Sectores

Plataforma del partido industrial

En la conferencia manufacturera, convocada por Fisfe en Rafaela el pasado jueves, se dio un salto conceptual. La meta pasó de lo sectorial a involucrar a la sociedad en su conjunto.

1.jpg

Basso y Turco. Un mensaje para que el compromiso no sólo sea el de los industriales.

Foto: Gentileza Fisfe y Archivo El Litoral

 

 

Félix Canale

[email protected]

El primer indicio de que la Tercera Conferencia de los industriales santafesinos planteaba algo distinto fue la presencia de unos 1.200 asistentes, una cantidad que duplicó largamente la de las dos ediciones anteriores. El segundo, que la mitad de los presentes no eran industriales. Fue evidente que esta vez no se trató de un cerrado cónclave entre manufactureros.

Entre ese público no sólo estaba la representación oficial de autoridades provinciales y nacionales (los primeros con Hermes Binner, liderando el escuadrón), sino que además se integraron al gentío referentes regionales del sector sindical, del ruralismo, los académicos, profesionales de varias disciplinas y una contundente presencia de estudiantes terciarios.

Un par de párrafos para estos últimos: debieron ocupar la parte de atrás en la sala del cine Belgrano de Rafaela. Las filas delanteras estaban reservadas, como debe ser, para UIA, Fisfe, autoridades oficiales, expositores, empresarios y relacionados, invitados especiales y el sector para la prensa.

Acuciosos, algunos tomaban nota de los discursos. Otros mantenían una atención concentrada sobre las exposiciones. Es el comportamiento que (se supone) corresponde a un profesional en ciernes y potencial dirigente. Hasta que se quebró la compostura cuando, desde atrás, una voz gritó “¡Muy bien, maestro!”, al final del cerrado y extenso aplauso que coronó la millonésima vez que Aldo Ferrer, a lo largo de su vida, argumentó que “hay que crecer desde dentro hacia afuera” y defendió a brazo partido las potencialidades argentinas.

Nadie puede reprochar ese grito. Expresó lo que realmente estaba pensando por lo menos el 98 por ciento de quienes escucharon la encendida oratoria de uno de los primigenios impulsores del desarrollismo.

La región

“El primer elemento fuerte que tuvo la convocatoria a esta Tercera Conferencia es que estuvieran representados varios sectores sociales. El objetivo era poner en valor el rol de la industria en el marco de la sociedad. En los últimos tiempos estaba como devaluada la imagen pública, mientras que a lo largo de nuestra historia la industria ha sido un eslabón clave a la hora de agregar valor en la comunidad, generar oportunidades e incluir gente”.

La opinión es de Diego Turco, presidente de la Comisión de Industria del Centro Comercial e Industrial de Rafaela y la Región. En otro tramo de la charla con El Litoral, argumenta: “A veces, en esta dicotomía con el campo, la industria aparece como una moneda de cambio a la hora de querer ajustar los desajustes de caja, olvidando el valor que tiene como herramienta inclusiva. De allí que el mensaje es que existe un modelo propio, construido por nosotros, que para que pueda proyectarse requiere un compromiso que excede a la propia industria”.

Este concepto de “nosotros” tiene particular fuerza si lo dice un industrial del interior. Juan Carlos Basso, que presidió la Tercera Conferencia, lo resume así: “La construcción de consensos, paso a paso a paso, es una característica de nuestra región. Nadie decidió o planificó que aquí se estableciese un cluster industrial. Fue surgiendo de las iniciativas personales, la voluntad de trabajo y la respuesta de la comunidad ante un proceso que la incluía”.

Las líneas

El primer bloque de la conferencia se denominó Apertura Política. Fue allí donde el propio Basso propuso algunos conceptos novedosos. Por ejemplo, que Fisfe “ya no es de unos pocos”, que hay que establecer una hoja de ruta (ley de industria) y que debe pensarse en términos de “partido industrial”.

La última proposición suena fuertemente corporativa, pero, fuera de micrófono, Basso la matiza diciendo que la propuesta de los manufactureros debe entenderse también como una propuesta social. Esa idea está en línea con la concepción aperturista, mencionada por Turco.

Es este último dirigente quien agrega que “lo que dicen este sector y esta zona es que necesitamos sentar a todos los eslabones de la producción con todos los actores de la política, para tener capacidad de proyección. En parte, este discurso va dirigido al gobierno, porque tiene la responsabilidad de gobernar, pero también hay responsabilidad de la oposición para llevar adelante estas cuestiones”.

Por su lado, cuando se le pregunta a Basso cómo imagina esa ley industrial, dice: “Hoy existe un marco que engloba la actividad, pero es demasiado poderoso quien administra y eso puede provocar desviaciones. Necesitamos referencias que regulen algunos puntos básicos, aprobadas en el Congreso, que sean una línea para los próximos años. En los países normales es así, pero en la Argentina somos pendulares y no se puede vivir de un extremo a otro del péndulo. Brasil pasó por distintas corrientes ideológicas, desde la dictadura hasta nuestros días, pero siempre tuvo coherencia industrial”.

El temor

El poder omnímodo de quienes administran, más el espiral de crispación que recorre la política argentina en los últimos meses, flotó como una nube en toda la conferencia. Nadie lo mencionó explícitamente, excepto tal vez, de manera indirecta y en otro contexto del discurso, cuando Aldo Ferrer dijo que “sin estabilidad y sin reglas de juego no podemos crecer”.

Pero, ante la pregunta puntual en las entrevistas individuales, el tema es inexcusable. “El grado de virulencia que tiene hoy la política en la Argentina hace dudar sobre qué es lo que viene. La contraposición entre diferentes sectores está impidiendo ver lo bueno que tuvo el proceso de los últimos años. De repente, todo parece que fue malo. Asusta que lo que viene sea borrón y cuenta nueva”, reflexiona Turco.

Luego agrega: “Esta duda no sólo se refiere a las decisiones gubernamentales, sino a todos los sectores de la política. Hoy hay algunos indicadores que nos dicen que podemos estar superando la crisis. Lo que no quiere la industria es volver hacia atrás en todo lo que hemos conquistado los argentinos con mucho sacrificio. No podemos dilapidar todo este patrimonio en una discusión política estéril”.

En líneas generales, concuerda Basso: “Necesitamos un ambiente de negocios que sea seguro. En la Argentina sucede que alguien se pone nervioso y cambia las reglas. No se puede trazar un camino de largo plazo si las reglas cambian continuamente. No puede existir un clima de negocios seguro, si cada mañana nos levantamos para leer en el diario qué regla de juego cambió ayer.

“No se trata de reclamar solamente a la actual administración. Hace 30 años que la industria no tiene un horizonte claro, y la responsabilidad es de todos los colores políticos que se sucedieron en tres décadas”, concluye.


Que el dinero no salga de la región

Pese a la desmentida de Amado Boudou, el proyecto de una nueva ley para las entidades financieras sobrevuela la economía de la Argentina. Los medios de Capital Federal reflejan el alerta de la entidades de ese sector. Pero desde la industria la óptica es otra, mucho más si quien habla es un manufacturero del interior del país.

“Hay que volver a rediscutir en la Argentina, como una cuestión básica, que la plata de la región vuelva a la región. Por una parte, un derrame proporcional de los mecanismos coparticipables, y por otro, el rol de los bancos, que dentro de la actual ley tienden mucho más a la concentración que a la distribución, en nuestra zona, del dinero captado en nuestra zona.”, reclama Diego Turco.

Como contrapartida, recuerda lo sucedido entre los años ‘60 y ‘70, “cuando las cajas de crédito permitían que el excedente monetario regional regresara directamente a la industria, sin que el dinero pasara por otras herramientas, como títulos y bonos, presentados como opciones de inversión, pero que en definitiva lo que hacen es especular y llevarse el dinero a otro lado.

“El espíritu industrial, el modelo a defender, debe sustentarse en la economía real, en una sociedad de trabajo y no en una sociedad de mercados financieros. El mundo real obliga a poner en marcha cuestiones inmediatas. No a que, en los primeros atisbos de mejora, las estrellas vuelvan a ser los títulos públicos y los bonos.

“Existe cierta simpatía con la creación de una nueva ley, porque la actual, que es de 1976, rompió los modelos regionales que fueron clave en el desarrollo. Los primeros bocetos de la nueva norma van contra la concentración bancaria y regresan a un esquema donde los recursos regionales quedan en la región”.

2.jpg

Construcción

Según Juan Carlos Basso, lo más importante de la Tercera Conferencia Industrial fue la fuerte impronta regional que tuvo. Y a eso agrega otros detalles: “Lo segundo más importante es la construcción que se hizo, para que exista esa presencia. Hace cinco años era impensable que Esperanza, Sunchales y Rafaela pudiesen trabajar en conjunto y con un objetivo en común. Más impensable era que gente de Santa Fe estuviera de acuerdo en consolidar un eje, desde la capital de la provincia hasta Sunchales. Durante demasiado tiempo cada uno de estos focos productivos fueron excluyentes. Creo que estamos superando esas antinomias”.

/// EL DATO