Obesidad: una epidemia que nos invade

Dr. Miguel Ángel Bravo

El arrollador avance científico-tecnológico ocurrido durante gran parte del siglo XX ha repercutido sobre los modos de vida de las distintas sociedades que conforman el planeta, modificando notoriamente sus hábitos culturales.

Las consecuencias de estas transformaciones determinaron lo que hoy se denominan “hogares electrónicos”, donde la televisión, la computadora y los videojuegos adquieren un papel preponderante.

En la Argentina hay, en promedio, dos televisores por hogar, y el 38 % de los chicos tiene televisor en su cuarto (45 %, en la clase media y alta). Según la socióloga Mónica La Madrid, “la mayoría de los niños perciben que pueden mirar tele todo el tiempo que quieran, y más de la mitad deciden por sí mismos qué miran. El 28 % asegura que sus padres no ponen límites respecto de los programas que pueden ver. La independencia de los niños con relación a los horarios en que miran tele, la cantidad de horas que lo hacen y la elección de los programas hubiera sido impensable hace dos décadas. Es una independencia de hecho, en muchos casos ni siquiera buscada ni valorada por los niños”.

Los estudios arrojan que los niños dedican más del 60 % de su tiempo de ocio a la televisión. La tecnología que está cambiando la forma de comprender y percibir el mundo entre los niños son las computadoras y los videojuegos. “El 68 % de los chicos argentinos juega a los videojuegos a través de la PC”, dice La Madrid. “Los videojuegos son el medio principal por el cual los niños toman contacto con la tecnología y llegan a dominarla. La facilidad con que entienden los aparatos electrónicos, su captación inmediata de imágenes complejas, su comprensión de los procedimientos sin necesidad de leer las instrucciones y la seguridad con que manejan los equipos los separa de las generaciones previas. Esas habilidades tendrán consecuencias en su adultez”, agrega.

Lógicamente, esta forma de vida trae como consecuencia el sedentarismo (actividad física escasa), debido, entre otras razones, a la mencionada presencia de los medios audiovisuales en los hogares (televisión, computadoras, Internet, etc.), con notable repercusión en niños y adolescentes. Nuestro país tiene el triste privilegio de contar con una sociedad donde el 60% de su población no realiza actividad física.

También es importante destacar el advenimiento de hábitos, tanto sociales como comerciales, vinculados con la industria de los alimentos: “Comer afuera” durante la hora de almuerzo del trabajo, incremento de la venta de golosinas y gaseosas en los colegios, disminución de la comida casera y la creciente moda de los avisos publicitarios dirigidos a los niños trae como consecuencia un nuevo tipo de enfermedad, que está causando severos daños en la población mundial: la obesidad.

En la Argentina actualmente hay un 24,8 % de personas con sobrepeso (gorditos) y un 19,7 % de personas con obesidad (gordos). Esta situación sigue la misma línea de lo que pasa en el mundo, donde el exceso de peso cobra dimensiones epidémicas con alrededor de 1.500 millones de obesos y obesas.

Este exceso de grasa en el organismo humano lleva asociadas enfermedades, que pueden reducir significativamente la esperanza de vida. Entre esas patologías se pueden destacar:

- Diabetes, con posibilidades de alterar el corazón, riñones y el sentido de la vista. Estudios realizados recientemente demuestran que en el año 2030, más de 330 millones de personas en el mundo sufrirán diabetes, con un alto porcentaje de casos asociados al sobrepeso.

- Trastornos óseos y articulares: el sobrepeso que se ve obligado a soportar el esqueleto de estas personas es responsable de los problemas articulares y de columna.

- Hipertensión arterial: las personas que presentan un sobrepeso del 20% o superior desarrollan hipertensión arterial, con una frecuencia 10 veces mayor.

- Enfermedades cardiovasculares: una obesidad presente durante un largo tiempo incrementa el riesgo de enfermar a las arterias del corazón (coronarias), generar fallo cardíaco o infarto de miocardio (lesión en la cual se produce muerte de fibras musculares del corazón), muchas veces mortal.

- Aumento de grasas en la sangre: en estos pacientes los niveles de colesterol y otras grasas tienden a ser elevados, contribuyendo y potenciando de esta manera las alteraciones coronarias e infartos cardiovasculares.

- Cálculos biliares o piedras en la vesícula biliar: predisposición de personas con exceso de grasa a formar cálculos biliares. Más de 1/3 de mujeres de 45 años que presentan un sobrepeso del 100 % tienen piedras en su vesícula biliar.

- Insuficiencia respiratoria y problemas pulmonares: las personas con obesidad masiva tienen tendencia a presentar problemas respiratorios en forma de patologías bronquiales, trastornos respiratorios del sueño y alteraciones pulmonares que pueden evolucionar al fallo cardíaco, causa demasiado frecuente de muerte en estos pacientes.

- Alteraciones de la piel: los pliegues cutáneos, propios de las personas con exceso de grasa, favorecen la colonización por hongos y otros parásitos.

- Problemas psicosociales: la obesidad extrema provoca en general graves trastornos psicológicos y de adaptación al medio. La depresión y la ansiedad se presentan con frecuencia en el paciente obeso, siendo estos trastornos secundarios a la enfermedad.

- Alteraciones circulatorias en miembros inferiores: a mayor obesidad, mayor riesgo de presentar várices, edemas (hinchazón), cambios de la piel y mayor riesgo de padecer enfermedad tromboembólica (formación de coágulos y desplazamiento de los mismos hacia pulmones preferentemente), muchas veces mortal.

- Cáncer: el riesgo de padecer cáncer de útero, de mama, vesícula y vías biliares aumenta en las mujeres obesas. En el varón la obesidad se asocia especialmente a cáncer de intestino y próstata.

Es importante que la sociedad argentina conozca las implicancias de este flagelo, a través de campañas públicas. Además, es imprescindible por parte de las autoridades sanitarias, fomentar el desarrollo de métodos preventivos, basados en una dieta equilibrada y el desarrollo de actividad física, con la finalidad de mejorar la calidad y la expectativa de vida.