Escapada al fin del mundo
Escapada al fin del mundo
Un viaje que salió de la nada. Surgió un día mirando Google Earth y volando con las ganas que uno siempre tiene de viajar. Por suerte, todo lo que le comenté a Mónica sobre mi visita anterior y lo maravilloso del lugar, hizo que podamos disfrutar juntos y hacer nuestro deseo realidad.

Por
Ulises Luna
Mariano Rodríguez, responsable del área de escalada deportiva en Ushuaia, me invitó a participar de la 2º fecha de un torneo de “boulder”, una modalidad de escalada deportiva sobre muro artificial que, al realizarse a baja altura, no requiere equipos de seguridad.
Así surgió el viaje: con los aéreos en mano ya podíamos decir que nuestro próximo viaje era un hecho.
El torneo era la excusa perfecta para viajar. Para aprovechar el viaje, hicimos un itinerario de las posibilidades de trekking que teníamos, el que fue cargado en el GPS para no perder tiempo preguntando y buscando en el lugar qué era lo que podíamos hacer.
Así fue que en la tarde del 18 de septiembre estábamos en la ciudad más austral del mundo.
Al llegar lo primero que hicimos fue dirigirnos directamente a la palestra que tienen en el polideportivo municipal y disfrutar de un emotivo reencuentro con amigos. Esa misma tarde nos dedicamos a recorrer la ciudad y sacar fotos.
En la mitad del paseo comenzó a nevar. Fue increíble ver a los chicos jugar en los parques, a orillas del mar, en remera y short como si nada ocurriera, mientras nosotros íbamos con todas las pilchas técnicas encima.
Por la noche todos los competidores fuimos alojados en excelentes cabañas municipales en el medio de un bosque de ensueños, donde descansamos pensando en la competencia.
A lo que vinimos
Fueron 62 escaladores los que compitieron en 2 fases; en la etapa de clasificación, cada categoría tuvo un tiempo de 2 horas para realizar un total de 28 bloques en modalidad “flash”, donde todos compiten al mismo tiempo. Los 5 mejores participaron de la final que fue “a vista”, donde cada finalista compite de a uno, y el resto lo puede ver.
El público se mantuvo constante toda la jornada, el aliento se sintió en cada movimiento de la final. No importaba la procedencia, lo esencial era darle a cada uno todo el apoyo. Finalmente obtuve el primer puesto, algo muy lindo que me dejará un grato recuerdo.
Hora del trekking
La planificación del itinerario fue en vano ya que una de las zonas elegidas del parque nacional estaba restringida, por lo que el acceso no fue posible. De todas maneras llegamos hasta el ingreso y allí, después de registrarnos, nos calzamos por primera vez las pesadas mochilas y recorrimos los 8 kilómetros que nos separan del sector de carpas, trayecto que caminamos sobre hielo y nevando.
Menos mal que encontramos la casa de una guarda parques. Si seguíamos las instrucciones de los gendarmes, hubiéramos hecho varios kilómetros de más para llegar al lugar de acampe; nuestro “amiga” nos reconoció de la competencia y nos hizo tomar por el camino correcto, así que agradecidos por ahorrarnos el esfuerzo de cargar las mochilas - la más pesada tenía 28 kilos-, mas aún después de caminar 10 kilómetros.
El lugar donde acampamos era maravilloso, estábamos solos en esa inmensidad. No había ninguna persona acampando, por lo que nos parecía ser los dueños del lugar.
Con el mapa del parque hicimos el primer trekking. Sabiendo que volveríamos de noche, llevamos linternas y abrigo, y emprendimos el camino hacia el hito internacional número XXIV, punto geodésico que divide nuestro país con chile.
El sendero se encuentra bien demarcado en un bosque maravilloso de lengas y ñires que se levanta bordeando el lago Roca, el que por ser de agua dulce nos permitió reabastecernos cuantas veces era necesario; cuando teníamos sed solo nos agachábamos como los animales y tomábamos agua tan pura, rica y fresca, que era una delicia.
Al inicio del trekking pasamos por el Cerro Guanaco, pero los guarda parques lo cerraron por la gran cantidad de nieve en polvo que tenía, sin permitirnos ascenderlo. Nos quedamos con las ganas, pero está bien que así sea, para evitar los accidentes de personas imprudentes que se aventuran sin medir las consecuencias que ello puede traer.
Y así fue que después de 2 horas y media llegamos a nuestro destino, donde tomamos unas cuantas fotos y nos sentamos a descansar, quedándonos dormidos unos minutos antes de emprender el regreso ya de noche. En total, en nuestro primer día caminamos unos 20 kilómetros entre senderos y con paisajes increíbles.
Primavera sin mosquitos
Era el día de la primavera y el objetivo era caminar y llegar hasta bahía Lapataia, donde se encuentra el fin de la Ruta 3, que tiene ese tradicional cartel, uno de los más fotografiados.
Este trekking no dejó en su paso sendero sin recorrer, árboles y animales sin fotografiar, y montañas sin admirar, por lo que sin ningún apuro pudimos observar lo que muy pocos pueden ver con una excursión contratada: nada más ni nada menos que toda la bahía desde lo alto con una vista increíble sobre un mirador enclavado en un lugar perfecto (digo esto porque lamentablemente vimos que a los turistas los llevan “de los pelos” hasta el cartelito de referencia, los dejan 20 minutos haciendo cola para sacarse la foto, los meten a todos en el micro y chau excursión, se perdieron todo). Hay muchos senderos, castoreras, liebres patagónicas, gansos silvestres, y ni hablar del pájaro carpintero real o del cerro Cóndor al que no nos cansamos de fotografiar, ya que por el clima tan cambiante una nube o la luz del sol le dan un toque diferente a cada momento.
Una vez llegados a la bahía, esperamos que se vayan todos los micros y al medio día estábamos solos otra vez, disfrutando al máximo nuestro día de la primavera con una picadita de bondiolas y queso en ese entorno único, asombrados mirando el archipiélago que teníamos por delante, sabiendo que en ese lugar se termina el continente americano y que solo 1000 kilómetros más allá queda el polo sur. Imposible comparar ese momento con el que seguramente pasaban nuestros amigos, festejando la primavera llenos de mosquitos, con los ruidos de los autos y la música al palo en la costanera santafesina.
Emoción y mil imágenes
Había estado precisamente en ese lugar en el inicio de mi travesía solidaria a la que bauticé “Como un león por los chicos”, que tuvo como finalidad juntar pañales para ser donados al hospital de niños y casa cuna.
Recuerdo que me preguntaba en ese momento ¿Qué será de todo esto, qué cosas me pasarán en todo mi viaje, lo podré hacer? Y pensé en alguna vez regresar con todas esas respuestas. Y acá estoy, esta vez acompañado con mi novia para compartir de alguna manera estas lágrimas de felicidad y con todas esas preguntas ya resueltas, con miles de imágenes de todo el viaje que físicamente fue muy duro, y sin palabras que lo puedan explicar, pero muy feliz porque todo se cumplió superando ampliamente mis expectativas.
Nuestro último día
Son las 4 de la mañana y hay que desarmar campamento, desayunar y volver caminando hasta la entrada al parque. Bien de noche empezamos a desandar esos 8 kilómetros que nos separan hasta la entrada del parque. Al llegar, todavía de noche y esperando que las oficinas del parque abrieran, derretimos nieve y nos tomamos unos ricos mates.
Enseguida un gendarme nos abrió y nos quedamos charlando hasta que llegó la gente del parque. Nos volvimos a la ciudad en la camioneta que lleva a los empleados. Lo primero que hicimos fue subirnos a un catamarán que nos llevara a conocer el faro del fin del mundo, unas islas donde habitaban las tribus de los Yámanas y loberías. Terminó siendo una magnífica excursión que no se pueden perder.
Al regreso en la ciudad, y ya en casa de nuestro amigo Mariano, almorzamos y salimos en su auto a conocer zonas de escalada. Caminando sobre un lago congelado, nos mostraba en detalle las vías que él mismo está abriendo en varios sectores, por ser quien lleva adelante la escalada en Ushuaia. Desde allí, mientras nos contaba de la primera ascensión invernal, observamos el cerro Olivia, imponente con sus agujas desde cualquier parte de la ciudad. Así pasamos la tarde guiados por el pionero del lugar.
Pensando en el regreso
Ushuaia te atrapa. Como dicen sus habitantes… “yo vine de vacaciones y no me fui nunca más” es algo que nos decían todos a quienes les preguntábamos.
Es por esa magia y porque ahí las posibilidades de hacer nuestro deporte es casi infinita, con muchas agujas vírgenes por escalar, por todo eso y por los amigos que tenemos que nos hicieron sentir como en casa, seguramente el año que viene volveremos con ganas de más, aunque nuestras piernas se vayan sin fuerzas pero nuestros corazones llenos de nuevas aventuras vividas….

Alegría. Ulises pudo cumplir el sueño de volver a Ushuaia.
Foto: Ulises Luna.

En lo más alto del podio. La alegría de Ulises por su triunfo en escalada.
Foto: Ulises Luna.


Simbólico: el cartel de la R3 en Bahia Lapataia.
Foto: Ulises Luna.

EL DATO
ESCALADA EN LOS COLEGIOS
Mariano Rodríguez es profesor nacional de educación física y lleva adelante una tarea sin igual en nuestro país, ya que en cuatro colegios de la provincia de Tierra del Fuego, la escalada deportiva es un deporte más, aprobado por el ministerio de educación. Fuimos a visitar esos colegios y fue realmente motivante ver a los chicos en los recreos con sus guardapolvitos blancos escalando muros.