Represión ilegal
“El juez decía que había que apretar”
Luis Rodolfo De Aguirre, secretario del Juzgado Federal durante la última dictadura y cesanteado en ese período, recordó al extinto juez Mántaras como “un personaje nefasto, un nazi”.
De la Redacción de El Litoral
A menos de una semana de concluir con las testimoniales en el juicio por delitos de lesa humanidad cometidos en Santa Fe, dos ex funcionarios de la Justicia Federal relataron ante el Tribunal Oral Federal cuáles eran sus tareas, y aprovecharon la ocasión para desligarse de sospechas.
La audiencia del martes, que comenzó con las declaraciones de un ex empleado de la morgue del Hospital Piloto y del ex policía Avelino Cantelli, se reanudó en horas del mediodía con la llegada al recinto del abogado penalista Luis Rodolfo De Aguirre, conocido en el ambiente tribunalicio como el “Cholo”.
De Aguirre, de 65 años, fue citado como testigo por su paso como secretario del Juzgado Federal entre 1974 y 1977. Ingresó a la Justicia como auxiliar en 1964, hasta que fue cesanteado por el juez Fernando Mántaras.
Acerca de su ingrata salida del Poder Judicial, De Aguirre dijo que le hicieron “una cama”. “Estuve 40 días de licencia y ahí Mántaras me mató, me hizo un sumario”, declaró el profesional.
En cuanto a las circunstancias en que ocurrió, explicó que había guardado armas de un secuestro en una caja fuerte y como estuvo enfermo no las pudo enviar en tiempo y forma al organismo que las requería. “Abrieron la caja fuerte, encontraron las armas, me armaron un sumario, y así me echaron”, resumió, aunque el sumario nunca se instruyó.
“Un militar frustrado”
A propósito, el fiscal Martín Suárez Faisal consultó al testigo si era posible que lo hayan echado “por no apretar” a determinadas personas que pasaban por su escritorio, a lo que respondió afirmativamente.
“Dije que discrepaba de la forma del apriete”, ratificó. También acusó a Mántaras de ser un “un personaje nefasto, un nazi”, lo descalificó.
Luego, ante una pregunta del abogado de la querella Guillermo Munné, el “Cholo” De Aguirre se diferenció de Mántaras diciendo que “él era pro-milico yo no, él decía que había que pensar con la cabeza no con el corazón, el juez decía que había que apretar”. Era “de extrema derecha, un militar frustrado”, cerró.
De sus compañeros de trabajo nombró a Víctor Montti, que ocupaba el mismo cargo que él como secretario y a Víctor Hermes Brusa, que en aquel entonces era oficial auxiliar. Respecto de este último describió como “normal” su accionar en la faz laboral.
Estricto de alma
Ciriaco Núñez, un hombre de 82 años que se desempeñó como sumariante del Juzgado Federal entre 1976 y 1978, brindó su testimonio una vez finalizada la exposición de De Aguirre.
Dijo ser empleado de la Secretaría Electoral y que “oficiaba lo que se proveía del juez” Mántaras. Destacó el especial celo que ponía el titular del juzgado en “el control” que “era cercano”. Contó que les exigía mucho, al punto que algunas veces trabajaban hasta las 10 de la noche.
El “Toto” Núñez, amigo del juez anterior -de apellido Cano-, se diferenció de Brusa cuando le preguntaron cuáles eran las diferencias con él: “A mí me gusta la estrictez de alma, yo no tengo nada que ver con Brusa; para mí había que cumplir”. También encasilló a su compañero como “muy mundano”.
Por su relación de subordinación, se reconoce como “un simple sumariante”, pero que se tuvo que ir de la ciudad en 1978 porque lo amenazaban por teléfono y le decían “mugre te vamos a reventar”. Núñez fue reconocido por un grupo de adolescentes que militaban en la Juventud Peronista y que estuvieron encerrados en la Guardia de Infantería Reforzada, donde les hicieron firmar sus declaraciones.




