EN LA ESCUELA MANTOVANI

Salón de máscaras

El viernes pasado, en el Hall de Exposiciones del edificio histórico de la Escuela de Artes Visuales Prof. Juan Mantovani (9 de Julio 1821), quedó inaugurado el Salón de Máscaras.

Salón de máscaras

Cuarenta creadores expone sus máscaras. Foto:GENTILEZA PRODUCCIÓN

La propuesta dio continuidad a los salones realizados años anteriores -de arte objetual, del autorretrato y del vino-, con la participación de 40 expositores, integrantes de la comunidad educativa, quienes presentaron trabajos de los más diversos materiales y formatos, sin barreras conceptuales ni disciplinares, conforme al espíritu que distingue este tipo de propuestas creativas de la Mantovani.

Las máscaras esconden una trampa esencial: la de camuflar y a la vez develar a sus portadores y por supuesto, a sus creadores. Desde su origen etimológico la máscara nos advierte de este doble juego. Del latín “persona” -a través del sonido, o para ser más claros, de la voz emitida por quien la usa-, el término tiene su equivalente en el griego “prósopon” -máscara del actor, personaje- . Así pues máscara, persona y personaje guardan lazos estrechos en nuestra cultura occidental o si se quiere, conforman un trío cuyas caras entrañan vínculos carnales.

DUDA

El uso de las máscaras se remonta a la más lejana antigüedad. Egipcios, griegos y romanos las utilizaban en funciones rituales, sociales y religiosas como así también en representaciones artísticas.

De todo tipo, material y con los más diversos fines -funcionales, ceremoniales, artísticos y recreativos- las máscaras se usan tanto para representar e identificar como para ocultar y disfrazar, para rendir tributo e inmortalizar como para avergonzar o ridiculizar, para torturar y sacrificar como para celebrar y festejar. Como elemento de protección o puramente estético, las máscaras propician por un lado la oportunidad para manifestarnos al tiempo que proveen un aura de misterio.

Las máscaras han sido también tema de reflexión de grandes filósofos: René Descartes que hizo de la duda el método a partir del cual pensar la realidad. Duda que constituye asimismo una cualidad inherente a este particular objeto que proponemos como tema de nuestro próximo salón.

No obstante y desde nuestra particular perspectiva consideramos honesto advertir que en cualquier caso, tarde o temprano, las máscaras nos delatan, sostienen los hacedores de esta propuesta.