

Antes que los Parlamentos de los dos países ratifiquen los acuerdos, como está previsto, se perfilan ya dos obstáculos: la cuestión del Alto Karabaj, que pone a Turquía en difícil situación con su aliado Azerbaiján, y la del genocidio armenio, que según ciertas fuentes estuvo a punto de hacer anular la ceremonia de firma, realizada ayer en Zurich.

Menos de 24 horas después de dicha firma por los ministros de Relaciones Exteriores de ambos países, el primer ministro turco, Recep Tayyip Erdogan, supeditó la apertura de la frontera común, prevista en los acuerdos, al avance en la cuestión del Alto Karabaj, enclave armenio en territorio de Azerbaiján.

“Queremos que todas las fronteras se abran al mismo tiempo (...). Pero mientras Armenia no se retire de los territorios azerbaijanos que ocupa, Turquía no puede tener una actitud positiva al respecto”, dijo Erdogan.

No obstante, el primer ministro aseguró que presentaría de todos modos los acuerdos al Parlamento para su ratificación.

Los armenios tomaron el control del Alto Karabaj y de los territorios azerbaijaneses adyacentes tras una guerra de seis años (1988-1994), que llevó a Turquía a cerrar la frontera con Armenia en 1993, para apoyar a su aliado Azerbaiján.

Unas horas antes de la declaración de Erdogan, el ministro de Relaciones Exteriores de Azerbaiján había condenado el acuerdo.

“La normalización de las relaciones entre Turquía y Armenia antes del retiro de las fuerzas armenias de los territorios azerbaijanos ocupados, es contraria a los intereses de Azerbaiján y ensombrece las relaciones fraternales entre Azerbaiján y Turquía”, dijo.

El genocidio

Otro escollo en el camino de la normalización es la cuestión del genocidio, que habría provocado el retraso de tres horas de la firma de los acuerdos, según una fuente diplomática armenia.

“Las objeciones de la parte armenia estaban relacionadas con formulaciones inaceptables relativas al proceso de reconocimiento del genocidio armenio contenidas en la declaración” turca, declaró esa fuente.

Según el experto turco Sedat Laçiner, ese incidente atestigua la situación precaria en la que se encuentra el gobierno armenio respecto de esta cuestión, crucial para su opinión pública. Los acuerdos no mencionan la palabra genocidio, pero prevén la instauración de una comisión histórica para estudiar el tema.

“El eslabón débil en el proceso futuro es el gobierno armenio, porque debe hacer frente a una gran presión de la diáspora y de la oposición, y no podrá utilizar la palabra genocidio durante este proceso”, estima Laçiner, investigador del Instituto Usak, insistiendo en la “dimensión emocional” del problema en Armenia.

Las dificultades en el proceso de normalización de las relaciones de ambos países quedaron reflejadas ayer cuando -debido a un inesperado desacuerdo por parte de la delegación armenia en relación con un pasaje del discurso que debía ser pronunciado por el ministro turco de Asuntos Exteriores, Ahmet Davotoglu- la ceremonia de suscripción se retrasó tres horas y media.

Fue la secretaria de Estado de EE.UU., Hillary Clinton, quien salvó el acto tras reunirse con el ministro armenio de Exteriores, Edouard Nalbandian, para lo que tuvo que dar media vuelta y regresar al hotel donde se hospedaba, de donde su comitiva ya había partido rumbo al lugar de la ceremonia.

La solución finalmente consistió en que ninguno de los dos ministros pronunció el discurso que había preparado y el acto, pese a su elevado simbolismo, se finiquitó en apenas ocho minutos.

Oposición al acuerdo

La oposición nacionalista armenia anunció ya su intención de oponerse a los acuerdos firmados ayer.

“Vamos a organizar manifestaciones, marchas y todo tipo de acciones de protesta. Explicaremos cada día a la gente, en las calles y en sus casas, y a los diputados del Parlamento que hay que interrumpir el proceso de ratificación”, declaró Gegam Manukian, dirigente del partido Dashnaksutyun.

El viernes, 10.000 personas se manifestaron en Erevan contra los acuerdos con Turquía.

Las relaciones entre Turquía y Armenia están marcadas por el recuerdo de las matanzas y deportaciones de armenios perpetradas entre 1915 y 1917, que dejaron más de un millón y medio de muertos, según Armenia, y entre 300.000 y 500.000 según Turquía, que recusa que hubiera genocidio.


Acuerdo clave

Los gobiernos turco y armenio deberán ahora presentar los acuerdos suscriptos ayer en Zurich -que fueron cerrados en una negociaciones en las que Suiza actuó como mediador- a sus parlamentos, donde todo augura que su ratificación será extremadamente difícil.

Un arreglo verdadero de la histórica disputa entre Armenia y Turquía aportaría estabilidad a la región del sur del Cáucaso y facilitaría el paso hacia Europa, a través de esos territorios, de importantes recursos energéticos.