Argentina y sus relaciones exteriores

Habitualmente, se considera que el gran gigante asiático es China y que su gravitación en la economía mundial será cada día más importante. Una evaluación completa sobre el tema debería incluir el caso de la India, el otro gran gigante, que dispone de una población multimillonaria y que, desde hace unos cuantos años, su clase dirigente ha optado por soluciones capitalistas a sus dilemas de desarrollo.

A diferencia de China, India padece de una serie de conflictos políticos y religiosos que se arrastran desde hace décadas y que persisten. A los fanatismos religiosos internos que siempre han sido graves, se suman -con su particular intensidad- los problemas con la población musulmana y los habituales atentados terroristas que de allí se derivan. Al respecto no está de más recordar que las principales organizaciones del integrismo musulmán han declarado a la India como uno de sus principales enemigos. La complicidad de una fracción de la clase dirigente de Pakistán y las añejas reivindicaciones territoriales de algunas minorías completan este panorama signado por conflictos de difícil solución en lo inmediato.

Con relación a China, se sabe que desde 1979 esta gigantesca Nación empezó a dejar de lado a Carlos Marx y optó por Adam Smith. Los beneficios de esa decisión están a la vista y, más allá de que el camino que debe recorrer China para llegar a los niveles óptimos de crecimiento sigue siendo largo, a nadie se le escapa que en la actualidad China no sólo gravita cada vez más en la economía mundial sino que en el orden interno ha incorporado a cientos de millones de personas a los beneficios del desarrollo.

Algo parecido puede decirse de la India. Si bien el sistema político de este país no ha sido marxista, durante algunas décadas su clase dirigente ha escogido soluciones socialistas cuyo marco teórico, según los historiadores, provenía de la tradición laborista dejada por los colonizadores ingleses. Sin renunciar del todo a estos paradigmas, lo que ha distinguido a los dirigentes indios es una creciente adaptación a las reglas de juego de la economía globalizada y un esfuerzo notable para asimilar y desarrollar los grandes avances científicos y tecnológicos.

En ese sentido, la visita de la presidenta de los argentinos a ese país es importante y necesaria. Como se sabe, la delegación estuvo integrada no sólo por funcionarios y políticos, sino también por un nutrido grupo de empresarios. Conviene recordar que en la actualidad, el comercio anual de la India con Argentina supera los mil millones de dólares y existen muy buenas señales para que se incremente.

A nadie se le escapa que para que ello sea posible sin duda se impone que el gobierno argentino supere algunos anacronismos ideológicos y permita que las fuerzas productivas puedan desarrollarse con sus máximas posibilidades. Para ello, sería deseable una estrategia económica nacional más clara y más decidida a aprovechar nuestras ventajas comparativas y competitivas.