Maradona: “Basta”
Carlos Héctor Parodi
DNI. 6.214.514.
Señores directores: Es lícito suponer que las situaciones de estrés, como se llama a sensaciones de “alambradas” y nerviosismo acumulado ante desenlaces —esperados o no— en la diaria, generen exabruptos cuyas expresiones son las “malas palabras” que, malas o no, utilizamos como descarga emocional.
Claro que el lenguaje cotidiano admite las “descargas” cuando su generalidad no agrede a nadie en particular, y si bien algunos usan más que otros ese lenguaje no protocolar, precisamente, el tercero no se siente agredido, aunque el lenguaje de la calle supere al diccionario.
Pero el caso puntual que generó este comentario, que corresponde al ex héroe futbolero, Diego Maradona —y digo ex, porque no creo que este personaje pueda encabezar un delegación argentina— utilizando un egocentrismo inusitado, empleó términos ofensivos no sólo para el periodismo, al que los dirigía, sino para todos los oyentes, que deben escucharlo, quieran o no, porque los medios le dieron el máximo espacio, porque el negocio futbolero es también negocio empresarial.
Pero lo grave del caso es que la dirigencia de la Asociación del Fútbol Argentino, la AFA, en particular por lo menos su presidente Grondona, intentaron justificarlo.
Eso es lo grave. ¿Cómo se podrá justificar una delegación dirigida por Maradona? ¿Cómo se los presentará aun cuando el mundial se juegue en el África, porque el grado cultural de los africanos, seguro, no admite expresiones propias del arrabal ciudadano? ¿Y si dice otro exabrupto? Porque ha demostrado que es capaz de cualquier reacción. ¿Y si les enrostra ser “negros” a los africanos —que lo son de raza, pero no negros de... ?
Por ello, señores directores, me uniría a una campaña para asegurar a los argentinos, que a duras penas nos aseguramos entrar al mundial, que cualquiera sea la delegación, no lo sea con la compañía de Maradona.
Agradecimiento
María Lourdes Povichelli, ciudad
Señores directores: Quiero agradecer y destacar la acción impecable y admirable del suboficial Miguel Floriani de la Subcomisaría Nº 18 de la ciudad de Esperanza, quien me devolvió mi cartera, la que había extraviado de forma accidental en esa ciudad. Él llamó a un familiar mío elegido al azar, de la agenda de mi celular, para avisar y me la entregó con todo lo que tenía adentro, celular nuevo y todo el dinero, hasta la última moneda, sin querer recibir ningún tipo de gratificación a cambio.
¡Qué distinto sería todo si existieran muchos policías como él! Gracias.