Tras la muerte de un productor asaltado

El día que Chañar Ladeado dijo basta

Ayer, el pueblo de Chañar Ladeado, localidad del suroeste de la provincia, limítrofe con Córdoba, se movilizó tras la muerte violenta de un anciano -el segundo caso en dos meses- luego de un asalto. Tomaron pacíficamente la comisaría y obligaron al gobierno provincial a adoptar medidas específicas.

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Al mediodía, unos seiscientos vecinos acudieron a la plaza para reclamar por mayor seguridad. No recuerdan dos hechos tan violentos en toda la historia del pueblo.

Foto: Gentileza Román Cavaglia - Radio On

 

Néstor Fenoglio - José Zenclussen

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Chañar Ladeado - Enviados especiales.

Atado con alambre a una silla, apremiado, amenazado con una picana o directamente picaneado, Primo Papili pasó los últimos minutos de su existencia con una mezcla de impotencia, estupor y bronca, que finalmente le costaron la vida: su viejo corazón no resistió y falleció antes de recibir cualquier auxilio. Junto con su hermana y su hermano, con quienes vivió toda la vida en el campo, a un puñado de kilómetros al noroeste de Chañar Ladeado, fueron sorprendidos en la noche del martes, cuando estaban cenando, por unos malvivientes que no dejaron de hostigarlos y amenazarlos hasta que no dijeran dónde tenían guardado algo de dinero.

Los tres hermanos estaban terminando su casa en Chañar Ladeado -pujante localidad del suroeste de la provincia, en el departamento Caseros, y a metros del límite con Córdoba y de la cercana Corral de Bustos- pensando en una mudanza. Habían dedicado su vida entera al campo y a la producción porcina, de la que la zona es fuerte referente nacional.

Impotencia, estupor y bronca fueron seguramente también los sentimientos que al día siguiente -ayer- hicieron movilizar a todo el pueblo, primero a la plaza y luego a la comisaría del lugar, que fue tomada pacíficamente durante toda la tarde, hasta obligar la presencia del secretario de Seguridad de la provincia, Carlos Iparraguirre, quien anunció algunas medidas y prometió otras para calmar a los vecinos.

Es que la muerte de Primo Papili no es la primera; a fines de agosto, otro productor de la zona fue asesinado tras un violento ataque con fines de robo. Esas dos muertes -los más ancianos de este pueblo de alrededor de 7.000 personas no recuerdan nada similar-, más un puñado de robos en poco tiempo hicieron decir basta a los pacíficos vecinos.

Ayer, la conmoción y la bronca por lo sucedido podía palparse y eso se tradujo en la espontánea presencia de familias enteras -vecinos que llegaron a pie, en autos, en bicicletas, muchas madres con sus hijos: todo el pueblo- frente a la comisaría del lugar, sitio utilizado como un símbolo para reclamar mayor seguridad y recuperar la tradicional calma que perdieron de un tiempo a esta parte.

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Comisaría tomada. Desde el mediodía de ayer y durante todo el día, los vecinos ocuparon pacíficamente la comisaría y sus alrededores, en reclamo de medidas que reviertan el estado de inseguridad que hoy tienen.

Foto: Néstor Fenoglio.

Pueblo limítrofe...

El reclamo del pueblo no pasa por la remoción o el cambio de las autoridades policiales, sino por incrementar las medidas de seguridad en torno de la frontera con Córdoba y agilizar los trámites judiciales. Apuntan a la cercana Corral de Bustos, ciudad cordobesa distante a poco más de diez kilómetros al oeste -de hecho, la última calle de Chañar Ladeado está a mil metros del límite interprovincial y el propio campo de la víctima tiene una parte en la vecina provincia-, cuya actividad nocturna, con casino y demás, genera un movimiento diferente. Sospechan que, con algún o algunos dateros locales -todos se conocen y todos saben todo de todos- bajan malhechores, que en las primeras horas de la noche desandan esos pocos kilómetros por los infinitos caminos rurales que unen las dos provincias y golpean justo y rápido: se llevan lo que vinieron a buscar y, si no son sorprendidos in fraganti -cosa que no ha sucedido hasta ahora-, luego aprovechan que ya están en otra jurisdicción.

Apuntan a la lentitud de la Justicia santafesina -el juzgado está en Melincué, a muchos kilómetros de Chañar Ladeado- en liberar exhortos o allanamientos, que luego deben canalizarse mediante la Justicia cordobesa para después, por fin, coordinar acciones en lo policial... Para entonces, pasó mucho tiempo y los malvivientes disfrutan de ese generoso período de gracia, tras cometer sus delitos.

La comisaría de Chañar Ladeado tenía hasta ayer 16 efectivos -la provincia le habría asignado ayer mismo tres más- y tres móviles en buenas condiciones; también hay una delegación de Los Pumas, aunque mucho más modesta y con dificultades operativas.

Se hace prevención, sí, pero no alcanza. La frontera está cribada de caminos rurales que los malvivientes conocen muy bien. De noche, dicen, se pueden observar claramente las luces de los autos que van o vienen. Hacia allí va a veces la policía, al encuentro de alguno de esos vehículos -la mayoría de las veces, vecinos que van o vienen-, pero es sumamente difícil prevenir un golpe, más en zona rural, con tantas facilidades de movimiento para los delincuentes.

Muchos de estos reclamos les fueron planteados hace ya unos cuantos meses al secretario de Seguridad de la provincia, Carlos Iparraguirre, quien ayer personalmente, a media tarde, arribó a Chañar Ladeado, mantuvo reuniones con autoridades y vecinos, reforzó la comisaría local, prometió un nuevo móvil y la construcción de una garita en el límite interprovincial, y llamó allí mismo a Melincué para agilizar un allanamiento pedido oportunamente. También anunció la habilitación de una línea telefónica para denuncias, incluso anónimas, y resolvió trasladar la jefatura de inspección, hoy ubicada en Los Quirquinchos.

Los vecinos desmovilizaron su protesta y liberaron la comisaría, pero advierten que seguirán muy atentos la continuidad de los hechos, pues no están dispuestos a admitir nuevos sucesos violentos como los que sacudieron la paz de la localidad -dos asesinatos incluidos- en los últimos tiempos. Descreen igualmente de la efectividad de la garita a instalar en el límite interprovincial sobre la ruta. “Los choros no van a venir por la ruta principal”, aseguran.

Con las últimas horas de la tarde de un día agitado, la gente fue regresando a sus casas. Fue un día diferente: el día que Chañar Ladeado dijo basta.