“Los tiempos de la vida”

La vida es un viaje lleno de sorpresas

La vida es un viaje lleno de sorpresas

Abuela y nieto, en una escena de la película de la directora turca Yesim Ustaoglu. Foto: Télam


Laura Osti

“Siempre se cuenta la misma historia. El viaje como transformación es el único relato posible. Por el camino se aprende. Y sólo hay una cosa que vale la pena aprender: el sentido de la muerte”. Así se expresó la directora turca Yesim Ustaoglu, al presentar su película en San Sebastián, donde ganó la Concha de Oro en 2008, y que ella tituló “Pandora’nin kutusu” (La Caja de Pandora) y que en la Argentina se dio en llamar “Los tiempos de la vida”.

En esa frase concisa y precisa se resume todo el sentido de su cuarto largometraje, que cuenta la historia de una anciana que vive en un pueblo rural en la montaña, en Turquía, mientras que sus tres hijos cuarentones están radicados en Estambul. Un buen día, la mujer se pierde y los hijos, dos mujeres y un varón, emprenden el viaje por caminos sinuosos y bajo una torrencial lluvia, en su busca.

La hija mayor es la que encabeza la expedición familiar, aunque ella misma esté sumergida en sus propios conflictos, con su esposo y con su hijo adolescente, que tienen a maltraer la vida hogareña. La menor de las mujeres es una solitaria, independiente, intelectual, parece tomarse las cosas con mayor calma. Y el hermano, es un joven bohemio, sin trabajo, desaliñado, que vive en un departamento ruinoso dedicado solamente a sus vicios (alcohol, cigarrillos, porros).

Durante el viaje, que se hará largo, por caminos de montaña, con algunos contratiempos, van surgiendo las desinteligencias propias que existen en toda familia desmembrada, que de pronto se reúne ante una contingencia de fuerza mayor. Reproches, discusiones, tensiones.

Finalmente, encuentran a la madre y como su estado de salud deja muchas dudas, deciden llevarla a Estambul con ellos.

Primero irá a la casa de la hija mayor, luego la menor intentará hacerse cargo de ella y finalmente recalará en la casa del hijo, donde está refugiado también su sobrino. Todo un entramado de afectos cruzados y de necesidades entremezcladas. La anciana ha comenzado a tener síntomas de una incipiente demencia senil y su presencia en la ciudad, donde, como es de suponer, no se encuentra cómoda, hará de disparador de los propios conflictos de cada uno de sus hijos, quienes en lugar de unirse ante la adversidad, aumentarán sus rencillas. Hasta que finalmente, por esas paradojas de la vida, quien se terminará haciendo cargo de la abuela será su nieto, el otro paria de la historia. Entre los dos surgirá una especie de complicidad, de entendimiento mutuo, sin necesidad de muchas palabras. Los demás están muy ocupados en sus propios asuntos.

Sensibilidad poética

Ese es el resumen de la anécdota, pero lo interesante de la propuesta de Ustaoglu es el modo en que la narra, de una manera despojada y clásica, pero con una profunda sensibilidad poética, que compone las imágenes, las secuencias, con un sentido estético que va más allá, que sugiere y conmueve, apelando también a una banda sonora que por momentos resume todo el clima de la película con sus notas cargadas de melancolía.

“Los tiempos de la vida” es una pequeña joya para el alma en la que se destaca la actuación de la actriz francesa Tsilla Chelton, que con sus reales 90 años da vida a la protagonista del filme de una manera entrañable y completamente creíble, extraordinaria. Y finalmente, hay que destacar el plano secuencia final, en el que la cámara se mueve de abajo hacia arriba, enfocando los bosques que rodean la casa de la anciana, que parecen infinitos, interminables, como si allí estuvieran escondidos todos los secretos de la vida y de la muerte.

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EXCELENTE

“Los tiempos de la vida”

“Pandora’s Box”, Turquía, Francia, Alemania y Bélgica/2008. Dirección: Yesim Ustaoglu. Con Onur Ünsal, Derya Alabora, Tsilla Chelton, Ovúl Avkiran y otros. Guión: Selma Kaygusuz y Yesim Ustaoglu. Fotografía: Jaques Besse. Música: Jean-Pierre Mas. Presentada por Primer Plano Film Group. Hablada en turco. Duración: 112 minutos. Calificación: sólo apta para mayores de 13 años, con reservas. Se exhibe en el América.